Capítulo 32

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Todos los personajes pertenecen a Suzanne Collins

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Capítulo 32

"El lenguaje es el aspecto brusco de la locura"

(John Katzenbach)

PoV Peeta

Al ser domingo ni Katniss, ni yo vamos a trabajar, así que intentamos, pasar todo el día juntos, y buscar cosas que hacer. Con pereza abro los ojos al no sentir a mi compañera de cama y vida a mi lado. Lentamente me incorporo y me encuentro con un hermoso espectáculo frente a mí. Ella está totalmente desnuda con su cabello mojado, la veo distraída hurgando en sus cajones. Seguramente buscando su ropa interior y la sola idea de que algo la cubra en este momento no me gusta, así que me levanto para abrazarla por la espalda.

-- ¿Te bañaste?- pregunto besando su cuello.

-- Tenía mucho calor- contesta.

-- Y decidiste que la ropa te haría sentir más fresca- comento.

-- Se me olvido la toalla.

-- Que suerte la mía- digo paseando mis manos por su cuerpo.

-- Peeta- voltea- ¿Qué quieres desayunar?

-- Quiero otra cosa antes del desayuno- digo atrayéndola a mí.

Estar con ella es un sueño hecho realidad. Recuerdo esas largas noches en la clínica con pesadillas donde Katniss era la protagonista, pero también había noches donde la deseaba.

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No recuerdo cuanto tiempo dure encerrado, pero no me permitían salir debido a mis gritos y a lo violento que era. Para que me viera mi doctor me tenían que atar a mi cama y ahí platicábamos él y yo. Hasta que un día uno de los enfermeros me desato y me dijo que podía ir a pasear al jardín, aunque si provocaba una pelea me volverían a quitar ese permiso.

La clínica resulta ser un lugar muy grande con un hermoso jardín, supongo que tan grande como el de mi casa. Camino solo viendo a los otros pacientes del lugar, algunos son mayores. Sigo caminando hasta que llego a una parte donde ya no se ve nadie. Me llamo la atención que era un lugar donde ni siquiera había ventanas. Sigo mirando cuando de la nada sale una chica, parece de mi edad. Ella me ve y se acerca con una expresión de molestia.

-- ¿Qué quieres?

-- Nada- contesto- Solo camino.

-- ¿Eres nuevo?- pregunta, la chica rubia.

-- Sí.

-- Delly- escucho la voz de un chico- Déjalo en paz, lo estas espantando.

Volteo y detrás de ella están un chico y una chica, parece que son pareja porque él, la trae abrazada. Resulta que sus nombres son Finnick y Annie y la chica que los cuidaba era Delly. A lo que me explican Finnick no está internado y solo viene a visitar a Annie a escondidas, por lo que me piden guardar el secreto cosa que acepto.

Los días en la clínica se vuelven rutina, en las mañanas me la paso con Delly, Finnick y Annie, en las tardes con mis nuevas amigas y suelo ir a mis consultas con el Doctor Aurelius. Son las noches las que no me gustan, ya que tengo pesadillas donde ella se convierte en un monstruo y en otras solo me dedico a acariciar sus brazos, ver sus hermosos ojos grises, recordar el color de su piel bajo el sol en el lago, la imaginaba cantándome como lo hizo ese día para los sinsajos.

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