Capítulo XVIII

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Un Profesor Con Mañas.

-Sofía-

No podía seguir viviendo así, Rodrigo acabaría conmigo; algunas personas dirán que los hombres a medida que se van haciendo más grandes pierden intensidad a la hora del sexo, no tengo con quien comparar ya que nunca había estado con alguien tan grande << a quien quiero engañar>> en mi vida solo he estado con dos hombres, pero después de haber estado en los brazos de mi querido profesor, mi no contaba ni como masturbación. Las noches <<que estuvo libre>> este me mantuvo despierta todas las noches, creí que después de un <<segundo round>> me dejaría dormir y así poder despertar temprano y estudiar para el examen que daría en la tarde.

Hacía casi una hora que se había marchado a su casa y ya lo extrañaba. Estar con él era tan relajante, me hace sentir segura y plena. Todavía no estoy del todo convencida de que sea el quien me acompañe a la fiesta de disfraces y podría jurar que sería Luca el que iría de la mano de Lucia ya que solo él sabe lo que pasó la noche en el karaoke, pero no podría afirmar si estaba enterado de hasta el punto que ha llegado mi relación con Rodrigo razón por la cual me mataban los nervios.

Mientras desayunaba mis recuerdos volaron a lo sucedido hace una hora

Inicio del flashback

Estaba de espalda en la cocina recuperándome de otra maratónica noche con Rodrigo y solo tengo una palabra para describirlo ¡Grandioso! Este bendito hombre sabía cómo complacer una mujer. Preparaba huevos revueltos para el desayuno, desde pues de tanto sexo tenía un hambre atroz; él acababa con mis reservas de energías. Mientras esperaba que tocino se doraba unas fuertes manos se posaron en mi cintura tomando de sorpresa.

- ¿Está listo el desayuno? - Preguntó mientras corría mi cabello a un lado y repartía beso desde barbilla hasta la clavícula.

-En unos minutos Rod, y estate quieto ¿No te cansas? - Respondí apartándome de él, el tenerlo cerca solo me provocaba devorar su boca y bajar su bóxer, que por cierto era lo único que llevaba.

-Por qué huyes si también lo quieras, no puedes pedirme que me porte bien cuando solo llevas mi camiseta y que me provoca hacértelo con ella puesta - Me dijo haciendo que quedarnos frente a frente, al estar descalza quedaba muy por debajo de él, pero eso no fue problema para tomar mis labios para besarlos y mordisquearlos de la forma más depravaba y excitante que pudo, él tenía razón teníamos buena química en la cama. Se separó de mí y me dedico una cálida mirada.

- ¿Confías en mí? - Dijo dejándome un poco sacada, ¿Confiaba en él?

Sí.

-Rod confío en ti - Me volvió a besar, pero esta vez el beso fue corto ya que me giro haciendo que mi espalda quedara pegada a su pecho.

-Recuéstate de la isla. Lo hice y frio del granito traspaso la fina tela de su camiseta haciendo estremecer mis pezones, separo mis piernas al momento que hacía subir mis caderas.

-En esta posición te ves tan caliente. Me corro con solo verte.

Su voz era tan sexual y pasional que hacía mi cuerpo se convulsionara con el solo hablar. Comenzó a acariciar mis piernas mientras decía que las adoraba y subía dándoles besos, mordisco y lamidas hasta que sentí su pene en la entrada de mi vagina y sin perder más tiempo me penetro con una fuerza que no había usado antes pero que entre la línea del placer y el dolor me sabia a gloria.

-Córrete mi dulce Sofía, me encargare de convertirte de a hacerte una mujer que sepa disfrutar del buen sexo – Me tomo con más fuerza de la cadera y sin avisar su mano impacto en una de mis nalgas provocando que mi piel dicara y el orgasmo que se formaba en mi interior se apresurara. Pocas embestidas acompañadas de frases que no me atrevía repetir por lo subida de tono que eran bastaron para hacer llegar a un orgasmo tan intenso como los que solo él podía darme.

Fin del flashback

Ya en la universidad corrí a mi salón, como siempre llegando tarde a todas mis clases. Entre despavorida buscando un asiento vacío a espera del profesor, pero antes de si quiera sentarme una voz que me encantaba hacer gemir interrumpió mi recorrido. ¿Qué hacía Rodrigo aquí?

-Señorita Martínez, siempre tarde - Me gire hacia él y me dedico una de sus sonrisas picaras.

-Buenos días profesor - Sin más tome haciendo al lado de Lucia quien me veía ¿Divertida?

-El profesor Lewis tuvo una emergencia de último minuto, así que seré yo quien le tomé su primer examen - Dijo en modo profesor malote, comenzó a repartir las pruebas hasta que llego a mi lugar, puso la hoja en mi mesa mientras decía en un susurro al oído.

-Señorita Martínez; dígale al hombre que se la lleva a la cama que no se tan brusco, ha dejo un chupetón y unas marcas de dientes en su espalda- Sin decir nada más se retiró a seguir repartiendo las pruebas.

Bendito se de lo apresurada que salí de casa no había revisado mi cuerpo y hoy me había decidido por una camiseta de tirantes y el cabello recogido, quería que la tierra me tragara. Me gire a donde se encontraba mi amiga que estaba haciendo un gran escuerzo para no reír, al parecer ella también había notado los adornos que había dibujado Rodrigo en mi espalda. Tomo un cárdigan y me lo paso, me lo coloque y centre mi atención en la prueba que por lo visto no era igual a la de mis demás compañeros.

Mi examen estaba resuelto y en lado derecho de la hoja había una nota, comencé a leer y mis ojos no podían creer lo que estaban viendo.

Preciosa en primer lugar te quería dar las gracias por haberme abierto las puertas de tu casa y tus piernas. Sé que no tuviste el tiempo suficiente para estudia, pero a diferencia de ti, yo si hice mi tarea y estudié muy bien tu anatomía. Me encanta el lunar que tienes en la parte baja de la espalda y lo redondos que son tu pechos.

 En fin, tienes dos opciones; hacer como si respondieras y entregarme el examen en treinta minutos y se te otorga el aprobado o podría decirle Lewis que se presentó una un inconveniente que no podías dejar pasar presentarlo otro día en su despacho.

Hablando de despacho, espero que en tu receso me esperes abierta de piernas en el mío.

Te desea locamente R.

No lo puedo creer, este hombre definitivamente se había vuelto loco de remate. Alce la vista para encontrarme con sus hermosos ojos brillando, me dio un pequeño guiño y se centró nuevamente en lo que estaba haciendo. Dios mío con que depredador sexual me estaba acostando, volvía mi vista nuevamente a mi examen.

Nadie compraría mi integridad y esperaría a Lewis, así que decepcionada lleve a cabo la opción en la que al menos conservaba mi integridad.

Buenos Días ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora