Siguiendo al lobo dorado

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  Javier se pasó muchas horas de los siguientes días buscando toda la información que pudo recolectar sobre los hombres lobo y al no verse contento con lo que encontró decidió buscar más sobre los lobos puros, aquellos ancestros de los perros que tantos lugares del mundo conquistaron. Entonces descubrió que la leyenda de los hombres lobo es una de las más antiguas conocidas por el hombre. Personas que hacen conjuros para transformarse en bestias o animales, seres malditos con un encantamiento encima que los haría tomar la forma licántropa ya sea por voluntad o por acción de factores externos. Eran varios los casos en los que se veían hombres lobo a plena luz del día y eso lo consoló, pero el hecho de que hayan tantas versiones le hizo pensar que quizás si se trate de una maldición y que esta maldición afectara de diferentes maneras a cada persona.

  Relatos de personas de Sudamérica llamaban a los hombres lobo "lobizón"y decían que se trataba de un can enorme que se transformaba por voluntad, se comía las gallinas de los campesinos y si pasaba entre tus piernas podría transmitirte la maldición a ti o a tus descendientes. Otras versiones decían que las marcas que se hiciera un hombre lobo en forma humana desaparecerían en la próxima transformación, pero si se hería como lobo aunque sea en lo más mínimo las cicatrices quedarían y así se lo podría reconocer. Hecho por el cual la gente afirmaba que los hombres lobo le temen a los vidrios, navajas y demás objetos que puedan causar marcas muy visibles. No era lo mismo con las balas. Si bien la versión televisiva del licántropo solo moría con una bala de plata, muchas otras versiones afirmaban que las balas ni siquiera afectaban a los hombres lobo. Resultaban pocos los signos en los cuales el folclore y la televisión concordaban cuando se trataba de hombres que se transforman en lobos. Existían historias catalogadas en registros históricos sobre personas que creían transformarse en un hombre lobo y cometían actos de canibalismo, pero ninguna transformación había sido probada tratándose el caso como un mero desorden psicológico.

  Javier comenzó a relacionar muchos de los datos sobre los hombres lobo con información sobre lobos reales y poco a poco trató de descartar lo que no le servía. Había muchas historias que decían que los hombres lobo tenían una temperatura corporal más elevada a la común para una persona adulta, pero tal vez este hecho se relacionase con los lobos de las zonas heladas del planeta. Éstos no solo eran más grandes que los demás sino que poseían en las patas una vena que transportaba la sangre a contra corriente para que la sangre enfriada en las patas no llegara al cuerpo y pudiera equilibrar su temperatura contactando con otras venas que llevaran sangre caliente desde el cuerpo hacia la pata. Este sistema resultaba necesario para evitar la cristalización de los vasos de los animales y generaba las patas más grandes de los lobos en consideración al perro. Otra cosa que descartó de los relatos folclóricos fueron las historias donde los lobos tuvieran una mirada roja o algo por el estilo ya que los lobos tienen ojos amarillos y esa es otra de sus grandes diferencias con los perros. Javier tuvo muchos momentos de lectura pero a la larga tuvo que reconocer que de nada le serviría. Gabriela era diferente a todas estas historias. No solo en que se transformaba de día sino también en que era real. No había forma de negar que ella se hubiera transformado en una mujer loba y ninguna de las historias concordaba con lo que se manifestó en su amiga. Javier buscó videos en internet pero fue inútil, nadie había publicado nada parecido al hombre lobo real. Esto le hizo pensar en todos los padres que habrían dedicado años de sus vidas a cuidar que no se supieran las historias de sus hijos lobos, así como lo hacía el padre de Gabriela. ¿Cuántas personas se habrían visto envueltas en una maldición similar y cada uno de ellos sin nada de información para ayudarlos a causa de la necesidad de proteger a los licántropos a toda costa?¿Cuántos Javieres y cuántas Gabrielas habría en este mismo momento dando vueltas para proteger este gran secreto? Ellos consumidos por una situación que no se puede explicar, pero acusados de ser culpables a pesar de todo. Y ellas presas también, pero de algo mucho más grande y más complejo que una cárcel. Presas de la enfermedad y maldición de ser un lobo, sin familiares, sin conocidos, que no pueden controlar sus acciones. Para la ciencia es solo un lobo anónimo, porque a nadie importa su nombre y apellido solo cómo reacciona a este factor o cuántos años puede vivir así, de qué manera lo podemos aprovechar o de qué otra forma nos tenemos que prevenir de su potestad. Para la poesía era un ser despreciable, al igual que lo sería para sus amigos y familia. Gabriela no tenía lugar en la sociedad ni en la religión ni en ninguna otra parte. Solo podía contar con el amor incondicional de sus padres y de algún que otro amigo y ese debía ser él. No podía ser de otra manera.

El circo de la luciérnagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora