10.- Amistad.

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Como si antes lo hubieran ensayado, Adiel e Irina exclamaron a la par —¡¿Kam?!

—¿Pp-pero cómo?— tartamudeó la pelirroja; —ha sido amigo de los reyes Sol desde hace muchos años; no puede ser él.

—Lo sé, sin embargo las pistas nos llevan hasta Baekja— explicó Izan.

Kam era el emperador de Baekja, y tal como había dicho Irina, era conocida su amistad con los reyes de Alda, mucho antes de que Anelisse y Ayleen nacieran.

—Yo tampoco lo creí al principio—, intervino Raziel apoyando a su hermano, —pero todo tiene sentido; Baekja es el único reino que se beneficiaría si llegase a unirse con Alda, extendería su territorio y sería dueño de gran parte de los recursos—, se refería a la enorme cantidad de minerales y metales preciosos que se encontraban en la cordillera que separaba los reinos.

—Si es así, Kam no está pensando muy bien las cosas—, exclamó el más fuerte, —Baekja no tiene guerreros como nosotros. ¿O sí?

—No lo sé— exclamó pensativo Izan; —desde que el rey murió, Kam no se ha puesto un pie en Alda, no sabemos que ha sucedido desde entonces en su reino.

—Aunque todavía no sepamos exactamente lo que hay detrás debemos advertirles a las princesas— dijo Raziel.

Izan asintió, y de una rama que estaba a su derecha emergió una gran y gruesa espina; la tomó y de la punta brotó una sustancia oscura. Al reverso de la misma nota que tenía en sus manos, se dedicó a escribir.


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