Capítulo 29

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Todos los personajes pertenecen a Suzanne Collins

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Capítulo 29

"En el amor siempre hay algo de locura, más en la locura siempre hay algo de razón"

(Friedrich Nietzsche)

PoV Peeta

Estoy atado en la silla, es una noche muy fría, pero prefiero las noches, ya que en el día recibo golpes y esa inyección que provoca que en mi mente se sienta confundida. Prefiero este frio que cala mis huesos, porque por lo menos siento tranquilidad y logro dormir. Justamente estaba dormido cuando escucho como la puerta se abre de golpe, haciendo un estruendo muy fuerte, tiemblo de miedo porque no sé, que es lo que lo trae tan noche.

-- ¿Adivina que te traje?- dice el líder del grupo.

-- Peeta- me retuerzo en mi silla al escuchar mi nombre salir de su boca.

-- O más bien la traje para mí- dice él riendo.

Entonces la escucho gritar pidiéndome ayuda, mientras él ríe de manera siniestra, quiero soltarme, quiero apartarlo de ella y matarlo, matarlo por atreverse a tocarla, sin embargo no logro soltarme, no logro salvarla y no logro matarlo.

Despierto de golpe aterrorizado ante lo que acabo de soñar, siento mi rostro lleno de sudor, paso mi cabeza por mi frente intentando controlarme, hasta que la siento moverse a mi lado y recuerdo que la tengo aquí conmigo. Acaricio su rostro disfrutando ver que no tiene el ceño fruncido como siempre, le doy un suave beso en la frente y con suavidad esperando que no me escuche le digo.

--Te amo.

Lo saco finalmente de mi pecho, porque la amo, amo que haya decidido dejar todo por mí, que este aquí conmigo y que me permita sentir en ocasiones que es mía. Usualmente ambos nos decimos que nos queremos, pero decirle que la amo, me parece más fuerte y temo que ella se asuste y huya de mí.

-- Peeta- me habla y como lo hace con los ojos cerrados, me hace creer que está hablando dormida- No puedes dormir.

-- No- contesto.

-- ¿Tuviste...?

La detengo porque no quiero recordar ese sueño- Ven- le pido que se acerque y así lo hace- Intentemos dormir que mañana tenemos que madrugar.

Ella me aprieta, acariciando mi espalda y tarareando una suave melodía que termina por tranquilizarme, hasta que finalmente logro volver a dormir. Llevamos una semana en el Distrito 11 y ha sido una buena experiencia, aunque yo ya sabía sobre hacer pan, aquí comen algunos diferente que aprendí a hacer. Los pasteles por suerte no son tan diferentes y resulta que al Papá de Rue le gusta mucho como los hago dejándome a cargo de ellos. Katniss va temprano a trabajar a los campos, la veo contenta y me alegro que haya encontrado a Rue, porque estoy seguro que ella la hace recordar a Prim y hacer la vida aquí más a gusto.

Me levanto intentando no despertarla. Ella se levanta una hora después que yo para ir a trabajar. Me baño y desayuno para llegar a la panadería y comenzar a hacer los panes. A pesar de que me gustaba hacer panes y pasteles nunca trabaje, nunca tuve la necesidad, pero ahora que lo hago siento que perdí muchas cosas en mi vida en la clínica, que ahora entiendo la esencia de la vida que la valoras más en el esfuerzo del día a día. En mi hora de comida me dirijo a mi casa, como el trabajo de Katniss queda lejos de la casa, ella no regresa a comer, así que tengo que comer solo. Al entrar ahí sobre la mesa encuentro una nota de Katniss.

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