Circo. 8

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Tu hermano me llevó al circo anoche. Hubieras dicho que era un tonto si te lo hubiese dicho.

Estábamos en las primeras filas. Había payasos, magos, acróbatas y bailarines. Fue divertido.

Y cuando uno de los magos eligió a una chica del público, le pidió que pensara en la persona que más le importase, y la imaginase muy muy lejos.

Yo, sin querer, pensé en vos.
Y no me fue difícil imaginarte a lo lejos.

Te observaba alejarte más y más.
Solo se veía tu cabellera roja.
Hasta que ya no pude ver nada.

Te perdiste en un sombra y se me cayó una lágrima.

Tu hermano no notó que lloré casi la mitad de la función. Y me alegré. Porque luego me sentí estúpida.

Había prometido no volver a llorarte.

Pero siempre hemos roto nuestras promesas. Así que no me importó mucho.

No me importó, igual que como a vos no te importa.

Y está bien. Te extraño demasiado. Y pienso en tu voz cada día.

Pero está bien. Porque sé que no vas acordarte de mi.

Y yo lo haré.

Y la vida seguirá.

Y los recuerdos se quedarán.

Y vos no vas a pensar en mi.

Lo sé.

Siempre lo he sabido.

El hombre hipnotizó a la chica y la pobre terminó actuando como una gallina por dos minutos.

Sentí lástima por ella.
Pero más tarde me olvidé.

Un octubre sin vosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora