Giros y encrucijadas

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- Me dijiste que querías verme. ¿qué ha sucedido?

- Te traje esto.

- ¿de qué se trata?

  Javier entregó las nuevas muestras de la sangre de Gabriela a la doctora Hamber y ella las miró con ánimo.

- Mira Javier, esperaba avanzar un poco más antes de poder mostrarte los resultados pero digamos que has llegado en un momento bastante oportuno.

  Hamber caminó resueltamente por el laboratorio, luego frenó abruptamente, observó a Javier por unos segundos con gesto expectante y lo llamó para que la siguiera, más sin darle tiempo a reaccionar salió a buscarlo.

  Sus pasos eran enérgicos y decididos, tal como lo habían sido la primera vez que se vieron. Ella lo llevó hasta una habitación pequeña y luminosa con pequeñas ventanas cerradas y una ducha en el fondo. A lo largo de la misma se extendían dos largas mesadas de trabajo que se encontraban repletas de materiales brillantes que incluían tubos de ensayo, cápsulas de petri, dos microscópios y un par de tambores irreconocibles para el muchacho. Javier observó varios lienzos con tablas dibujadas en las paredes, docenas de hojas pegadas a los espacios vacíos a manera de recordatorios y resaltando por sobre todas las carpetas y los contenedores de las mesadas una pila de libros acomodados correctamente en un pequeño mueble que funcionaba a manera de biblioteca. La doctora Hamber se acercó al microscopio y quiso que Javier observara lo que había en el preparado. Cuando el chico obedeció pudo ver una sustancia azulada aunque no la reconoció.


- Perdona mi ignorancia, pero no sé mucho de ciencias. ¿qué es esto?

- no esperaba que lo entiendas, pero aún así quería mostrártelo. Aislé la hormona que genera la transformación en tu amiga. Creo que estoy cerca de hallar la cura.

  Javier se sintió paralizado instantáneamente al oír las palabras que mujer acababa de pronunciar. Un impulso interno quería estallarle dentro como si un huracán lo invadiese y su fuerza le subiera desde el pecho hasta los ojos. Quería llorar de la emoción, aunque se controló. Mientras tanto Dalia Hamber lucía una ferviente expresión de alegría en el rostro, como si ver la reacción del adolescente provocara su propia felicidad. Tuvo que levantar el mentón para poder observarlo mejor ya que Javier era casi dos cabezas más alto.

  Esperó unos segundos a que el joven se recompusiese y luego continuó.


- Todavía hay muchos detalles que estudiar pero pude determinar que es un compuesto sensible a la luz que afecta al individuo a nivel génico, o sea que hace que se exprese información genética que estaba dormida, probablemente aportada por un virus y así tu amiga cambia de forma. Es una hormona muy compleja ¿Si? no tengo idea de dónde obtiene la energía para generar el cambio de forma, pero lo que si se es que el tiempo de transformación es directamente proporcional a la luz que lo esté bañando. Y hay algo más. Pude averiguar que las concentraciones de hormona en sangre van decreciendo con pasar de las horas, o sea que cada hora que pasa hay menos hormona en sangre. Pero hasta no hacer un estudio sobre tu amiga en persona no podré saber con exactitud más nada.

  Javier no había podido entender casi nada de lo que Hamber explicaba, más allá de los esfuerzos de la joven mujer la cuál acompañaba cada palabra con un gesto de sus manos tratando por todos lo medios de serlo más clara posible. No obstante a eso, le quedó bien claro que algo había dentro de su amiga  y que Hamber necesitaba un hombre lobo en persona para poder aprender a curarla...Con la única complicación de que sería IMPOSIBLE conseguírselo.

El circo de la luciérnagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora