Mientras caminaba por los pasillos de la escuela en el medio del recreo, me puse a pensar y comencé a sentirme agotada.
Por todas partes se veía lo mismo. Era un sin fin de la misma secuencia aterradora.
Me asusté. Intenté escapar. Cerré los ojos.
Pero nadie puede escapar de sus pensamientos.
Rostros. Rostros que se desdibujan y borran en un mar de recuerdos pasados; recuerdos de una vida pasadas, lejana y feliz donde alguna vez fuimos todo.
Familia, amigos, extraños. Todos se van. Todos se pierden y convierten en rostros olvidados. Rostros sin sonrisa ni figura.
Eso es en lo que todos acabamos.
Rostros sin vida.
Solo una imagen sin nada.
Una sonrisa pasada.
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Un octubre sin vos
Short StorySentáte, voy a contarte una historia sobre nosotras dos. Y sí, sé que no te importa.