Capítulo IX

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Un viaje al Psiquiatra.

-Sofia-

Mi radio despertador me dio los buenos días en la voz de Chandelier de Sia.

Anoche tuve un sueño extraño; el profesor Ortiz y yo nos encontrábamos en el baño del karaoke teniendo una conversación extraña y a punto de besarnos.

¡Oh santa mierda!

No fue un sueño, todo había sido real y mi ropa de la noche anterior que aun llevaba puesta no hacía más que confirmarlo; entonces si cante esa estúpida canción y tome tequila hasta ponerme como una demente... Y si nos mensajeamos en la madrugada, tome mi móvil y ahí estaban cada una de las palabras que nos dijimos el uno al otro y hoy teníamos una cita a la que no deje claro si iría ni el tampoco aclaro en de qué manera nos relacionaríamos; profesor - alumna, médico - paciente o...

Nuestros mensajes tenían doble sentido por lo que era mejor hacer borrón y cuenta nueva, llamarle y pedirle que olvide toda. Ayer hablaba el alcohol, no yo.

Decidida a marcarle tome mí móvil que había lanzado a mi sillón luego de leer los mensajes como si de hierro ardiente se tratara, pero antes de que si quiera repicara corte, ya habíamos quedado para vernos y aunque no dije claramente que ahí estaría sería mejor hablar personalmente con él y cerrar este asunto de una vez y para siempre, pero a quien quería engañar; mi intención era saber que lo que él quiere que pase en <<esas noches venideras>> y si se trataba de un contacto más íntimo saldría corriendo y que estaba dañada, como mujer no me querrá ver ni en pintura.

Pero en qué diablos pensando; él está casado y yo soy una estúpida estudiante que fantasea con su profesor.

Me levente y fui directo al baño darme una ducha fría rogándole al todo poderoso del universo que mis pensamientos se aclaraban. Tarde más de lo necesario bajo la regadera, pero se sentía tan bien el agua que empecé a darme una segunda mano de gel olor a orquídeas cortesía de mi madre. El señor Ortiz se volvió a colar en mis pensamientos y casi sin querer imagine que era el que recorría mi cuerpo. Subí mis manos hacia mis pechos, los acaricie lo que hizo que un calor poco conocido para mí se instalara en mi vientre continúe y baje hasta el centro de mi entrepierna; toque mi clítoris, una corriente se esparció por todo mi cuerpo de un instante a otro pequeño gemido salían de mi boca, pero no casi siempre no pude alcanzar el orgasmo, de tantas personas en el mundo porque esto me tuvo que pasar a mí.

Salí de la ducha envuelta en una toalla, busque dentro de mi closet decidiéndome por algo cómodo tome mi conjunto deportivo gris como mi ánimo luego de aquella paja frustrada, hice una cola alta en mi largo cabello y salí a la cocina para preparar algo de comer. Revise el reloj de la sala eran las doce y cuarenta, no tenía clase hasta las tres. Prepare un omelette de claras de huevo con queso, jamón y tomates cherry acompañado de rebanadas de pan integral tostado. Me apresure a comer tratado de concentrarme en las tareas que tenía que hacer para así dejar de estar pensando en mi casadisimo profesor.

Lave todo lo que había ensuciado, puse la lavadora mientras respondía algunos correos a profesores y amigos. Busque información sobre la profesora que me ayudaría con las asesorías para iniciar mi posgrado el próximo semestre ya que no había podido reunirme con ella; escuche que estaba embaraza y el bebé no se la ponía fácil por lo que tenía licencia médica por unos días. El mundo de los bebés, los amaba y tenerlo con el ser amado debía ser una de las experiencias más grandiosas, una maravillosa aventura que estoy segura que no viviré, ya estoy preparada para ser la solterona de la familia. Excelente vida la tuya Sofía, pero con todo lo malo no puedes negar que eres feliz.

Entre estúpido pensamientos, correo de la universidad y mi sexy profesor bailándome en sunga en el cerebro se hizo la hora de ir a clase, me cambie lo cual fue un desastre ya que luego de terminar mi jornada estudiantil tenía que ir a mi encuentro con <<ya saben quién>> y no sabía que ponerme. Finalmente me decidí por una blusa con estampados de blanca, chaqueta y falda en tonos marrones y unas desgastadas converse, hoy no habría botas; trate de hacer algo lindo con mi cabello ya que este estaba hecho un desastre y cubrí un poco mis ojeras con maquillaje. Cuando estuve lista me di un último vistazo en el espejo de cuerpo completo y me encantaba lo que veía, tome las llaves del auto y mi bolso y baje al estacionamiento.

Llegué a la universidad cuando faltaban cinco minutos para comenzar, entre y no vi a mis amigos por ninguna parte. Lucia era una pereza seguramente no tuvo la más mínima gota de voluntad para levantarse mientras que Fernando se pone muy amoroso cuando toma, así que mejor la dejamos ahí. Me senté y así pasaron las horas de clase sin que prestara atención. Se hicieron la seis y treinta y tenía un poco de hambre así que me dirigí a la cafetería, pero antes de llegar encontré a alguien que hizo que perdiera el apetito.

-Mira a quien tenemos aquí a la perra que no se cansa de hacer el ridículo, dime Sofi ¿Encontraste a tu psiquiatra? porque de verdad necesitas quien te ayude con tu problemita - Decía Nikki fingiendo preocupación que definitivamente no sentía.

Le habían ido con el chisme, porque a ella no la vi en el karaoke o seguramente si fue, pero se quedó follando con cualquiera que encontrara en el callejón cercano al local.

-Nikki si yo tengo un problema dime que quedara de ti. Gracias por preocuparte, ya encontré un psiquiatra que está realmente bueno. No solo me ayuda con <<mi problemita>> también me aclaro que la del problema no era yo, solo que estaba con un idiota que solo sabía complacer a básicas fáciles como tú.

Sin más la deje con la palabra en la boca, no sé qué había pasado. El gustito que sentí al decirle a esa zorra todo lo que sentía.

Camine sin rumbo hasta que estuve en la entrada del estacionamiento revise la dirección del consultorio y quedaba a unos cuarenta y cinco minutos de la universidad, así que si quería llegar a tiempo era mejor emprender mi camino a lo desconocido.

Llegue a un lindo edificio casi a las afuera de la ciudad, estuve unos minutos en el auto arreglando mi cabello y retocando mi maquillaje y lo más importante; reuniendo todo el coraje que no tenía, baje y me encamina a la entrada, al llegar una chica me atendió.

-Buenas noches señorita tengo una cita con el profe... Doctor Ortiz, - Dije nerviosa. Ojalá y diga que no está disponible.

-Buenas noches, usted deber ser la Señorita Martínez. El doctor llego hace unos minutos, tome asiento mientras anuncio que ya se encuentra aquí - Dijo mientras marcaba y luego hablo casi entre dientes. Me senté en unos de mullidos sofás.

-Señorita el Doctor dice que en unos minutos la atenderá - Ella comenzó recogió sus pertenecías y salió por la puerta; extraño no se supone que ella es su secretaria.

Mientras y para no morir de los nervios respondí algunos mensajes enviados por mis amigos y mis padres diciendo a unos que me encontraba con los otros. Unos cuantos minutos más tarde el salió a recibirme dejándome embobada, si ayer se veía divino hoy era todo un Dios. Llevaba unos Jean negros con una camiseta de una banda de rock y una chaqueta de cuero negra; juraría que mi mandíbula llego al suelo.

De esta manera inicio una noche inolvidable.

Buenos Días ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora