Siempre acabo equivocándome, será verdad eso que dicen. Calladita estás más guapa.
—Prepárate Castiel, vas a acabar por los suelos—dije mientras practicaba antes de jugar.
Tenía el juego perfecto para derrotarle, el voleibol. Es un deporte que de pequeña practicaba y me gustaba, y esta era la oportunidad perfecta para ganarle.
—Ya veremos. Ten en cuenta que todo lo que dices tu cerebro no lo procesa—dijo burlándose de mí
—Muy gracioso Castiel.
—Hey espera un momento, ¿y si te derrotó que gano yo?
—¿La satisfacción de la Victoria?—dije intentando convencerle.
—No me vale, quiero otra cosa.
—Ya veremos...–dije.
Termine de practicar y empezamos con el partido. 1,3,5,7,10 y más puntos se iban sumando al marcador, mientras que el otro estaba en 0.
Cuando el partido acabó hicimos recuento de puntos, 15-2.
—Vaya, vaya, vaya Sam, no esperaba esto de ti—dijo el pelirrojo.
—Hasta yo misma estoy impresionada... ¡Debe de ser imposible!
—No no no, te recuerdo la puntuación, 15-2 a mi favor, por lo tanto he ganado—dijo triunfante.
—¡Quiero la revancha! ¡Esto no va a quedar así!—dije enfadada.
—Vamos ya a casa, el sol se está poniendo—dijo mientras me arrastraba.
En todo el camino no abrí la boca, mientras que él me hablaba del orgullo y victoria ¡es realmente irritante!
Llegamos a mi casa y le invite a quedarse, y nada más entrar Basha saltó hacia a mí.
—¡Cuidado Basha! Algún día de estos acabaré en el suelo por tu culpa—dije mientras la acariciaba.
Ella solo se dejaba querer y Castiel por su parte fue a buscar a la cocina.
—Oye tabla, ¿quieres algo para comer?—dijo.
Aún seguía enfada por lo del partido, por lo que no quise responderle y me encerré con Basha en mi habitación. Escuche la puerta principal por lo que pensé que Castiel se había ido, por lo que baje para comprobarlo y efectivamente, se marchó.
