Capítulo VIII

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Soñando con Sofía.

-Rodrígo-

Desde el momento que me despedí de Luca en el estacionamiento del campus Sofía no salía de mis pensamientos, no entendí el porque me había comportado de aquella manera llegando a la conclusión de que el alcohol estaba actuando por mi esta noche; estuve a punto de besarla. El baño de aquel lugar iba a ser testigo de cómo me convertía en parte de la estadista, hombres que se vuelven infieles y culpando a las crisis de los cuarenta. Antes de seguir a Sofía como un perro hambriento creía que la compañía en un lugar como aquel, lleno de carne fresca como el bien lo dice había sido una terrible idea, pero fue mi amigo el que me salvo de caer en el círculo de los adúlteros en el infierno. De igual manera revivía la noche una y otra vez en mi cabeza, por lo que no sé cuánto tiempo estuve sentado en mi auto viendo a la nada.

Salí y con mucho cuidado abrí la puerta no sabía en qué estancia de la casa se habría quedado dormida Zoe, definitivamente este embarazo le había traído muchas manías extrañas. Revisé toda la planta baja y no la encontré en por ningún lado, seguramente estaba en la habitación. Subí las escaleras y abrí con mucho cuidado la puerta y ahí estaba ella durmiendo dulcemente envuelta en sabanas y cobertores; volví a cerrarla y me encaminé a mi despacho. Misteriosamente mi sueño se había esfumado por lo que decidí adelantar algo de trabajo atrasado y ordenar mis citas de mañana.

Trata de concentrarme en el trabajo, pero los labios de aquella jovencita venían a atormentarme, seria ella consiente de la sensualidad que emana a cada paso que da. Si Zoe no formara parte de mi vida estaría con ella, enredado entre sabanas haciéndola mía y besando cada poro de su piel <<pero Zoe si esta>> me respondió mi subconsciente que tarde había hecho acto de presencia.

No me concentraría por más que lo intentara así quedándome por vencido camine hacia el bar para servirme un trago de Bourbon, lo necesitaba. Tome la botella en mano me fui nuevamente a mi escritorio con la esperanza de que aquel licor ambarino adormeciera mis pensamientos para trabajar un rato más y no soñar despierto en el cómo sería arrancarle el vestido a una de mis alumnas en un baño público.

Estuve un rato más intentando trabajar, pero fracasé; mi alumna se había instalado en mi mente y no quería salir. La botella había bajado a la mi mitad y todavía estaba más sobrio de lo que hubiese deseado. Cuando estaba por apagar mi portátil e irme a dormir a los brazos de mi esposa mi móvil que estaba en uno de los bolsillos de mi pantalón emitió un zumbido, lo saqué y puede adivinar a quien pertenecía aquel número que no tenía registrado y al que procedí a guardar como Sofía Martínez.

>Sofía Martínez

Doctor Ortiz solo quería pedirle disculpa por mi comportamiento de esta noche, no quise incomodarlo ni crear una impresión errónea en cuanto a mis intenciones hacia usted, solo de pido que lo que paso solo se quede entre nosotros, Y Lucas. Buenas noches.

La pequeña Sofía no quería que nadie se enterara de lo sucedido en el baño. Cariño, el más interesado en que no se sepa nada soy yo. Mi esposa me castraría, no sucedió nada, pero quería que así fuera. Ella era fuego y yo un poco pirómano.

>Rodrigo Ortiz

No pidas disculpas por lo sucedido hoy o en noches venideras que quedaran entre tú y yo. Sin Lucas presente.

Pasaron unos minutos no obtuve respuesta. Tenía miedo de a haberla asustado, ella pensara que eres un depravado.

Si el mensaje lo leyó su novio y está camino a mi casa con una ametralladora en la mano para volarte la puta cabeza. Ya estaba alucinando.

Otro zumbido me devolvió a la tierra y abrí el mensaje ya no tan seguro como antes.

>Sofía Martínez

El que su amigo no esté presente me hace querer vivir esas noches a la brevedad posible.

Leí el mensaje repetidas veces y no lo podía creer, será mi imaginación o que todo el alcohol que ingerí me está haciendo una mala pasada. Volví a leer y no, esa era su respuesta. Señorita Martínez, su mensaje trae consigo una proposición indecorosa. Sin perder más tiempo me dispuse a responderle, pero no sin antes revisar su perfil.

En toda la noche había tratado de controlarme para no te tener una erección en cuando la vi, pero todo ese control fallo ya que <<Rodri>> se había despertado, en su foto podía verla recostada de algún mueble con una mano en la mejilla sonriendo hacia la cámara y no había nada más, ella no teminía nada más; se podía ver el nacimiento de sus pechos hasta irse a un degradado en tonos oscuro que no me dejaba ver sus seguro hermosos pezones y mi imaginación había logrado que mi fiel compañero se levantara, un sillón y ella desnuda. No necesitaba más.

>Rodrigo Ortiz.

Tus deseos son órdenes. Te parece esta noche en mi consulto. Tienes mi dirección así que te espero a las 8:00 pm. Tenemos mucho de qué hablar. Por cierto, linda foto ;).

Tardo un poco más en responder, seguramente estaría revisando su foto.

>Sofía Martínez

Lo pensaré. Lo positivo es que esta vez sí está diciendo lo que piensa sin ayuda su amigo. Será mejor que vaya a descansar.

Esta niña definitivamente había llegado a mi vida para ponerla de cabeza y yo me estaba sumergiendo en aguas pantanosas casa vez más, sin si quiera ella aceptar mi invitación. No quería herir a quien amaba, sin importar que ella fallo primero, todo había quedado en el pasado; y estoy dando por hecho que habrá algo más de una relación profesor – alumna entre la señorita Martínez y mi persona.

Debía irme a dormir; mis pensamientos no estaban siendo claros, pero estuve un rato más viendo su foto y Rodri seguía tan firme como un sargento al toque de diana. Me odiaba por lo que haría; apague todo en mi despecho y me fui a mi cuarto donde me despoje de mi ropa quedado totalmente desnudo. Me posicione a espaldas de Zoe con cuidado y bese su cuello mientras la acariciaba con mis manos entre las piernas, ella fue despertando y darse cuenta de mis intenciones me besó con fogosidad. Sin perder más tiempo solo le quite las bragas, la penetre de un solo golpe y empecé a bombear rápidamente; ella gemía y susurraba mi nombre al oído interrumpido por sus jadeos.

En mi cabeza era Sofía quién luego de provocarme en el bar  lleve a mi departamento de soltero y sobre aquella cama que no llegaba a dos plazas me pedía más.

Maldición que me estaba pasando. 

Buenos Días ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora