- Clava las estacas junto a Gehenut, nosotros vamos a ayudar a cargar las utilerías esta vez.
- No quiero calvar estacas, eso es trabajo para trogloditas. Voy a ayudar a Beta con su rutina.
- No desafíes mis órdenes cachorrita. Alpha me dejó a tu cargo y lo que quiero es que claves estacas junto a Gehenut, ¿comprendes?
- Tú no eres quien manda aquí. Solo Alpha puede decidir eso y si no me lo dice de frente de una buena vez por todas, entonces no pienso hacer nada más solo porque tú lo digas.
- Estás adentrándote en terreno complicado cachorra.
- ¿Quieres ver qué tanto se pueden complicar las cosas aquí?
Nefresius gruñó frente ante desafío de la muchacha. Fue un reflejo involuntario más, solo eso bastó para atraer la atención de Alpha y que en cuestión de segundos el mismo se hiciera presente. Todo el ambiente de por si demasiado tenso pronto se volvió estresante ante la llegada del lobo dominante y su mirada severa dirigida hacia Nefresius. Gabriela sonrió.
- ¿Qué ocurre aquí? ¿Por qué ustedes desvirtúan la paz de mis dominios con esta riña?
- Señor Alpha – respondió Gabriela en tono de humillación reverente – estoy aquí hace ya más de dos meses, pero al permanecer bajo la tutela de personas como este troglodita lo único que hago es clavar estacas y llevar los utensilios del circo. Quizás esté usted de acuerdo en que podría hacer algo más por mi inclinación natural a la vocación de servir, mi señor.
La mirada severa de Alpha se volvió dura como una pared inmensa de mármol con un toque de amarillo ámbar en medio ante el comentario atrevido de la joven.
- ¿Quién pretendes ser presentándote frente a mi con semejante queja? – bramó con tono enfurecido - ¿No te parece que ya bastante bondad he demostrado para contigo al permitirte permanecer en esta comunidad sin exigirte ningún sacrificio a cambio como para además tener que librarte de las labores pesadas y enviarte a realizar el trabajo de hombres lobo más aptos de lo que tú serás en vida?
- Perdóneme mi señor, no era mi intensión ofenderlo. Solo creía que quizás mis amplias influencias y conocimientos sobre las ciudades periféricas podrían serle de gran utilidad.
- Explícate mejor.
- ¿Qué diría usted si le propusiera que el próximo espectáculo del circo de la luciérnaga no se realice en un claro donde convirtamos simples campesinos en esclavos sino en el medio del puesto en inauguración del gran puerto de la zona costera, donde grandes políticos asistirán y probablemente más de uno quede bajo nuestras influencias? ¿Sería de su agrado, mi señor?
El lobo dominante no pudo evitar sonreír malévolamente frente a semejante proposición. Era la oportunidad que había estado esperando hace tiempo y si bien no confiaba plenamente en esa muchacha altanera que había rescatado hace apenas dos meses, realmente no lo hacía en nadie y la sola opción de conquistar un grupo de ciudades para los hombres lobo sería una oportunidad irreemplazable. Alpha tenía que ceder.
- Diría que estás soñando demasiado, pequeña. Pero no me desagrada tu proposición. No me desagrada en lo más mínimo. Podríamos discutirlo con más detalle junto a beta y mis nodrizas tras aclarar un pequeño detalle.
- ¿De qué se trata señor mío?
- ¿Qué es lo que ganarías tú con hacer esta jugada?
Gabriela sonrió sin responder nada. Al fin toda su espera habría de dar fruto.
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El circo de la luciérnaga
VârcolaciUna amistad inquebrantable se ve violentada por la mordida de un hombre lobo, y ahora Javier tendrá que luchar contra decisiones que jamás imaginó tener que afrontar con tal de volver a compartir la sonrisa de su amiga. ¿Podrá el joven ayudarla a so...