11.El mensaje

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Maratón 2/2

-¡Ya deja de hacer eso Leah!- Grito Jack por sexta vez- ¡Solo vas a empeorar más las cosas!

Tiene razón Leah.

¡Tu te callas!

Hace como una hora o más que estamos encerrados -No exagero, cuando quedamos atrapados eran las 11:35 A.M. y ahora son las 12:47 P.M.- y nadie ha aparecido.

Estoy tan desesperada por salir de aquí que comencé a patear las puertas del ascensor.

-¡Callate!- Grite.

¡Demonios! ¡Se supone que hoy debo visitarlo! ¡NO PUEDO QUEDARME AQUI ENCERRADA!

-¡Ya para!- Grito Jack y justo cuando deje de patear las puertas estas se abrieron de golpe mostrando una pared de metal y algunos cables- Te lo dije.

Fulmine a Jack con la mirada y me volví a tirar al suelo. Mire la hora; 12:50 P.M.

¡Dios! ¡Se me hace tarde!

-Oye. Se que te molesto mucho pero no es como para que estés tan desesperada por irte- Dijo Jack.

-¡No es eso subnormal!- Grite.

-¿Entonces?- Preguntó con una ceja alzada. Ya esta. Odio esa ceja.

-Nada que te importe- Susurré posando mi vista en el techo.

Ya dejalo. El no tiene la culpa.

Tienes razón pero... Pero no.

Me cubrí la cara con ambas manos y pensé. Vamos Leah.

A ver. Seguramente nuestros amigos y mis hermanos ya se habrán dado cuenta de que desaparecimos y al no encontrarnos buscaron ayuda. Si. Seguro.

-¿Es que acaso eres claustrofóbica?- Pregunto Jack y quite ambas manos de mi cara para voltear a verlo.

-No- Respondí seca. No soy claustrofóbica, simplemente se me hace tarde.

-Ok. No es por mi y no eres claustrofóbica entonces... ¿Por que estas tan desesperada?

-Por nada- Respondí.

-Vamos. Por algo tiene que ser. Anda dime.

-Por nada- Repetí. No se lo iba a decir por nada del mundo.

-Por favor.

-No.

-Anda vamos.

-Dije que no.

-Soy necio y lo sabes- Canturreo

-Eso es lo que mas odio de ti- Lo imite.

El bufo y se cruzo de brazos.

-Amargada- Susurro pero lo llegue a escuchar.

-Amargada tu abuela- Dije y el fruncio el ceño.

-No metas a mi abuela- Dijo volteando a verme.

-Dame una razón- Dije mirándolo a los ojos.

El abrió la boca para hablar pero las luces de repuesto se apagaron.

-¿Esto es una broma?- Pregunte exasperada- ¡Dios! ¡¿Que fue lo que te hice?!

-¡Has silencio por favor!- Dijo Jack- Si nosotros perdimos la luz, todo el Centro Comercial lo hizo.

No lo podía ver pero juraría que estaba sonriendo.

Rodé los ojos y me pare del suelo. Genial, ahora sólo hay que esperar a que la luz del estúpido ascensor vuelva y que con suerte se acuerden fe que existimos.

Mis Hermanos y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora