Capítulo 4:
*6 años después... (6° grado, Escuela Media Iwatobi)
"¡Campamento!".
El grito se oyó hasta el otro extremo de la escuela. El profesor tapó sus oídos en un intento de salvar sus tímpanos. En efecto, nosotros, alumnos del sexto grado, seríamos llevados a un campamento en una isla, como compensación del viaje de egresados cancelado.
-¿No estas feliz, ___? – preguntó Makoto, con una de sus típicas sonrisas.
-Por supuesto. – respondí de una forma desganada.
-¿Qué pasa? – Makoto frunció levemente el ceño -. No comiences con tus caras largas.
-Lo siento, lo siento. – dejé que una risa se me escapara y Makoto volvió a su humor habitual.
El profesor que iría con nosotros al campamento nos entregó a cada uno unas planillas para que nuestros padres (o tutores, en mi caso) firmasen y así poder asistir al viaje sin inconvenientes. Sería al día siguiente.
A la salida, me despedí de Makoto y Haru, y tomé rumbo a mi casa. Tía Susan estaba llegando un tanto tarde esos días. La verdad que no tenía idea de lo que sucedía o al menos así era, hasta que ingresé en la sala. Allí se encontraba ella, tan radiante y sonriente como siempre. Pero todo día de sol tiene sus nubes... Justo ahí, sentado junto a tía Susan, estaba... un tipo. A mis ojos era un tipo desconocido, pero el término "desconocido" dejó de pertenecerle en cuanto tía Susan lo presentó.
-___, querida, él es David, mi prometido. – presentó de la manera más simple y corta posible.
Mis ojos se abrieron casi tan grandes como la piscina del club al que Makoto asistía, inclusive más.
"¿Prometido? Por favor, que esto sea un sueño".
Pellizqué mi brazo unas cuantas (más bien muchas) veces, repetidamente, ganándome miradas de confusión por parte del tipo... perdón, David, y tía Susan. Agité mi cabeza varias veces, tratando de volver a la realidad. Parpadeé un par de veces, hasta recuperar la poca cordura que me quedaba.
-Hola, David. – dije agitando mi mano y yendo hacia mi cuarto.
Cuando estuve dentro, cerré la puerta con llave y dejé que "el lado salvaje de ___" saliera. Desordené frenéticamente mi cama, arrojé los libros de la repisa, tiré el enorme armario sobre mi... ok, eso no, pero hice muchas cosas más.
-¿Cómo es posible que nunca me lo hayas dicho? ¡Maldita, mereces lo peor! – gritaba jalando mi cabello.
Debo admitir que el hecho de que tía Susan haya estado saliendo con alguien a mis espaldas (ni que fuera su pareja, pero entienden a qué me refiero) y nunca fuera capaz de haberlo comentado. Me sentía ignorada, dejada de lado, todo por culpa de él, de ese tal David.
-¿___? – escuché decir a tía Susan, luego de dar un par de golpecitos en la puerta -. ¿Todo está bien?
-Claro que sí... - dije, para luego bajar mi tono de voz a un murmullo – Zorra.
...
Luego de tanto gritar y golpear cosas, me quedé dormida. Desperté cuando el cielo había obscurecido, eso significaba que me había dormido todo el día. Salí lentamente hacia el pasillo. David no estaba y tía Susan tomaba un baño. Volví corriendo al cuarto y comencé a guardar ropa en una valija y libros en mi mochila.
"Me voy con Makoto... Me voy con Makoto... Me voy con Kotoma".
No me tomé el tiempo de apagar la luz, cerrar la puerta o dejar una nota. ¿Qué más daba? Ella podía quedarse con su David, yo me iría a casa de mi amigo.
...
Faltaban unas cuadras para llegar a casa de Makoto, cuando noto que está totalmente obscuro. Las farolas de la calle comenzaban a encenderse y la gente empezaba a regresar a sus casas, lo que hacía que la calle se fuera vaciando poco a poco. Tenía miedo de estar sola en una calle obscura, cualquier cosa podría pasarme.
-¿Estas perdida, pequeña? – preguntó un tipo, quien estaba a centímetros de mí. Desde donde me encontraba parada se podía oler el asqueroso olor a alcohol que emanaba de su boca, más lo sucio que estaba el tipo. Al ver que no respondía nada, sonrió maliciosamente –. Al parecer estoy en lo cierto. ¿Por qué no vienes conmigo? Puedo llevarte a tu casa si quieres
Estaba por aceptar, cuando mi subconsciente me dio una bofetada mental que me dolió hasta a mí misma.
>> ¿Qué demonios haces? Esto es lo típico en las películas de terror. Si aceptas, date por muerta<<.
Di las gracias a mi conciencia, estaría perdida sin ella. Retrocedí unos pasos hacia atrás, lo que me daba ventaja de salir corriendo de vuelta a casa. Cuando me di la vuelta, el sujeto me tomó del brazo y me arrojó al piso. Por suma inercia, comencé a gritar.
-¡Ayuda! ¡Ayúdenme, por favor! – grite dándole patadas al tipo, para que dejara de intentar atar mis piernas.
-¿Qué demonios está haciendo?
El tipo miro espantado hacia atrás y salió corriendo. Suspiré aliviada al ver el rostro de mi salvador... más bien, mis salvadores. El señor Tachibana (obviamente padre de Makoto) estaba con Makoto y Haru, de seguro regresaban de sus clases de natación.
-¿Estas bien, ___? – preguntó Makoto, arrodillándose en el suelo y tomando mi mano.
-S-sí, gracias. – dije un poco asustada.
El señor Tachibana se ofreció a cargar mis cosas hasta la casa. Tuve que mentirle que tía Susan me había dejado quedarme a dormir en casa de Makoto.
-¡Niños, que bueno que llegaron! – Dijo feliz la señora Tachibana -. ¡Oh, ___, que alegría verte! Siéntense a comer, la mesa esta lista.
Me senté en mi lugar especial de la mesa, así es, tenía mi propio lugar. Era muy común que me quedara seguido a dormir en casa de Makoto o en la de Haru. Cuando la señora Tachibana puso los platos frente a nosotros, se escuchó como bajaban corriendo las escaleras.
-¡Ran, Ren! – Regañó dulcemente la señora Tachibana - ¿Qué les he dicho de correr en la casa?
Los pequeños de tres años asintieron, sin comprender a la perfección las advertencias de su madre. Hace poco, Makoto se había convertido en hermano mayor de un par de mellizos, los cuales eran muy cariñosos. Haru era el favorito de Ren, mientras que yo la de Ran. Siempre que dormía ahí, jugaba con ella.
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Desde la primera vez| Makoto Tachibana y tú ©
Fanfiction___ no era una niña muy sociable. Sin embargo, disfrutaba de la compañía del único niño en su clase que le ofreció su amistad. Makoto era su nombre y era un niño muy tímido y cerrado, pero a la vez inteligente. Cierto día, la amistad entre ___ y Ma...