18.- Kam.

28 5 0
                                    

La mirada de temor de Kam era evidente; Raziel sostenía una espada a la altura del cuello del rey de Baekja; los guerreros ya habían entrado al castillo. Ahora buscaban respuestas, y las obtuvieron.

Kam había sido el culpable de la extinción de su propio pueblo, había sobreexplotado los recursos y ahora sólo algunas personas, las que residían en el castillo eran la única población; su plan era apoderarse de Alda, junto con los recursos minerales que estuvieran en todo el territorio. Después de todo Izan no estaba tan equivocado.

Dom, el viejo que se hacía pasar por adivino tenía los pies y manos pegados, o más bien, congelados; Yarid, el capitán de lo que quedaba del ejército, era sostenido por el cuello por quien poseía una fuerza sobre humana; mientras Irina tenía levantado, por medio de su don, a varios metros del suelo a Dairo, uno de los del consejo del reino de Baekja; todos ellos estaban implicados.

—Pero ¿Cómo?— preguntó Izan a Kam; —¿Cómo pretendes hacer eso si tienes menos de dos mil soldados?

Al notar que no respondía, Raziel hizo más presión con la espada y un fino hijo rojo recorrió el cuello del monarca.

—Ss-se supone que ustedes fueron exiliados— tartamudeó Kam al sentir un fuerte ardor en su piel; Raziel hizo más presión, necesitaban más detalles; y el rey continuó no se hizo más del rogar. —Los trolls, ee-ellos atacarán a tu pueblo, entonces Kim Anelisse no tendrá más remedio que pedir nuestra ayuda.

—Claro... ¡Tu!... —Izan lo señaló, —Tú has estado sacando a los trolls de Keuda.

—Tan tonto y lento como siempre— sonrió Kam, —por eso la princesa no te creyó.

Y Raziel al escuchar que insultaban a su hermano lanzó un gritó, separó la espada para tomar fuerza y clavarla de una vez en el cuello de su oponente.

—¡Alto!— exclamó el mayor; —suficiente castigo tiene con haber sido la causa de la destrucción de su gente y con saber que su estúpido plan no se llevará a cabo; es hora de regresar.

Tras dejar a todos congelados de muñecas y tobillos y sin arma alguna, ya que Adiel había roto las espadas y arcos que poseían; los cuatro guerreros salieron del castillo de Kam.

—Aún no sé cómo piensa llevar a los trolls hasta Alda— exclamó Izan pensativo; —no encuentro ninguna relación.

—Irina—, Raziel la llamó, —cuando el troll los atacó, ¿había algo en esos lugares que fuera diferente? ¿Algún tipo de vegetación en específico?— preguntó, tal vez el troll estaba buscando comida.

—Pues... no que yo recuerde; sólo estábamos buscándolos a ustedes. Pensamos que se encontrarían cerca de algún lago; pero llegamos a una zona de grutas y cavernas... y pues fue cuando...

—¡Eso es!— Interrumpió Izan, —¡Para eso quería los mapas!Una vez escuché a Sandro decir que el castillo tiene una red de túnelessubterráneos.


CaceríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora