Capítulo 39

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Todos los personajes pertenecen a Suzanne Collins

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Capítulo 39

"Lo grandioso que tiene la locura es que está dentro de tu cabeza"

(Brandon Sanderson)

PoV Peeta

Esta mañana despierto y es un despertar muy diferente. Tengo esperanza y ánimos por seguir con mi terapia, para recuperarme e ir a entregar esta perla a la mujer que me la mando, a mi chica de ojos grises, a la que amo con cordura. Sí, con cordura, porque quiero vivir ese amor que me mantiene erguido sobre el piso en el que estoy parado, porque quiero vivirlo y sentirlo tranquilo y fuerte, pero una parte de mi también quiere un poco de locura en algunos momentos. Eso me hace sonreír y depositar la perla en el bolsillo de mi pantalón.

A pesar de que tuvimos una pelea, Delly viene en la hora de visita y actúa como si nada hubiera pasado, así que hago lo mismo. Platicamos de otras cosas, como de lo mucho que extrañamos a Annie y a Finnick. Ella me menciona que hablo con ellos, pero que no pueden venir porque están preparando su boda. Escuchar eso me da alegría y se convierte en una de las razones por las que tengo que salir rápido de aquí.

-- Delly, es hora de que te vayas- dice mi enfermera, saliendo de la sala.

-- Sí- acepta ella, pero no se levanta. Se queda quieta por un momento hasta que me mira.

-- Peeta, tú crees ¿qué puedes querer a otra que no sea Katniss?

-- ¿Por qué preguntas eso?

-- Contesta- pide.

-- No, no creo- contesto sinceramente.

-- ¿Por qué? ella no está aquí

-- Seguro que tiene sus razones.

-- Sí, se fue con ese chico alto. Ella no puede entender esta situación y por eso te dejo.

-- No es verdad.

-- Como sabes que no es verdad.

-- Ella me mando esto.

-- Digo enseñándole la perla. Es una promesa.

-- Solo es una perla.

-- No sabes nada Delly.

--Delly- le vuelve a hablar mi enfermera- Peeta tiene consulta. Date prisa.

-- Luego nos vemos- dice despidiéndose.

Voy con el Doctor Aurelius y el comenta que me está viendo mejor. Agradezco que me haya dejado ver la carta y me marcho para ir a comer. Lo triste de estar en la clínica es que los días son parecidos, así que toco la perla para recordarme porque estoy aquí.

El sábado y domingo la rutina cambia para permitir a las familias quedarse más que una hora y comer con sus familiares. Por eso se ve más gente de lo normal y mucho de los enfermeros rondan cuidando que no haya ningún problema. Yo me paseo solo por los jardines viendo a la gente sonreír y platicar animadamente.

-- Peeta- me habla mi enfermera corriendo a donde estoy- Ven conmigo.

-- Espera- intento detenerla.

Ella no se detiene y me lleva casi corriendo de regreso al edificio. Pienso que Delly me está esperando, pero pasamos de largo la sala de visitas y me lleva a otro cuarto.

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