Capítulo XXX

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Una Promesa.

-Rodrigo-

En el momento en que les pague a algunos de los empleados del hotel para tener un poco de privacidad tenía muy pocas expectativas; el plan era dejar a John con la niñera para luego ir a su habitación y pedirle hablar lejos de la mirada de todos ya que entrar en su habitación luego de haber hecho las paces con mis sentimientos por ella no sería la mejor idea, desde la fiesta de disfraces en casa de los jefes Julio todo nada había vuelto a ser igual razón por la decidí alejarme pero fracase en el intento sacarla de mi sistema y vida. No pude soltarla y aprovechándome de su adoración hacia mi la mantuve a mi lado de la manera más vil.

- ¿Callaras toda la noche? Dirás algo al respecto de lo que acaba de suceder; Le fuiste infiel a tu novio – Dije en tono de burla, sabía que a Sofía lo menos que le importaba en este momento era el idiota de su ex.

-Así parece, pero en estos últimos meses he tenido la mala influencia de alguien que me ha reinventado el concepto de la fidelidad – Respondió siguiéndome el juego, pocas veces la había visto tan desinhibida.

La sentí removerse incómoda lo que hizo despertar mis alarmas, huiría de mí. La amaba con locura por lo que no me permitiría perderla nuevamente, la cuidaría más y mejor sabiendo que Daniel había vuelto a su vida; Sofía era mía, con ella me he vuelto un maldito egoísta. Se apartó de mí y comenzó a vestirse, debía detenerla, quedaban cosas que aclarar, pero al ver el vello de su piel erizado supe que no se vestía porque deseara marchar, tenía frio.

-Te aconsejaría dejar de ver a esa persona. En una relación de dos personas que se aman la fidelidad - Dije viendo cómo iba cubriendo cada espacio de su hermoso cuerpo que me podía llevar al cielo en un segundo. Me veía desencajada tal parece que no le gustó mi respuesta.

-No me mal entiendas, amo lo que acaba de pasar y te amo, lo cual no responde lo que has pensado; ¿Si me amas porque no dejas todo y te vas conmigo? - Trate de imitar su hermosa voz, pero falle estrepitosamente. En su mirada vi diversión y algo más.

-No te pediría tal cosa, quizá si solo estuviera Zoe e igualmente me lo pensaría muy bien, pero está tú hijo y tiene el derecho de crecer junto sus padres. Preferiría una vida sin ti a ser la causa de la ruptura de una familia- Era increíble oírla decir que renunciaría a una vida a mi lado siendo lo que quiere, solo por no lastimarlos.

-Zoe fue una luz en mi camino que se apagó mucho antes de que llegaras a mi vida, es la madre de mi hijo a la cual le tengo un inmenso cariño, pero eso no se compara con lo que siento por ti. Sofía si te pidiera venir conmigo, olvidáramos del mundo partiendo a un lugar lejano después de tu graduación ¿aceptarías? - Las palabras salieron de mi boca sin filtro ¿Sería capaz de dejar todo por esta chica? obviamente sí. Me encontraba perdida e irremediablemente enamorado de ella.

-No podría. En algún momento de esta extraña relación quería tenerte solo para mí. Ser la que te diera las buenas noches y los buenos días hasta mi último suspiro de vida, pero verte con tu hijo, el amor que le profesas; tus ganas de verlo crecer, no me lo permitiría. No sería feliz a tu lado teniendo ese gran peso en mi conciencia – Mi pequeña Sofía. La decisión ya estaba tomada, tomaría un tiempo, pero hoy más que nunca tenía claro que nuestro destino era estar juntos. No encontraba razones para estar alejado de ella, a pesar de sus errores Zoe merecía un final amistoso, estaríamos unido para toda la vida a través de John.

Perdido en mis propios pensamientos no note que Sofía había comenzado a sollozar, no sabía el porqué, pero odiaba verla llorar.

-Mi dulce niña; no debes llorar, es increíble; eres capaz de sacrificar tu propia felicidad para que este cerca de mi hijo, es muy admirable de tu parte – Sus mejillas quedaron cubierta por sus lágrimas lo que hacía que mi corazón se destrozara.

Buenos Días ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora