Capítulo 2:
Cuando llegue a la escuela, estaba completamente malhumorada. En primero, odiaba el vestido que tía Susan me hiso ponerme, y en segundo, mi manito quedó roja, ya que me quemé con la taza de té que ella me sirvió.
Así fue como me presenté a mis compañeros de la peor manera posible. Simplemente dije mi nombre y senté en una mesa apartada, donde no había niños sentados. Mi cara era la viva imagen del pitufo gruñón. Desde mi aislado asiento, podía oír los murmullos de los otros niños. Para tener siete años, eran demasiado chismosos.
Llegó la hora del almuerzo. En toda la clase había querido pintar, pasar a dibujar al pizarrón o dirigirle la palabra a la maestra. Odiaba mi vestido y mi manito estaba quemada, así que nadie tenía que hablarme o le daría una mordida en la cabeza. Juntaron la mesa de las niñas con la de los niños y se reunieron todos a comer. Claro que ni siquiera se habían volteado a mirarme o preguntarme si quería comer con ellos. Quiero decir, si ellos no se acercan, yo no tengo por qué hacerlo.
-Hola – dijo un niño de ojos verdes, acercándose a mi mesa. En sus manos traía una pequeña vianda. Junto a él se acercó un azabache, se veía serio, incluso más que yo -. Me llamo Makoto Tachibana, es un placer. Mi amigo es Haruka Nanase.
-Makoto y Haruka son nombres de niñas. – dije de mala manera.
-¿Eh? – pareció avergonzarse por un momento -. B-bueno, pero nosotros somos niños.
-Solo vete y no me molestes. – giré mi silla, quedando con mi vista en la pared.
Haruka estaba por irse a otro asiento, pero Makoto lo detuvo y susurró algo a su oído, luego, Haruka se marchó. Makoto tomó una silla y se sentó a mi lado. Volteé a verlo fulminante, pero el solo sonrió. Me irritaba bastante. No soportaba a las personas pesadas, así como él. Resignada, saqué la vianda que tía Susan había preparado la noche anterior. Como hice mi mochila sin protestar, me cocinó pan de arroz.
-¡Que rico! – Makoto asomó su cabeza hacia mi vianda -. ¿Puedo probar?
Sin recibir respuesta, tomó un pedazo de pan de arroz y se lo llevó a la boca. Parecía estar disfrutando el comerse MI almuerzo, el cual me costó conseguir. No iba a perder el tiempo con chillarle a la maestra que tomó mi pan, eso era de niños inmaduros y mediocres. Alcé mi mano y le di un golpe en la cara, tirándolo de la silla. Los niños y niñas me miraron de mala manera. Pude sentir los tenebrosos pasos de la maestra acercarse.
"Estas en problemas, ___"
Recibí un gran castigo, lo que implicaba limpiar las mesas en el momento de recreo. No me importaba. Después de todo, el recreo nunca fue mi momento favorito del día.
Regresé al salón, la maestra se fue por un momento a dejar unos papeles en la oficina de la directora. La mayoría de los niños había salido al patio. Al entrar, la luz estaba apagada. Cuando ingresé completamente, la puerta se cerró detrás de mí y varios niños salieron de sus "escondites".
-¿Cómo te atreviste a pegarle a Makoto? – preguntó enfadado uno de los niños.
-Él es el niño más bueno del salón – esta vez habló una niña pelirroja – y podría haber sido mi novio, si no le hubieras deformado la cara.
Luego de un par de insultos, burlas y regaños, dos niños me tomaron de los brazos, inmovilizándome, mientras los otros me golpeaban. Cuando el recreo acabó, yo ya no estaba en el salón. Corrí a un rincón del patio, oculto de donde los demás se encontraban. Me eché a llorar, ocultando mi rostro en mis rodillas.
"Ahora sufrirás todo lo que yo he sufrido".
...
De tanto llorar, me quedé dormida, con la espalda apoyada en la pared y acurrucada entre mis piernas. El rincón donde me fui a esconder estaba justo junto a la salida y, al parecer, todos se estaban marchando. No me importaba que me vieran, ya no importaba.
Makoto estaba saliendo, cuando se detuvo al verme. Quise correr, pero me fue imposible, ya que estaba caminando hacia mí. Tenía un algodón en su nariz.
"Se lo merecía"
Aunque en el fondo me sentía culpable, me llenaba de rabia ver al niño por el cual me golpearon más de cinco personas a la vez. Makoto ya no tenía su sonrisa, estaba un poco deprimido. Se acercó a mí y abrió sorprendido los ojos al verme. Me eché una mirada y comprendí. Estaba despeinada, con el vestido que tía Susan compró sucio, mis ojos estaban hinchados de tanto llorar y tenía raspones y golpes en gran parte de mi cuerpo.
-¿Qué te ha pasado, ___? – preguntó con preocupación.
No dije nada. Me di la vuelta y fue al salón. Tomaría mis cosas y me iría. Tía Susan estaba afuera esperando a que yo saliera. Antes que nada, fui al baño y lavé mi cara, para que no se notaran tanto los raspones. Si preguntaba, le mentiría que estaba jugando o que me caí. Makoto se había ido, para mi suerte.
***
Esa noche no pude dormir. Tenía miedo de lo que pudiese pasar al día siguiente y al siguiente a ese. Daba vueltas en mi cama, tratando de conciliar el sueño, pero no podía. Cada vez que cerraba los ojos, la imagen de Makoto lastimado aparecía en mi mente o los niños reunidos alrededor de mí, preparándose para golpearme.
"Me las pagarás, Makoto Tachibana"
Ahora sí, pude dormir. No tranquilamente, pero algo dormí. Fui al armario y saque lo primero que había. Mi mochila estaba colgada de un pequeño perchero en un extremo del cuarto. Desde la ventana se oían los ladridos de Larry, el labrador de la amiga de tía Susan, esperando a que saliera y así poder ir a otra "aventura" en el patio.
-Será otro día, amigo. – dije acariciando su cabeza desde la ventana.
Escuché el llamado de tía Susan, así que tomé mi mochila y fui rumbo a la cocina. En mi interior había un mal presentimiento, el cual comenzó al oír el tono en que tía Susan me llamó a desayunar. Normalmente, su voz es suave, pero ahora sonaba como enfadada.
"Por favor, que no sea lo que estoy pensando"
-Han llamado de la escuela anoche. – dijo cruzada de brazos.
"Tsk. Mierda"
-¿Cómo es eso de que golpeaste a un niño y le rompiste la nariz? – preguntó exaltada.
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Desde la primera vez| Makoto Tachibana y tú ©
Fanfiction___ no era una niña muy sociable. Sin embargo, disfrutaba de la compañía del único niño en su clase que le ofreció su amistad. Makoto era su nombre y era un niño muy tímido y cerrado, pero a la vez inteligente. Cierto día, la amistad entre ___ y Ma...