Capítulo 9

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Capítulo 9:

Nos despedimos de Hayato y Arya, luego, Kisumi se ofreció a acompañarme a la escuela. Quedaba bastante lejos, así que teníamos tiempo para aclarar un par de dudas que tenía.

-¿Qué haces aquí, Kisumi? – pregunté.

-¿Yo? Pues mis padres están divorciados, así que a Hayato y a mí nos tocó venir a vivir con nuestro padre. Aunque tenemos planeado regresar a Japón con nuestra madre dentro de dos días – respondió él -. ¿Y qué hay de ti?

-Mi tía y David se divorciaron, y ahora me hago cargo de Arya. – dije simplificando.

-Vaya, sí que tenías razón – rio Kisumi -. ¿Y qué ha pasado con Makoto?

-¿M-makoto? – Acomodé un mechón de mi pelo detrás de mí oreja, mientras continuaba caminando a la par de Kisumi -. Oye, ¿Quieres ir a comprar sandías? Conozco un lugar aquí cerca donde te las venden frescas.

-___ - me interrumpió Kisumi - ¿Acaso ya no quieres hablar del tema? ¿Ya no extrañas a tus amigos?

-No tengo ganas de ir a la escuela... Si me acompañas a comprar sandía te responderé. – ofrecí cruzándome de brazos.

Kisumi lo pensó por un largo rato, hasta que finalmente aceptó, pero con la condición de que respondería a todas las preguntas que me hiciera. La señora Naoko era amiga de tía Susan, quien trabajaba en una plantación de sandías.

-Buenos días, señora Naoko. – saludé un tanto agitada, ya que Kisumi y yo decidimos jugar una carrera.

-Claro, ___. Enseguida te traeré una. – dijo Naoko entrando en su pequeña choza.

Kisumi llegó cuando Naoko se había ido. Al pobre no se le venían muy bien los ejercicios, a pesar de vivir jugando al basquetbol. La señora Naoko salió con un enorme pedazo de sandía en sus manos.

-Aquí tienes, ___ - dijo entregándomelo, luego vio a Kisumi -. ¿Quieres que también te traiga uno para tu novio?

-No, gracias, comparti.... ¡¿Novio?! – grité espantada -. Señora Naoko, Kisumi es solo un amigo.

-Eso dicen siempre. – murmuró Naoko, yéndose a ayudar a su esposo en la plantación.

Llevé a Kisumi a una pequeña plaza abandonada que había en la ciudad, la cual quedaba bastante lejos. Me senté en un banco y Kisumi imitó mi acción. Con mis manos traté de cortar la sandía, pero me resulto imposible.

-Déjame hacerlo. – Kisumi tomó la sandía entre sus manos y en un simple movimiento la partió en dos.

Lo miré estupefacta, mientras él sonreía con orgullo. Resoplé fastidiada y tomé mi pedazo, para comenzar a comer.

-¿Vaf a conteftaf la pfegunta? – preguntó con la boca llena de sandía.

-Primero traga y después habla. – me burlé.

Kisumi terminó de comer, se limpió delicadamente la boca y luego se giró a verme.

-Que si vas a responder mi pregunta. – se explicó.

-La verdad es que sí, extraño a Makoto, a Haru, a Rin... - pasé mi dedo índice por encima de la cáscara de la sandía, mientras mi mirada se encontraba baja -. Nada ha sido lo mismo desde que me fui. Comenzar una nueva vida no es fácil, mucho menos si no tienes a nadie que esté a tu lado.

-Te comprendo – dijo Kisumi apoyando una mano en mi hombro -. Yo pensaba lo mismo cuando me mudé de aquí a Japón con mi madre, fue difícil, pero luego logré hacer muchos amigos.

-No es lo mismo – interrumpí en un tono frío -. Yo no vine aquí porque quería, vine para el estúpido juicio, el cual acabará quedando cerrado, sin siquiera saber quién fue el causante de la pérdida de mi familia.

-¡Oye, ya deja de pensar en eso! – Kisumi elevó su tono de voz, volteé a mirarlo, se veía enfadado -. Ese es tu problema, vives en el pasado. ¿Acaso no puedes olvidarte y continuar con tu vida?

-¿Qué esperas que haga? – Grité levantándome bruscamente del banco - ¿Qué finja que nada pasó, que no vi cuando mataron a mi hermano frente a mis ojos y que siga de lo más normal? ¡Fui una idiota al creer que me comprenderías, Kisumi!

-¡Y yo que pensé que sería capaz de hacerte regresar! – Él apretaba fuertemente sus puños, mientras me miraba con ira -. ¡No tienes idea de lo que Makoto ha sufrido por culpa tuya y todo por ser una cobarde y no atreverte a decirle la verdad!

-¿Mi culpa? ¡Para tu información, en un principio yo no quería venir a este estúpido lugar!

-¿Y por qué no te quedaste allá? ¿No hubiera sido más sencillo que haber hecho todo ese escándalo? – me quedé en silencio, tenía razón, si yo no hubiera querido, podría haberme quedado con Makoto.

-Lo hice por mis padres... - murmuré apartando la vista. Lo escuché resoplar enfadado, así que giré nuevamente y fruncí el ceño -. ¿Sabes qué? Nunca debí haber venido aquí en un principio. Gracias a ti perdí las clases y ya es hora de ir por Arya, así que adiós.

-Arya vendrá a casa, Hayato la ha invitado a jugar. ¿Qué no te lo dijo tu tía? – dijo un poco más calmado, pero eso no significara que yo también lo estuviera.

-¡Pues entonces que se vaya contigo! – tomé bruscamente mi bolso, el cual estaba junto al banco, y me marché.

...

-Ya llegué. – dije de mala manera, cerrando la puerta de un portazo.

No recibí respuesta, así que decidí ir al comedor para cocinar algo. Al entrar, mis ojos se abrieron con miedo. Platos, cubiertos, vasos y hasta comida estaban tirados en el suelo, la mesa estaba tirada, al igual que las sillas. El piso estaba lleno de pisadas con barro, así como las paredes tenían manchas de manos. La cortina de la ventana de la cocina había sido arrancada. Corrí a la sala, donde todo estaba tirado. La televisión tenía la pantalla completamente destruida. Los adornos que tía Susan tenía en un estante quedaron hechos trizas.

>> ¿Creíste que no te encontraría?<<

-___. – escuché gritar a tía Susan.

Corrí al cuarto. El pasillo estaba manchado con un espeso líquido color carmesí, mientras que las pisadas de barro llevaban directo al cuarto de la tía. Abrí la puerta bruscamente, encontrándome con tía Susan en el piso. Tenía una grave herida en el estómago, como si lo hubieran atravesado con algo.

-Tía, tía – llamé con lágrimas en mis ojos -. ¿Qué ha pasado?

-Deben irse, ___ - dijo débilmente, mientras acariciaba mi pelo -. L-las voces...


Desde la primera vez| Makoto Tachibana y tú ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora