21.- Llegada.

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Todos los que trabajaban en el palacio habían sido evacuados, sin embrago la princesa insistió en quedarse.

—¡Su alteza!— Sandro alcanzó a Anelisse por una de las escaleras de servicio, ya habían cerrado todas las puertas y ventanas de la planta baja hasta las del segundo nivel del enorme castillo.

—¿Dónde está Ayleen?— fue lo primero que preguntó la monarca.

—Escapó junto con Fiama y Elder; pero ahora hay algo que debe leer—, le ofreció un pequeño rollo.


Lo encontramos gracias a usted; pronto estaremos de regreso.

I.


Sonrió para sí misma; a pesar de que Izan era observador e intuía muchas cosas, a veces era lento y despistado; algo inusual y en realidad contradictorio, pero por alguna extraña razón, le agradaba.

—Hay que salir de aquí— Sandro la trajo de vuelta a la realidad. Tanto la princesa como el consejero apresuraron el paso escaleras arriba.

—¡Raziel!— La princesa se lanzó a los brazos del menor de los hermanos; los cuatro guerreros habían llegado, o mejor dicho, aparecido muy cerca de la entrada del castillo; por su parte, Ayleen, Fiama y Elder salieron de lo que parecía un pozo abandonado, que era por donde estaba la entrada hacia aquellos túneles.

...

—Su alteza— exclamó el muchacho al momento que correspondía al abrazo, —¿Se encuentra usted bien?

Ella asintió con la cabeza, —pero dentro están esas cosas; Anelisse y Sandro todavía se encuentran allí—, explicó.

—¡¿Qué?!— preguntó Izan; —¿Por qué no salieron con ustedes?

—Sandro fue por ella; la princesa no desea que esas criaturas salgan del castillo, por eso se dedicó a cerrar todos los accesos— explicó Fiama.

El mayor de los guerreros permaneció pensativo unos segundos luego dio a conocer su plan; primero se dirigió a su hermano —Raziel, lleva a Irina y a Adiel dentro, ustedes buscarán al príncipe y a Sandro—, después miró a Fiama, Elder y a la princesa, —nosotros alejaremos a la gente del castillo.

No sabía que podía ocurrir, tal vez esas criaturas en algún momento se decidirían a romper las puertas y salir, por ello debían actuar antes.

Raziel tomó de los hombros a Irina y a Adiel; y juntos, se teletransportaron dentro del castillo, apareciendo en lo más alto de la torre del este.

—Ustedes busquen desde aquí, yo iré a la torre del oeste—, indicó y luego se esfumó.

Al quedar completamente solos, Irina fue la primera en actuar dirigiéndose hacia las escaleras para descender e iniciar su búsqueda.

—¡Espera!—, el muchacho la tomó suavemente de la muñeca derecha para detenerla; —Irina, en verdad lo siento, sabes que yo...

—No es momento para tus explicaciones—, lapelirroja lo interrumpió con un tono de voz indiferente, sin mirarlo a losojos; luego sacudió su brazo para liberarse; —hay cosas más importantes ahora—;avanzó un par de escalones abajo y lentamente desapareció.    

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