Capítulo II

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La Huida.

-Robert -

Tuve que hacer un esfuerzo sobre humano para no reírme de la pobre chica. ¿A quién se le ocurre decir una frase tan infantil en un salón lleno de adultos? Luego de su efusivo saludo sus compañeros la veían como un bicho raro; yo también la veo, pero no por esa la razón. Desde que la vi de versas sus unas hermosas piernas me saludaron; era casado, no ciego. Solo pocas personas sabían lo afrodisíaco y sensual que me parecían las mujeres con hermosas piernas.

Mi alumna aún se encontraba de pie antes de tomar la sabia decisión de sentarse y echó un último vistazo dejando en evidencia sus mejillas sonrojadas lo que sin si quiera darme por enterado llevó mis pensamientos a lugares en donde un hombre comprometido no debe ir jamás y más si quien los provoca podría estar a su alcance.

- Soy Rodrigo Ortiz, imparto esta cátedra hace cinco años aproximadamente, quizá no me vean mucho por el campus ya que en mis tiempos libre ejerzo la psiquiatría clínico y trabajo con los alumnos de doctorado, también viajo constantemente a otras universidades a impartir conferencia. No me vean como un profesor sino como un amigo; pero ojo, no presto dinero y consulto conocidos.

Termine mi presentación justo antes que un estruendo de risas hiciera que la atención de los chicos se fuera a otro suceso ocurrido, no entendía muy bien hasta que la señorita de las lindas piernas salió corriendo fuera del salón y tras ella un chico que me imagino será su novio. Aparentemente a esta chica le gustaba ser centro de atención.

- ¿Sucede algo? – Pregunte al alumnado y una rubia vestida de una manera poco correcta para un salón de clases respondió.

-Nada profe; solo que la frigi de Sofía Martínez le encanta a hacerse notar cuando la única atención que necesita es la de un médico que la ayude con su problemita – Todas las palabras que salieron de ella iban cargadas de un desprecio muy personal.

-Cállate zorra, la que necesita ayuda psicología eres tú a ver si te quita lo regalada- Respondió de la nada quien parecía ser amiga de Sofía Martínez, la chica de piernas sexys.

- ¡Silencio! Si alguno vuelve a interrumpir me veré en la penosa tarea de aplicar alguna medida disciplinaria académica – Grite; más que enojado, intrigado y como era de esperarse el resto de la clase transcurrió en paz. Al finalizar invite a los chicos al evento benéfico esperando así la mayor de las asistencias.

-Recuerden que habrá un premio especial para aquel que los jurados consideren el mejor cantante de la noche así que anímense y participen - les dije mientras tomaba mi portafolio y Salía dejando tras mío un coro de voces, pero sin que Sofía Martínez abandonara mis pensamientos.

-Sofía-

En el momento en que recuperé la autonomía de mi propio cuerpo descendió hasta mi asiento deseando que la tierra me traga, pero antes de recodarme en mi propia vergüenza pude oír cuchucheando detrás de mí; me giré y no me sorprendió el ver a Nikki hablando entre susurro con sus hermanas resbalosas. Trate de ignorarlas hasta que escuche que mi nombre salía de la sucia boca de una de ellas.

-Sofía, ¿Te quedaste enganchada con el profesor? ¿Piensas llevarlo a la cama? Porque yo sí. Ops... Perdón como harías eso, no sientes ni la picada de un mosquito ¿No fue esa la razón por la que Daniel te puso el cuerno con media universidad? - Las risas estallaron a nuestro alrededor y si creí que lo sucedido con el profesor Ortiz había sido penoso, esto no tenía comparación.

Había pasado más de un año del suceso con Daniel y aun dolía. Superé la parte sentimental, esas heridas habían sanado, pero las que ultrajaron mi orgullo seguían en carne viva y como consecuencia mi seguridad como mujer se había roto para siempre. Me sentí tan estúpida e inútil que no tuve otra reacción coger mi bolso y salir corriendo lo más rápido posible, pero antes que llegara al pasillo sentí como los brazos de Fer me consolaban, no podía creer que esa idiota me siguiera molestando con lo mismo si al final Daniel no se quedó con ella, cuando tuvo la oportunidad se largó sin mirar atrás dejando un tiradero de caca en su paso.

-No importancia, solo lo hace para hacerte enojar. Esta frustrada porque Daniel la dejo a ella como a novia de pueblo – Mi amigo trato de consolarme con sus palabras y con pequeñas palmaditas en la espalda. Nikki creyó que de segundos después de que Daniel y yo termináramos iría corriendo a sus brazos. Hizo todo lo contrario, movió cielo y tierra para obtener su cambio a Roma donde hizo su último año y ahí se encuentra hasta el día de hoy.

- No me recuerdes a ese maldito que en donde lo vuelva a ver lo castro - Daniel fue mi novio durante dos años interrumpidos y con el cual perdí la virginidad, dignidad, autoestima y para usted de contar. Una noche destruyó todo aquel recuerdo bonito rescatable de nuestra relación

-Flash back-

Me habían nombrado ganadora del premio especial del karaoke anual en beneficio del ala psiquiátrica infantil del hospital de la ciudad. Llevaba unos minutos buscando a mi novio, quería celebrar esa noche. Hacia unos meses que había perdido mi virginidad con él y las cosas no había ido del todo bien en materia de cama, pero estaba segura que con las técnicas que me había dado Lucia la pasaríamos bomba.

Pregunte por él a sus amigos y nadie lo había visto ya pasado un buen rato, me empecé a preocupar hasta que hasta una las chicas de mi clase me dijo haberlo visto entrado a los baños. Una sonrisa pícara creció en mis labios, nuestra fiesta para dos comenzaría antes.

Entre, pero no lo encontré. En su lugar puede escuchar a una parejita en el último cubículo que me había ganado la idea, quise darle su espacio, pero cuando estaba a punto de salir algo llamo mi atención al parecer la que pedía más y más era Nikki, conocida en el campus como braguitas flojas. Había perdido la cuenta de cuantos novios había tenido en cada semestre preo quien soy yo para juzgarla, pero tenía algo contra mi así que con cuidado me acerque más y saque mi móvil para grabar un audio para Lu y Fer. Ahora al estar más cerca podía escuchar mejor. Mi sangre se heló al escuchar con quien estaba.

-Más fuerte... Daniel... Más fuerte – Le pedía entre gemidos a Daniel. Recé que no fuera mi Daniel.

- Vamos nena grita, quiero oír como sientes cada centímetro de mí dentro de ti...

Mi corazón des rompió en mil pedazos cuando confirme que era mi Dan... No soporte y quise huir de ahí, correr muy lejos de aquel lugar, pero ella hablo una vez más para terminar de destrozarme por dentro.

-Daniel ¿Hasta cuándo vamos a seguir con esto? Ya ha pasado mucho tiempo y no quiero verte solo a escondidas; sabemos que ella no te hace sentir como yo... Déjala - Le decía mientas él la pegaba a la puerta de cubículo sin cortarse un poco.

-La dejare, juro que lo hare...

Fue lo último que pude escuchar antes de salir corriendo, para mí no tan sorpresa en la puerta se encontraba la mejor amiga de Nikki, Rosalie con una cínica sonrisa dibujada en los labios.

- ¿Encontraste a tu Dan? – Lo vi claro, todo esto lo habían planeado ellas. Pero eso no excusaba a Daniel de sus actos, me había sido infiel, y no solo eso, le había contado detallas muy íntimos de nuestra reacción a la zorra con la que se acostaba.

-Fin del flash back-

Gracias al cielo se había ido y sin pedir disculpas, pero Nikki se había quedado para recordarme cada día que fui traicionada por no saber ¨ser mujer¨.

Necesitaría a hablar esto con alguien.

Una psiquiatra loca, todo un cliché.

Buenos Días ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora