Capítulo 16

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Capítulo 16:

Con el repentino "cambio de novias" la boda tuvo que programarse para tres horas más tarde. Eso les daba tiempo extra a los chicos de Iwatobi para encontrarla.

-No podemos nosotros solos. – dijo Rei.

-Necesitamos refuerzos. – Nagisa apretó sus puños.

-Necesitamos... un tiburón. – todos miraron a Haru y asintieron.

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-No. – Rin cerró la puerta, pero un pie se interpuso antes de que cerrara.

Nagisa chilló adolorido. El pelirrojo abrió nuevamente la puerta.

-Por favor, Onii-Chan – Gou jaló el brazo de su hermano -. Necesitamos tu ayuda. ___ está en peligro.

-Anda, Rin. Tú eres el más indicado para ayudarnos. – insistió Rei.

-¿Por qué debería hacerlo? – preguntó indiferentemente.

-Hace unas semanas comenzaste a ser un estudiante de pruebas en la estación de policía de la ciudad. – recordó Gou.

-Rin... - todos pusieron ojos de cachorrito y miraron al pelirrojo.

-¡No!

-Rin. – los ojos de todos se hicieron aún más grandes y kawaiis.

-¡Que no!

-Rin-Chan. – Nagisa hiso puchero.

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-¡Enciende la sirena! ¡Enciende la sirena, Rin-Chan! – chillaban Gou y Nagisa desde el asiento trasero, emocionados por estar en un auto de policía.

-Les recuerdo que venimos a salvar a ____, no a jugar a los policías y ladrones. – dijo Otome, mirándolos de reojo.

-¿Exactamente a dónde vamos? – preguntó Rin mirando hacia adelante.

-Eh... - todos se encogieron de hombros.

Rin apretó el freno y el auto se detuvo.

-¿Cómo que "eh"? – miró a los chicos en el asiento trasero, quienes se echaban hacia atrás en su asiento, temiendo que Rin fuera a morderlos o algo así -. Rei, tú lo sabes todo, dime.

El chico acomodó sus lentes y cerró sus ojos por un momento.

-He hecho una pequeña hipótesis basada en los datos recopilados durante el día. Y hay tres posibles lugares en la ciudad donde ___-Chan pueda estar. Aunque debo admitir que son un poco improbables, ya que sería muy tonto encerrar a un rehén a un lugar con personas. Y...

-¡Ya dinos! – gritaron hartos los demás.

-Uno de ellos es la escuela a la que Sam asiste, el viejo observatorio de la ciudad y...

-Claro que no. – dijeron desde el baúl del auto.

Rin se bajó del auto, abrió el baúl y regresó con un chico alto – incluso más que Makoto – con el uniforme de Samezuka, cabello marrón y ojos de un azul más claro que los ojos de Haru.

-¿Sousuke, que hacías en el baúl? – preguntó enarcando una ceja.

-Momo me encerró allí por esconder a Pyunsuke – respondió avergonzado -. Llevo ahí dos días. Parece que nunca oías mis gritos.

-No, claro que te oía – respondió Rin riendo -. Solo que me parecía que estabas muy cómodo ahí y no quería molestarte.

-Oigan ustedes. Chico de mirada intimidante y tiburoncín, ¿Podrían dejar de hacer estupideces y concentrarse en encontrar a ___? El reloj no está de nuestro lado. Tenemos dos horas y cuarenta y cinco minutos para encontrarla o Makoto acabará casándose con la zorra teñida. – gritó Otome al borde de la histeria, mirando amenazadoramente al pelirrojo y su amigo.

-Ahora sí, Yamazaki-Kun, habías dicho que mis suposiciones eran erróneas. – dijo Rei, un poco resentido.

-Así es. Recuerdo claramente haber oído los gritos de ___-Chan estando dentro del baúl. Los gritos se alejaban hacia la derecha del auto, osea que se dirigían fuera de la ciudad.

-¿Y tú donde supones que están? – preguntó Gou.

Sousuke sonrió con orgullo y miró de reojo a Rei.

-¿Recuerdan la fiesta de Halloween?

-¿La que quedamos encerrados en esa vieja casa en las afueras de la ciudad? – trató de recordar Nagisa.

-Claro. Si yo fuera el secuestrador, definitivamente la llevaría allí.

-Yamazaki-Kun, eres un genio. – felicitó Otome.

Haru miró de mala manera a Sousuke, quien lo notó enseguida y le devolvió el gesto.

-Ya oíste, Rin-Chan. Vamos a la casa abandonada. – Nagisa señaló hacia el frente.

Rin encendió la sirena – provocando chillidos por parte de Gou y Nagisa – y apretó el acelerador.

"Aguanta, ___-Chan. Vamos por ti", Otome apretó fuertemente la mano que estaba a su lado y se sonrojó al instante al notar de quien era.

De repente se soltó y miró hacia otro lado. 





Desde la primera vez| Makoto Tachibana y tú ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora