—¡Cuidado!— Sandro sostuvo por la cintura a la princesa que parecía que en cualquier momento se iba a desvanecer; —Ya, déjelos; tenemos ventaja.
Anelisse había detenido el tiempo sólo dentro del castillo y exclusivamente para los trolls, eso le estaba costando bastante.
—No dejaré que... esas criaturas salgan— exclamó la monarca con la voz entrecortada; —causarían destrozos irreparables en el pueblo... prefiero quedarme aquí con ellos.
—Querrá decir, quedarnos— corrigió el consejero.
—No Sandro... tú debes salir.
...
Tal y como había dicho, Raziel hizo su aparición en la torre más alta del lado oeste; a partir de allí, comenzó a descender por las escaleras, los cuadros estaban fuera de lugar, los pedazos de los jarrones rotos esparcidos por los corredores y un silencio abrumador era todo lo que había.
Irina se dedicó a buscar en cada una de las habitaciones, abriendo todas las puertas que había a su paso; por su parte, Adiel, buscaba por los pasillos y escaleras de servicio, fue entonces cuando se encontró con Sandro y Anelisse.
—¡Su alteza!— exclamó Adiel al sostener el inerte cuerpo de Anelisse; Sandro ya lo sospechaba, era cuestión de tiempo para que la princesa perdiera el conocimiento. Casi al instante, los gruñidos de los trolls resonaron por toda la construcción, tan fuerte que hasta quienes se encontraban del otro lado de las paredes de la mansión lo escucharon claramente.
—Adiel, tenemos que sacarlo de aquí— exclamó el consejero.
—Pero hay que buscar a Irina y a Raziel— informó.
—Entonces tú lleva a Anelisse fuera y yo busco a los demás.
Tras dudarlo unos segundos Adiel asintió, tomó a la monarca pasando su fuerte brazo bajo sus piernas y espalda y levantó el vuelo hacia la enorme ventana al final de la torre del este.
Apenas Sandro confirmó con la mirada que el muchacho había salido, y estando la princesa a salvo, se dedicó a buscar a los otros dos.
Irina se encontraba quieta, observando desde unos metros a Raziel, quien se encontraba oculto tras las escaleras esperando a que tres criaturas se alejaran, la chica a pesar de estar en estado invisible, podría ser localizada por el agudo olfato de los trolls si hacía algún movimiento en falso; sin embargo, por estar atenta a los movimiento de los tres gigantes, no se percató que dos más aparecieron a sus espaldas.
Raziel no sabía que su Irina se encontrabacerca, sino hasta que los trolls recién llegados lanzaron un fuerte gruñido y"mágicamente" aparecieron pisadas sobre la alfombra llena de pedazos decristales rotos, era ella.
ESTÁS LEYENDO
Cacería
FantasyEn las fantásticas tierras de Angae, el reino de la dinastía Sol parecía estar en problemas. Con el rumor de que los hermanos Izan y Raziel habían sido exiliados por traicionar a la corona, los guerreros Adiel e Irina se sorprenden cuando son enviad...