Capítulo 3:
Tía Susan me llevó a la escuela. Quería hablar ella misma con los padres de Makoto y que yo me disculpara por golpearlo. Todo el camino me dio un enorme discurso sobre tener más respeto con las personas, controlar mi temperamento y acostumbrarme a decirle a la maestra si alguien me molesta. No le dije sobre que me golpearon, se pondría peor de lo que ya estaba.
Al llegar a la escuela, faltaban cinco minutos para que abrieran las puertas. Varios niños y sus padres aguardaban pacientemente. Cuando nos acercamos a la puerta, notaba las fulminantes miradas de la gente, de seguro ya se habían enterado de lo sucedido. Entre el gentío, pude divisar a Makoto y su madre. La mujer no se veía enfadada, para nada, traía en su rostro la misma sonrisa de Makoto. Tía Susan me miro enfadada. Tomó mi mano y me arrastró hasta donde se hallaba la señora Tachibana y Makoto.
-Buenos días. – dijo tía Susan, la madre de Makoto se volteó y sonrió.
-Buenos días. - la señora Tachibana le dio un mirada a Makoto, quien se veía nervioso.
-Soy Susan Blair, tía de ___ - se presentó -. Hace poco me enteré del incidente que ocurrió ayer y... ___ quería decirle algo a Makoto.
Tía Susan jaló mi mano, poniéndome frente a Makoto. Él me miraba confundido, con cara de sorpresa. Me puse tensa y miré con miedo a tía Susan, ella se había marchado a hablar con la madre de Makoto.
-No me arrepiento de nada. – dije fríamente.
"Lo siento, Makoto, pero por tu culpa, he recibido una horrible golpiza y no te lo perdonaré"
En ese momento, la puerta de la escuela se abrió y todos los niños se despedían de sus padres, para luego ingresar. Sin despedirme de tía Susan, entré, dejando a Makoto entre la multitud de niños.
***
A la semana del incidente, me encontraba más sola que nunca. En los recreos debía quedarme cumpliendo mi castigo, en los juegos que se realizaban estaba sola en el rincón, durante la clase estaba sentada alejada de mis compañeros.
Durante el almuerzo, notaba que Makoto me miraba con pena. Cuando trataba de acercarse a hablarme con Haru, yo me iba. Continuaba enfadada con él, jamás olvidaría a todos esos niños alrededor mío, golpeándome. Le guardaba mucho rencor y hasta odio a ese niño. Pero, mientras una parte de mi lo odiaba, había otra que quería ser su amiga, hablarle y ya no estar sola.
"El odio es lo único que te mantendrá viva".
Continuaba oyendo las voces por la noche. Siempre traía un nudo en la garganta cuando trataba de decírselo a tía Susan, me era imposible tratar del tema. Tía Susan ya no era la misma, ahora parecía enfadada conmigo cuando se enteró de que no me disculpe con Makoto. En resumen, las cosas entre tía Susan y yo habían cambiado.
***
Caminaba sola a la escuela. Tía Susan ya no me acompañaba, ya que decía que era lo suficientemente grande como para ir sola. Sí, claro, siete años es ser grande. La escuela quedaba a cuatro cuadras, nada del otro mundo.
El día fue como siempre. Los niños no me hablaban, Makoto me observaba de lejos y recibía regaños de la maestra por nada. Desde el día que golpeé a Makoto, todos me tomaron cierto odio. Esa era una de las razones por las que odiaba la escuela.
-Es recreo, salgan al patio, niños.-anunció la profesora.
Yo me levanté de mi asiento y me dispuse a juntar los papeles del piso. La maestra se estaba por irse, pero dio la vuelta y regresó. Me miró con pena y dio un suspiro. Se acercó a mí, me detuvo de mi trabajo.
-Has cumplido tu castigo, ___. – dijo, para luego marcharse definitivamente.
Me encogí de hombros y salí al patio. Había unas niñas jugando con muñecas, lo cual me llamó la atención. Hace unos días había encontrado un par en casa y comencé a jugar. Con miedo y timidez, me acerqué a ellas. En cuanto vieron mi sombra tapar la luz que iluminaba sus muñecas, giraron a mirarme con odio.
-¿Qué quieres aquí, monstruo? – preguntó una de ellas, creo que se llamaba Karen.
-M-me llamo ___. - respondí un poco ofendida.
-Pues monstruo te queda mejor que ese tonto nombre. – se burló otra.
-¿Saben de qué me enteré el otro día? – preguntó Karen, mirándome de reojo y sonriendo con malicia. Las demás la miraron, aguardando a que soltara el chisme -. El monstruito de nuestro salón presenció el asesinato de su familia, quizás es por eso que es tan extraño y feo.
Las niñas comenzaron a reír. Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero no me iría quedando como cobarde. Apreté mis puños y me acerqué a Karen. Tomé con mis manos su cabello y la obligué a levantarse.
-Repite lo que has dicho, estúpida. – dije apretando los dientes, de mis ojos caían lágrimas.
-¡Suéltame ahora, monstruo! – grito tratando de zafarse de mi agarre.
Escuché los pasos de la maestra acercarse. Estaba por golpear a Karen, cuando alguien me jaló del brazo y me alejó del lugar. Me llevó al rincón donde me oculté mi primer día de clases.
"Makoto..."
-¿Qué ha pasado, ___? – preguntó, entregándome un pañuelo para que me secara los ojos. Yo traté de ignorar su ayuda, pero tomó mi brazo para que no me fuera -. Escúchame, por favor. No comprendo que sucede que no quieres hablarme. Trato de acercarme a ti para que ya no estés sola, pero me ignoras y te vas. Yo...
-¿Y qué esperas que haga? – grité, volviendo a llorar -. ¡Luego de la muerte de mi familia ya no soy la misma! ¡Yo tampoco quiero estar sola! Estoy harta de que siempre me tomen por una rara, por un monstruo.
-___... – Makoto hiso algo que jamás habían hecho conmigo, me dio un abrazo.
Cerré los ojos, tratando de contenerme, pero no pude y acabé llorando en su hombro.
-Tranquila... - susurró Makoto -. Yo no pienso dejarte sola, ahora seremos amigos. Puedes desahogarte todo lo que quieras conmigo. Siempre estaré ahí para ti.
-M-makoto – me aferré más a su abrigo -. G-gracias.
Luego de ese recreo, Makoto se sentó conmigo, lo mismo hiso Haru. Gracias a ellos, ya no estaba sola. Los recreos eran más divertidos, mis sonrisas más frecuentes y mi felicidad crecía a cada segundo que pasaba con Makoto.
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Desde la primera vez| Makoto Tachibana y tú ©
Fanfiction___ no era una niña muy sociable. Sin embargo, disfrutaba de la compañía del único niño en su clase que le ofreció su amistad. Makoto era su nombre y era un niño muy tímido y cerrado, pero a la vez inteligente. Cierto día, la amistad entre ___ y Ma...