Capítulo III

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El recuento de los hechos

-Sofía-

Después del trágico episodio con el nuevo profesor y Nikki el resto de los foros de asesoramiento estudiantil pasaron con total normalidad, bueno con toda la normalidad que se puede pedir luego de tal acontecimiento. Ya eran casi las cuatro cuando me encontraba vía a mí a casa con la cabeza quemada; los chicos solo insistían en que asistiera el bendito evento de esta noche. Necesitaba poner un poco de paz a mis pensamientos, quise pasar por casa de mis padres, pero mi madre en un segundo arruino mis planes informándome que habían salido a comprar materiales que para un nuevo trabajo que le habían encargado, así que mi idea de pasar el resto de tarde en posición fetal viendo cualquier programación random en la tele mientras mi madre me consiente con ricos bocadillos queda descartada.

Al llegar a mi departamento tiré al bolso en el sillón y fui directo al refrigerador en busca de algo fresco, y como era de esperarse no encontré otra cosa que agua. Esta era la parte negativa de comer casi siempre con mis padres; mi refrigerador parecía el polo norte, necesitaba ir al súper con urgencia. Ya que lamentablemente no había comida, un baño de espuma con alguna de esas esencias baja estrés podría calmar algo de mi ansiedad. Cuando iba camino al baño mi móvil sonó dentro de mi bolso lo que me hizo devolverme y tomarlo, no porque me interesaba quién estaba incordiando, sino para buscar una buena playlist en Spotify, pero la curiosidad me hago y como era de esperarse mis amigos que escribían en el grupo de chats.

El Psiquiátrico

>Fernando

So, ¿Iras con nosotros esta noche?

>Lucia

No sé para qué pregunta. Es obvio que no, le tiene fobia a ese lugar.

>Sofía

No es fobia, simplemente no estoy con ánimos de festejar. O se te olvidó lo que sucedió hoy.

>Lucia

No le des más importancia de lo que tiene.

>Fernando

Lucia tiene razón, ya el karma le dará una venérea a Nikki premio.

Ir o no ir he ahí de dile... ¿Habría llegado la hora de cerrar los mal llamados ciclos? Me parecía que sí, pero sentía que había algo más, una fuerza incompresible me llevaba a aceptar mi destino esa noche. Volvería al Sillón del Loquero y dejaría atrás mi doloroso pasado, soltaría una carga que ya no me partencia; una nueva vida esperaba por mí, una mejor Sofía debía renacer de las cenizas, era momento de soltar  a Daniel junto con toda la devastación y dolor que trajo consigo.

-Rodrigo-

Mi tarde transcurrió entre papeles que firmar o aceptando o rechazando solicitudes para mis posibles alumnos de doctorado, con todo el trabajo que tenía acumulado mi un año sabático empezó a parecerme una idea terrible que tomada bajo el calor de una discusión pero que al fin y al cabo había logrado cumplir su propósito, salvar mi matrimonio, de tal manera que a las pocos semanas de llegar al que fue nuestro hogar por un año y un mes Zoe me dio la maravillosa noticia de estar embarazada, la llega de este pequeño había dejado atrás las discusiones y había disipado de mi cabeza aquel proceso legal que inicia con la letra D.

Era un poco raro volver a dar clase después de tanto tiempo, pero esta era mi vocación y amaba lo que hacía aquí en mi consultorio, ayudar a las personas a buscar la mejor versión de si luego de un hecho traumático era muy reconfortante y llenaba de orgullo mí ya inflado ego, ya que muchos a mi corta edad me consideraban una eminencia en el campo de la salud mental y como catedrático. Este nuevo año traería nada más que éxito y aciertos, lo sentía desde que abrí los ojos a primera hora de la mañana, volver a sentir que estás en tu elemento te llena de paz.

Me quedaba una última tarea que tranquilamente podía a hacer mi asistente, prefiero delegarla en mi para que así no haya equivocaciones, verificar la lista del alumnado que presentará sus exámenes finales para decirle si así quiere adiós a estos edificios de ladrillos antiguo. Llegando a la última lista un nombre me hizo revivir todos los acontecimientos de esta mañana, la niña de hermosas piernas que hizo mi inicio de clase más divertido e intrigante ¿Que se traerá con la rubia? y ¿Por qué la pelinegra no la dejo terminar de hablar? Siempre me han preguntado todo, sobre todo, es un rasgo muy característico mío, pero en este caso en particular será mejor deja de ser cotilla hombre, la vida de mis alumnos fuera del salón de clases no debería importarme.

Intente concentrarme una vez más en mi trabajo, fue en vano. Las imágenes de mi alumna van y vine, se pasean por mi cabeza como si le perteneciera...

¿Qué diablos me está pasando?

Buenos Días ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora