Capítulo 18

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Todos los personajes pertenecen a Suzanne Collins

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Capítulo 18

"Cuando se colabora con un loco o se comentan sus manías, se cae en la locura"

(Antonio Gala)

Llego hasta donde esta él, no se ha movido de ese lugar, no voltea a verme, ya que tiene la vista fija en el piso. Lentamente me acerco a él, cuando finalmente estoy en frente, él me mira y parece sorprendido de verme ahí.

-- ¿Por qué me sigues buscando?- pregunto-¿Por qué sigues intentado estar cerca de mí? ¿Acaso no tenías pesadillas conmigo? ¿Acaso no pensabas...?

-- Sí- contesta antes de que termine- Los recuerdos que tenia de ti esa noche se distorsionaron en mi mente. Muchas veces venia esas imágenes donde me entregabas a mis secuestradores de mil maneras diferentes. De como me tirabas de ese árbol riendo y esos pensamientos vinieron a mi tanto dormido como despierto.

-- Entonces ¿Por qué me buscas?

-- Porque nunca deje de pensar en ti, no importaba que me traicionabas o me hacías daño junto con mis secuestradores. El solo ver tu cara hacia que mi corazón latiera, fue lo único que me hacía pensar que algo en esos recuerdos no estaban bien. Y ahí en ese lugar blanco y encerrado descubrí que por mucho tiempo eras muy importante para mí y que sin importar lo que me mostrara mi mente quería estar cerca de ti.

Me quedo observando al chico del pan que tampoco me deja de observar. Quiero decirle que nada entre nosotros está bien, ni es normal. Quiero decirle nuevamente que se aleje de mí, pero esta noche en particular me descubrí queriendo que nunca se hubiera apartado de mi vida y esa idea que deambulaba por mi mente era algo que me costaba aceptar y decir, más decir porque si salía de mi boca ese sentimiento se volvería más real que otra cosa.

--Puedo dudar de muchas cosas Katniss. Puedo inclusive dudar de los recuerdos de aquella noche, de lo que paso en realidad, pero nunca dudare de lo especial que eres para mí, de que te necesito para salir de esta locura que me agobia y que mi mente vuelva a ser tan clara como antes.

Sus palabras y sus ojos tienen una reacción en mí, ya que a diferencia de él, es la locura la que me lleve a no quererme apartar del chico del pan. Lo miro y me digo que debo de alejarme, decirle que estar cerca uno del otro no es lo mejor, menos porque nuestros Padres están por casarse, pero no puedo irme, no puedo alejarme. Lo único que hago es colocarme a horcajadas sobre él. Ambos nos miramos, hasta que siento sus manos pasar por mi rostro, espero que me acerque para besarlo, pero solo me mira de una manera que me hace olvidarme de todo y solo me hace concentrarme que estoy aquí sobre él, sintiendo el tacto de sus manos sobre mi rostro y viéndome como si fuera más bella que la luna que está a mis espaldas. Sin resistirlo más me acerco tomándolo de la nuca para besarlo.

Sus manos dejan mis mejillas con dulzura para dirigirlas a mi espalda y apretarme más, haciendo que pierda un momento el aliento, intento separarme para recuperarlo, pero Peeta no me deja, así que tomo el aire que puedo en sus labios. Disfruto las sensaciones de este beso, de sus manos que acarician suavemente mi espalda sosteniéndome y sus suaves chinos en mis dedos. Seguimos así hasta que debemos respirar, solo coloco mi frente sobre la suya.

--Me gusta cuando me besas- dice después de un rato.

El comentario me avergüenza porque tiene razón las veces que nos hemos besado ha sido porque yo empiezo el beso. Él parece notar mi vergüenza y con ternura juguetea con un cabello suelto que tengo junto al oído.

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