13.- Elder.

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Elder, el joven jardinero entró a la cocina buscando al aprendiz de mayordomo, ambos tenían casi la misma edad, y aunque no eran los mejores amigos se llevaban lo suficiente por ser los más nuevos al servicio de la familia Sol.

—¡Nabil!— lo llamó; —¿dónde estás?

—Señora ¿Ha visto a Nabil?— preguntó a una de las cocineras.

—Hace unos minutos salió apresurado por la puerta de servicio, creo que fue al granero— contestó.

—Muchas gracias— hizo una reverencia apresurada y de inmediato salió en busca de aquel chico.

Minutos antes, Elder había escuchado y visto lo sucedido en la entrada del palacio, la reunión de las princesas y las palabras de Ayleen; por ello estaba preocupado, Lino era una de las personas que más apreciaba y respetaba.

Al llegar al granero vio la puerta entre abierta y decidió entrar sin preguntar; vio la silueta de su compañero, estaba de espaldas y parecía observar minuciosamente algunos papeles sobre una improvisada mesa.

—Nabil, te estaba buscando y... — el joven jardinero se quedó estático ante la escena. Nabil, al voltear para atender a su llamado dejó ver la parte del frente de su ropa que estaba manchada de alguna sustancia rojiza; sostenía con la mano derecha una pluma y sobre la mesa había un tintero y algo similar a un mapa incompleto.

—¿Qué es eso?— atinó a preguntar el recién llegado pero sólo obtuvo por respuesta una sonrisa ladina. Así que dijo lo que su mente de manera instantánea maquinó, —¡Tú. Fuiste tú!— Elder lo señaló atando cabos de inmediato; —¡Tú le hiciste daño a Lino! ¿Cómo pudiste?

—Pensé que serías más listo. ¿No lo habías notado?

—¿De qué hablas?

—De lo obvio, pronto todo esto pasará a formar parte de Baekja; como lo fue hace mucho tiempo. El rey Kam tomará posesión de este lugar.

—Eso no lo permitirá la princesa— Elder se escuchó firme y convencido.

—¿Y tú crees que le va a preguntar? Con esos chicos fuera el único que podrá salvar a este reino será el emperador Kam. Anelisse Sol rogará por su ayuda.

Elder no comprendió, pero antes de que pudiera formular otra pregunta o argumento recibió un fuerte golpe en la quijada que lo hizo retroceder un par de pasos.

La pelea entre los aprendices se volvió más intensa, los rastros de sangre seca en la ropa de Nabil se habían mezclado con la propia y con la de su oponente; hasta que por fin uno quedó inconsciente. Con un pedazo de madera, Elder se había defendido.

El jardinero arrojó el objeto y miró al chico que yacía sobre el suelo; sacudió al cabeza de forma negativa, no lo podía creer; tanto él como Lino y las mismas princesas habían confiado en Nabil, ahora quien sabe cuántos secretos de la familia real habían sido revelados y divulgados.

Tomó el cuerpo de su antiguo compañero y lo ató a uno de los altos pilares del enorme granero; de esa forma, cuando todo fuera aclarado, aquel traidor recibiría su merecido.


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