Hoy llamé a mi amiga sin memoria y le pregunté si quería ir a tomar un helado. Ella aceptó.
Pidió frutillas y chocolate.
Hacía calor. Y hablamos sobre su memoria. Me dijo que recordó poco sobre mi, pero quería saber más.
Me pasé la tarde hablando sobre nuestra historia sin final feliz. Mi amiga no me interrumpió y cuando acabé sonrió levemente.
Cambiamos de tema. El helado estaba rico.
Me informó que en la escuela todos me odian. Y a vos también.
No me sentí bien. Me sentí como vos.
A las seis se fue a su casa. A las ocho regresé a la mía. Estaba oscuro y yo dolida.
No me soportaba a mí misma.
No tenía ganas de seguir viendo el mundo a través de estos ojos y me fui a la cama.
Desperté en la madrugada. Corrí al baño del pasillo. Vomité. Y ya no pude dormir.
Después de desayunar volví a vomitar. Le dije a mi mamá que el helado me había caído mal.
Había comido el helado a medias.
Yo sabía que algo en mí estaba mal. Lo sospechaba desde aquella tarde y me obligué a pensar que no era así.
Fui a la farmacia y la señora me sonrió. Le pedí un test de embarazo y no volvió a verme a los ojos.
Lloré todo el camino a casa. Lloré mientras orinaba.
Mis padres no estaban cuando dio positivo.
Y mis padre no estaban cuando mi vida se fue a la mierda por milésima vez en Octubre.
ESTÁS LEYENDO
Un octubre sin vos
Short StorySentáte, voy a contarte una historia sobre nosotras dos. Y sí, sé que no te importa.