Javier se pasó varios días haciendo obras de artesanías para Joseph. Aprendió nuevos nudos en sus cortinas, realizó varios animales más, utilizó la técnica del macramé decorativo para hacer también algunos manteles, carteras, tapizado y decorar floreros. Joseph hizo varias vasijas de barro grandes y le pidió a Javier que las pintara de muchas maneras abstractas. Las personas tendían a comprar más los diseños de flores, mariposas, hadas y duendes pero Joseph prefería hacer diseños propios aunque no fueran fáciles de vender. Ya se había adecuado al fluir de las ferias de las zonas periféricas y tenía en cada una a una persona con la cual compartía un puesto para aminorar el impuesto que cobraban las municipalidades para vender en las plazas y ferias municipales. Esto iba en contra de la filosofía del licántropo quien pensaba que pagarle a una institución por un lugar en la tierra que por naturaleza no tiene dueño es una forma de robo, pero esta vez la aceptaba por resignación. Nunca volvía feliz de las ferias municipales sin importar cuanto vendiera.
- Amigo, te lo digo; con todo el esfuerzo que le pones y el tiempo que te lleva cada una de estas cosas el precio al que ustedes los artesanos las comercian es prácticamente un regalo. – comentó Javier una mañana mientras trabajaba con Joseph en un tapiz hecho de puros nudos de macramé.
- Exactamente por eso es que somos artesanos y no comerciantes de artesanías. No se trata solo del inmundo dinero, esto es una forma de vida. Es un placer para nosotros el saber que el producto de nuestro esfuerzo y la labor de nuestras manos puede gustarle a otras personas y así expresar nuestro interior y que otros lo disfruten.
- ¿Así que esto es lo que hay en tu interior?
- Más o menos.
Javier examinó las últimas obras de Joseph. Dominaban los tonos verdes y colores tierra. La mayoría tenían diseños abstractos donde los colores jugaban alegremente sobre las vasijas y los telares como si una ventisca de mil tonos se hubiera puesto a danzar encima y a trazar figuras circulares y fluidas sobre el material inerte. Eran contadas las que llevaban un dibujo animal y de esas en su gran mayoría podía verse la figura nostálgica de algún lobo solitario andando por un paisaje abstracto. Los lobos eran rojos, marrones, blancos, negros, algunos azules o con fusiones de esos colores, pero ninguno era verde. Javier interpretó una mezcla de melancolía y calidez en las coloridas obras de su amigo.
- Y... ¿Qué tipo de trabajo me pedirás para hoy?
- Oh, se trata de algo nuevo para ti.
- ¿cómo es eso?
- Bien, hoy aprenderás a hacer sahumerios.
- ¿solo sahumerios? - Javier estaba decepcionado. Sabía que no era un proceso tan complejo y no habría mucho que aprender. Pensaba que Joseph solo quería usarlo de mano de obra barata.
- Si pero para eso primero necesitas experimentar diferentes aromas.
- ¿cómo los haré?
- Hacerlos no es la parte más fácil. Decidir cómo los quieres es la parte difícil. A la gente le gustan los aromas vegetales, pero no quemarían cascaras de naranjas para ambientar sus hogares. Prefieres los olores dulces, pero no empalagosos, fuertes pero no en exceso. No quieren cosas muy comunes pero si les das algo completamente nuevo lo ignoran porque no se atreverían a gastar dinero en algo que no saben si les gustará. Ten eso en cuenta Javier. Es difícil hacer algo que disfrute todo el mundo, nadie puede. Solo trata de hacer algo que tu disfrutes y espera que alguien con la misma sensibilidad pueda encontrarse con tu trabajo y llevar un billete oportuno en su bolsillo.
- Claro, entiendo, pero ¿Cómo hago los sahumerios?
- Veo que estás impaciente. Mejor dejamos este tapiz para después. Espérame aquí.
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El circo de la luciérnaga
Loup-garouUna amistad inquebrantable se ve violentada por la mordida de un hombre lobo, y ahora Javier tendrá que luchar contra decisiones que jamás imaginó tener que afrontar con tal de volver a compartir la sonrisa de su amiga. ¿Podrá el joven ayudarla a so...