Capítulo 19

1K 138 16
                                    

Todos los personajes pertenecen a Suzanne Collins

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Capítulo 19

"No hay mortal que sea cuerdo a todas horas"

(Plinio el viejo)

Prim y yo decidimos no volver a tocar el tema de Peeta y la escena que vio hace unos momentos. Ambas regresamos a la casa y aprovechando que no había nadie nos acostamos en el sillón con un gran plato de palomitas para ver la televisión. El solo pasar por el canal donde el Señor Mellark tiene su famoso programa me pone un poco mal, más cuando sale un comercial donde él recomienda una harina para hacer pasteles. Por un instante no le cambio porque noto algo, él tiene algunos rasgos de Peeta, como su nariz o esa expresión que Peeta pone cuando está animado. Debe de haber algo mal dentro de mí por gustarme una persona que es parecida a otra que no soporto, definitivamente yo soy la loca, me digo.

-- Él no es malo- dice Prim- Me ha tratado bien y al principio me dejo claro que mi Papá siempre será mi Papá, pero que él puede ser un sustituto cuando lo necesite.

-- No tengo problemas si tú lo quieres- aclaro- Si para ti él es bueno, está bien.

-- Solo creo que deberías darle una oportunidad- dice con inseguridad.

La tomo de la cabeza para acercarla a mí y darle un beso, ya que es lo única respuesta que tengo. Nunca poder sacar de mi cabeza las palabras de mi Papá y los últimos días que paso después de que le rompiera su brazo. No podía olvidar esa mirada triste, a ese hombre que aunque sentía que era mi Padre ya no se parecía a él, esas imágenes que llegaban a mi mente cada vez que veía al Señor Mellark.

Prim y yo comemos solas porque Johanna salió de la casa y no regreso para la comida. Estaba tan contenta por haber pasado este tiempo con Prim, que me hizo recordar esos tiempos en los cuales se la pasaba detrás de mí todo el día. Lamentablemente ya no era esa niñita y se tuvo que marchar porque iba a ver a sus amigas. Regrese a mi cuarto para evitar encontrarme con alguien que no quisiera ver, estaba por acostarme cuando escuche que algo golpeaba mi ventana, me acerque a la venta. Abajo estaba Peeta que me sonreía sentado en la banca, le hice la seña de que bajaba en un momento y él asintió nervioso.

-- Hola- lo saludo, aunque me parece tonto que lo haga porque lo vi hace un momento.

-- Me quede preocupado por el asunto de Prim...ella, ¿Qué te dijo?

-- Le pareció extraño, pero no dirá nada y no tenemos que preocuparnos. Ella confía en mí y yo creo que puedo confiar en ti.

-- Claro que sí- sonríe con preocupación- Ya no te volveré a lastimar antes me lastimaría a mí.

Miro a su frente donde veo ya casi nada del golpe que antes se había dado por culpa de un ataque que tuvo. Me di cuenta que se había golpeado para no irse encontrar mía y eso me dolió, no quería que me lastimara, pero tampoco quería que se lastimara a sí mismo. Quiero acercarme para acariciar su frente, sin embargo no quiero que pase lo mismo que Prim y esta vez el que nos vea sea alguien que no va a guardar el secreto.

--Solo no te lastimes, no importa que. No te hagas daño- le pido.

-- Tranquila, ya no pasa.

Sé que me miente, sé que hace unos días tuvo un ataque, ligero, pero lo tuvo. A pesar de que me miente, no me enojo, porque sospecho que al igual que quiere evitar que su Padre lo envié a la clínica, quiere evitar que nuevamente me aleje.

--Oye- me habla- ¿En qué estás pensando?- pregunta.

-- En nada.

No parece muy convencido, pero deja el tema por la paz- Cambiando de tema. Aparte de lo de Prim, vine porque quiero invitarte a cenar con mis amigos. Va a ser en la casa de Delly. ¿Qué dices?

Like CrazyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora