Yo también he cambiado. A mis ojos les he puesto unas lentillas color miel. Además, mi largo cabello ha sido cortado y teñido de color rojo, como el de Castiel.
Realmente, no estuve demasiado atenta al concurso, por lo que yo tomaba las decisiones que mis compañeros decían, sin prestar atención.
Al terminar, Viktor me detuvo antes de salir.
—¡Sam espera! ¿Quieres venir a comer algo?
—Por mí vale, ¿puedo invitar a Rosalya?
—Claro por qué no, os espero afuera con el coche.
Busque a Rosalya por todo el recinto y no la encontré, seguro que se fue ya. Supongo que tendré que ir solo con Viktor.
Al llegar a la salida, encontré un coche negro Mercedes-Benz muy bien cuidado.
—Perdón, tarde un poco.—dije mientras entraba al coche.
—No es nada, ¿y Rosalya?
—No la encontré, supongo que se fue a su casa ya. ¿Vamos?
—Seguro, pero primero ponte el cinturón, no queremos que ocurra una desgracia—dijo entre risas.
Durante el trayecto, estuvimos callados, sin decir una palabra, hasta que se rompió el hielo.
—Sam, ¿puedo preguntarte algo, sin que te moleste?
—Por qué no.
—¿Has teñido el color de tu pelo por él?
—Si...—dije, casi susurrando.
—Creo que dentro de poco, tu pelo no volverá a teñirse—dijo con esa sonrisa que a mí no me gusta.
Le hice un puchero, aunque me presto atención sé que vio mi puchero, lo que le causó una pequeña sonrisa.
Llegamos a un restaurante con muchas luces y con un gran jardín con incontables Flores, el restaurante bezgraniczna.