Capítulo XV

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En La Busqueda De Sofía

-Sofía-

Sentí como mi alma abandonado mi cuerpo, si de por si no fácil asimilar que te convertiste en la otra; es imposible asimilar el tener de frente a quien hace feliz al hombre que te ofrece unas horas de su vida y como golpe bajo enterarte de la peor manera que en poco tiempo le dará un lazo irrompible que los unirá de por vida. Mis ojos se empañaron por la vergüenza y una lagrima rebelde empezó a descender con mi mejilla, mientras la señora Ortiz me observaba con una mezcla entre cariño y confusión haciéndome sentir lo peor que ha podido pisar este planeta.

-Linda, ¿Te encuentras bien? – Pregunto acercándose a mí y regalándome una brillante sonrisa. Debía abandonar este lugar antes de decir algo estúpido.

-Está embarazada – Demasiado tarde, era tonto resaltar lo obvio.

-Si cariño, de cinco meses – Contesto ella acariciando su vientre abultado. Llegado este punto mis mejillas se encontraban húmedas pero mi mete se aclaró un poco y así poder dar una respuesta coherente o al menos una que pudiera excusar esta situación tan embarazosa.

-Me encantas los niños y usted brilla con su embarazo – No mentí, ambas eran ciertas, pero ella era la esposa del hombre con el me había acostado.

-Eres muy tierna. Me recuerdas a mi marido que al confirmarle mi embarazo lloro como un niño, estuvo todo el día pegado a mí por una tarde entera; no ha nacido y lo ama con todas sus fuerzas, al igual que yo lo amo a él por darme este hermoso regalo - Mi corazón se estaba rasgando, cada palabra que pronuncia esta mujer me hundía cada vez más en un pozo sin salida.

-Profesora tengo que hacer algo importante, nos podríamos reunir en otro momento - Dije como un autómata, sentía que me faltaba el aire.

-Cuando tengas el tiempo para discutir lo de tu postgrado; aquí tienes mi número y correo electrónico personal. Comunícate conmigo y concertamos una cita - Me extendió una tarjeta y sin siquiera leerla la metí en uno de los bolsillos de mi pantalón mientras con un seco adiós me despedí de ella.

Al llegar a mi auto pude respirar con mayor facilidad, por un segundo creí que a lo mejor él ya no amara a su esposa, que su matrimonio se encontraba mal o que simplemente ya se estuvieran separando, pero no era así. Zoe Ortiz era una hermosa mujer a la cual se le notaba lo mucho que amaba a su marido por forma en que habla de él por mi parte debía ser cociente y retirarme antes de que destruya algo que se construyó mucho antes de que yo apareciera y ni sé porque pienso de esa manera si solo hemos tenido sexo una vez. <<Se te metió en la piel>> me susurro mi subconsciente.

Saque mi móvil dispuesta a llamarlo, pero mi voz llorosa delataría lo mucho que me impacto la notica; no estoy enamorada, pero Rodrigo me gustaba y ya no se me hacía tan fácil ocultarlo, no importaba si había pasado un día o un año, pero sin duda al conocerlo algo cambió en mí. Abrí nuestra última conversación y comencé a teclear.

>Sofía

Reciba mis más sinceras felicitaciones, imagino lo feliz que se debe sentir al estar a meses de convertirse en padre. Hoy conocí a la encargada de gestionar las becas de postgrado internacional; Zoe Ortiz. No tengo nada que reclamar, pero al menos me merecía tu sinceridad. Puedes ir a mismísima mierda y quedarte ahí. No te atrevas a buscarme.

Lo envié y puse el auto en marcha.

-Rodrigo-

Estuve esperando el mensaje con la dirección de Sofía lo que me hizo pensar que quizá la reunión importante que tenia se había extendido. Tome mi móvil para recordarle, lo admito estoy loco por tenerla nuevamente entre mis brazos, pero antes tendría que ser sincero y contarle que además de estar casado <<ella>> también era profesora de esta universidad y lo más importante; los cinco meses que mi hijo llevaba en su vientre. Me sentía ansioso de saber cómo lo tomaría ¿Me mandaría a la mierda? Si era sensata, sí. El zumbido de mi teléfono interrumpió mis cavilaciones, era un WhatsApp de ella, lo abrí con una sonrisa que se fue borrando a medida que leía.

>Sofía

Reciba mis más sinceras felicitaciones, imagino lo feliz que se debe sentir al estar a meses de convertirse en padre. Hoy conocí a la encargada de gestionar las becas de postgrado internacional; Zoe Ortiz. No tengo nada que reclamar, pero al menos me merecía tu sinceridad. Puedes ir a mismísima mierda y quedarte ahí. No te atrevas a buscarme.

No creí que la situación pudiera empeorar más, pero me equivoqué. Ella se enteraría de todo lo referente a mi vida, pero quería que lo hiciera por mí, no por alguien más. Es vergonzoso imaginarse cómo debió sentirse Sofía al estar frente Zoe anunciando que era mi esposa y ver su pronunciado vientre. Debía estarme odiando y no podía permitir que esto termine así. No quería que ella sufriera, pero al acostarse conmigo sabíamos en lo que nos estábamos convirtiendo, necesitaba hablar como ella y no me quedaría más remedio que pedirle consejos a la única persona en la que podía confiar. Marque su número y en segundo tono él respondió.

- Hermano, ¿A que debo el honor de tu llamaba? – Respondió muy animado Lucas mi llamado.

-La he cagado y no sé qué hacer. Caí en la tentación; ella se enteró de quien era Zoe y su estado antes de que pudiera ser yo quien se lo contra. ¿Qué puedo hacer? No me quiero alejar, aunque sé que llevo todas la de perder - Le confesé, cayendo luego en cuenta que él no tenía idea que había pasado la noche con Sofía.

-Rodrigo con lo que me dices solo puedo entender que te acostaste con la chica de las lindas piernas; amigo y estaba seguro que eso sucedería - Un amigo normal me hubiese recrimina el hecho de haber engañado a mi esposa, pero estaba hablando con Luca Petrov; el que aprendió a la mala que debes asegurarte de que es legal antes de llevártela a la cama.

-Es una larga historia que no te contare, pero sí; me acosté con ella – No me servía de nada ocultarlo ya que con mi selección de palabras al hablar con el idiota de mi mejor amigo lo había dado por sentado

-Estás jodido. Si quieres seguir con ella debes pensar muy bien que dirás para poder convencerla si quieres seguir disfrutando de sus fluidos rejuvenecedores. Ve a su casa y habla con ella y luego follatela contra la pared, el refrigerador o sobre la encimera de la cocina, pero no le vuelvas a mentir, si la vas a convertir en tu amante ella debe saber todo - Primero tendría que encontrar la forma de poder vernos antes de pensar en una reconciliación que termine en sexo

-Tendría que saber dónde vive. Quedamos en que enviaría su dirección antes de irse a encontrar con mi mujer. Me mando a la mierda y a quedarme a allí en un texto. Estoy desesperado - De una cosa estaba seguro, no quería alejarme esta niña.

-Eres un maldito Dios en la escuela de Psiquiatría, revisa su expediente y encontraras su dirección. Es lamentable que algunos te consideren una eminencia cuando ignoras cuestiones tan obvias – No había pensado eso. Les di las gracias a mi gran amigo, y corté la llamada no antes de que este me dijera que usara protección como si fuera un puto adolescente.

<<la primera vez no usaste condón y eso te podría traerte problemas>> me recrimino mi subconsciente, pero no era momento para sentarme analizar mis malas decisiones de las últimos cuarenta y ocho horas.

Busqué en la base de datos de la universidad, y ahí estaba su dirección que no se encontraba muy lejos de aquí, y como dato de color me enteré que vivía sola y si me perdonaba podríamos tener una excitante y apasionada reconciliación. Con ese pensamiento llegué a mi auto y me dispuse a ir en busca de la chiquilla que se había quedado a vivir en mi cabeza.

Buenos Días ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora