- Javier huyó.
Todos sabían que así sería, pero aún así no pudieron evitar reaccionar con amargura ante las palabras de Sofía. El joven había perdido la paciencia hace mucho y era evidente que de un momento a otro tomaría el camino más fácil y se escaparía. Había sufrido bastantes cambios y no tuvo el tiempo ni el apoyo suficiente para soportarlo. Joseph empezó a sentirse culpable, quizás él podría haber sido menos duro y ayudar al muchacho cuando era necesario. Él sabía que estaba haciendo las cosas mal pero al sentirse cómodo con su propio método prefirió arriesgarse y no cambiarlo, no sabía estar en armonía con los otros, siempre había sido un solitario.
- Hay que organizar grupos y salir a buscarlo. Sugiero que vayamos Joseph y yo, así Hamber permanece segura por si se vuelve a transformar.- No. No lo pienso dejar solo justo ahora. Javier nos necesita.
Incluso Hamber lo entendía con simpleza. Joseph se sentía más cruel que nunca. Sabía que la responsabilidad si al joven le ocurría algo sería completamente suya, aunque los demás trataran de aceptarla.
- Debemos actuar rápido. Lo más probable es que se haya ido a la ciudad, directo a ver a Gabriela. – dijo Hamber.- Yo lo dudo. – intervino Joseph. – él no está huyendo de no poder verla, está huyendo de mi control.- No Joseph, no pienses esas cosas.- Sé bien que es cierto y tiene razón, he sido un tonto.- Has hecho lo mejor que pudiste.- Eso ya no importa. Es necesario que salgamos a buscarle.
Y así se hizo. Los tres formaron un solo grupo y buscaron aprovechando el olfato cánido del licántropo. Joseph salió a buscarlo como humano y aunque era muy gracioso ver a un hombre adulto agachado como un perro tratando de seguir un rastro, este era un momento serio y había que seguirlo sin hacer que se sintiera sentir mal. Javier se había refregado contra el pasto haciendo desaparecer el olor a menta y canela que llevaba comúnmente de manera que Joseph empezó a buscarlo por el olor a grasa quemada que caracterizaba a los hombres lobo. Pronto captó el aroma deseado y siguiendo un camino de tierra oscura llevó a las chicas a una arboleda en las afueras de la ciudad. Tuvieron que caminar más de media hora hasta llegar pero para su sorpresa, no fue a Javier a quien encontraron. En su lugar cinco hombres adultos fumaban mientras jugaban a un juego de naipes y decían groserías. El olor era inconfundible; Joseph se había equivocado, Javier no estaba entre ellos, pero aún así su aroma marcaba con claridad que se trataba de más hombres lobo. Inmediatamente al llegar los licántropos identificaron a Joseph como a uno de los de su raza.
- ¿Quiénes son ustedes? – se adelantó a decir uno de los cinco.- Somos pacíficos, le pido que no se exalte noble señor. Vengo con estas dos humanas buscando a uno de los nuestros que se apartó de mí.- ¿son ustedes una jauría local?- Quizás una jauría de dos, si. Pero no pretendemos sublevar a su dominio señor. Solo queremos vivir en paz.- Este territorio y todos los territorios son dominios del gran Alpha. Todos los lobos saben eso.- Lamento no reconocer su autoridad sobre nosotros señor, pero ese a quien nombras no es ni grande ni mucho menos está sobre mi. Soy un simple solitario buscando a su colega.
El lobo que conversaba con Joseph se disgustó con ese último comentario y arrugando su rostro hasta quedar como una pasa de uva llena de barba lo observó con desprecio por dos segundos antes de voltearse hacia sus compañeros y hacer un gesto con la mano para indicarles que lo siguieran, luego avanzó hacia el licántropo y lo atropelló con una tacleada a la cual Joseph no reaccionó.
- No busco pelear contra ustedes. Mi deseo es que haya paz, mi señor.- No puede existir paz si vivimos separados. Solo si aceptas el dominio del gran Alpha habrá paz entre nosotros.- Lamento escuchar eso, mi estimado.
Los cinco licántropos volvieron a arremeter esta vez todos juntos contra Joseph pero él se les adelantó y saltó en el medio de los cinco desatando brutales patadas sobre cada uno golpeándolos en el pelo antes de tocar el suelo. Había dado cinco patadas en el aire y su velocidad era superior aún a la de Javier. Uno de los licántropos no se levantó tras el ataque inicial, los otros cuatro volvieron a abalanzarse contra Joseph el cual sostuvo del brazo al primero, lo levantó sobre su espalda y lo arrojó contra otro licántropo, luego saltó y embistió de un rodillazo a un tercero y se trenzó en un combate de boxeo cerrado contra el cuarto. Joseph golpeó con la misma pierna las costillas, luego la cabeza, después se apoyó contra el muslo de su agresor y al fin con un salto impactó su talón de la otra pierna contra la cabeza del último licántropo en pié haciendo que este cayera inconsciente. Los otros tres volvieron a levantarse, primero temblando por la paliza, pero luego un sacudón los hacía recobrar vigor y estremecerse enérgicamente. Los golpes de Joseph habían corrido el betún de los licántropos y esto generó que comenzaran a transformarse. Pronto frente al lobo mayor se hallaban erguidos dos lobos en estado de transformación completa y uno transformado de manera semi humana. El terror había paralizado a Sofía y Hamber y se habían escondido tras un árbol mientras Joseph comenzaba a reírse de los tres oponentes que lo desafiaban.
- En serio, ustedes no tienen idea de quién soy yo ¿verdad?
Los lobos no respondieron, solo volvieron a atacar con una ráfaga de movimientos más brutales que la última vez los cuales Joseph esquivó sin mayor problema y sin necesidad de responder con golpes.
-Déjenme ilustrarlos un poco.
Joseph retrocedió dando un salto con voltereta hacia atrás y al caer un olor fuerte a grasa quemada se despidió de su cuerpo mientras el licántropo pasó a transformarse en cuestión de segundos en un lobo gigantesco con rasgos humanos. Era la misma transformación que había sufrido Javier esa misma tarde pero Joseph no parecía enfermizo sino más fuerte que nunca. Sus músculos se habían marcado con gran firmeza y estaban atravesados por grandes venas y un manto de pelo grueso y brillante. Sos ojos irradiaban en un color amarillo ámbar y sus garras se tornaron negras como el azabache. La transformación fue tan rápida que Joseph aulló por el dolor de las alteraciones físicas. Se irguió sobre sus patas traseras y soltó un pequeño gruñido que hizo retroceder a los desafiantes lobos que se encontraban frente a él para luego dejarlos completamente paralizados. La agilidad del Joseph aumentó mucho y en un solo movimiento dos de los tres lobos salieron volando hasta caer inconscientes. El último lobo permaneció anonadado y tembloroso.
- Tú no tenías ningún betún ¿Cómo lo hiciste? ¡Solo Alpha puede hacer eso!- Yo me puedo controlar. Aprendí a ser quien yo quiero ser.- Es imposible... ¿Quién eres?- Soy tu nuevo líder. Si rehúsas formar parte de mi manada morirás en este mismo instante.- ¡No señor! Usted es digno de mi servicio. Será un honor formar parte de una jauría con usted, pero por favor, no avance contra el Alpha. Si es eso lo que usted pretende dígamelo ahora y elegiré la muerte sin ofrecer resistencia.- Por qué le tienes tanto miedo a Gólgota.- ¡No lo llame así! El Alpha es el lobo más poderoso del mundo, todos los circos de la luciérnaga le rinden obediencia y pronto todos los sobrevivientes del nuevo mundo lo harán.- ¿A qué te refieres?- Alpha tomará el control del mundo en cuatro días.- ¡Explícate miserable!- El circo de la luciérnaga atacará a la ciudad en medio de la inauguración del nuevo puerto. Tomarán el control cercando a los humanos y liberando a cientos de lobos recién convertidos que aún no se controlen para que solo los mejores sobrevivan. Así, los sobrevivientes se convertirán en uno de los nuestros y correrán a todas partes ampliando el reino de Alpha hasta los confines del país. Luego, el señor Alpha pedirá obediencia y los ayudará a unirse en un solo imperio de escala mundial.- ¿Por qué elijen hacer esto ahora?- Porque es la primera vez que tienen el control de un evento público donde vayan personas con influencia política y humanos con suficiente fuerza física como para luchar a su lado. Ellos tomarán a los políticos que elijan vivir bajo su protección para tomar más líderes y así avanzar contra las fuerzas humanas.- No veo gran novedad a la situación en que vivieron hasta ahora, si todo se cumple como tú dices muchos morirán, tanto lobos como humanos. ¿Eso no les importa?- El señor Alpha dice que eso es necesario para que el mundo llegue a una nueva era donde los hombres lobo podamos dejar de vivir en las sombras y así tengamos paz.- ¿Cómo harán para acceder a los policías humanos?- Tienen un contacto que los llevará, mi señor.
Joseph arrugó el gesto ante esa última frase. Luego preguntó con voz suave:
- ¿Te refieres a Gabriela?- Exactamente, señor.- Comprendo...Hamber, Sofía; Javier debe esperar. Hay un asunto mucho más complejo cocinándose aquí.- ¡¡¿Qué?!! – bramó Sofía. – ¿dejas de lado a tu amigo tan pronto?- Sofía, esto es demasiado grande. No podemos permitir que el circo de la luciérnaga tome control de la ciudad. Si tienen éxito pueden conquistar el mundo. ¿Te imaginas un ejército de lobos peleando contra los humanos?- Pero Javier nos necesita.- No serán lobos contra humanos, me corrijo. Serán humanos enfermos contra humanos con armas. Esto será una matanza sin sentido para que un corrupto malvado aumente su reino por sobre el de los humanos.- ¡¡Un momento!! – se exaltó el lobo atrapado por Joseph. – usted dijo que no iríamos contra Alpha.- Oh, no te preocupes mi pequeño amigo. Tú no irás contra Alpha.- No dejaré al líder de mi jauría luchar solo, aunque eso me cueste la vida.- ¿Darías la vida por mi?- Sin duda alguna.-Eso es muy noble, pero...¿qué hay de ellos?- Ellos son mi jauría. Harán lo que yo les diga.- Los necesito a todos. Convéncelos de trabajar conmigo.- Sin problema.-Hamber, acompáñame al laboratorio. Sofía, suerte con tu búsqueda.- ¡¡¡No!!! – gritó Hamber mientras daba un fuerte sacudón con su mano para marcar su oposición. Joseph se sorprendió. Hubiera esperado que fuera Sofía quien dijera eso.- ¿Por qué no?- Sé lo que pretendes. No vamos a experimentar con estos hombres lobo.- No es experimentación...Prácticamente tenemos la cura en nuestras manos, solo la probaremos para ver si...- ¡NO!- Está bien. Lo haré solo si prefieres no tener nada que ver con esto.- Joseph, no. Lo que estás planteándome es ilegal.- Señorita – intervino el lobo que se había rendido ante Joseph. – ¿de qué experimentación hablan?- Joseph piensa probar una cura contra la licantropía con ustedes.- ¿Eso se puede curar?- No lo sabemos. Solo tenemos un prototipo sin probar.- ¡Entonces pruébenlo en mi! Quiero ser su voluntario.-¿disculpa? – Hamber no podía creer lo que acababa de oír.- Quiero ofrecerme como voluntario para que prueben esa cosa.- No estás obligado por leyes ridículas de hombres lobo a menospreciar tu vida ni nada por el estilo por algo que quiera Joseph.- No acabas de usar esa cura sin probarla sobre Javier, acaso – chilló Sofía.-Era un momento de tensión, reaccioné como pude. – se disculpó Hamber- No es por mi líder. Es para tener la cura. Lo daría todo por esa cura... - intervino el lobo.- ¿Estás seguro?- Si, señorita.- Hamber, si esa cura tiene el efecto inmediato sobra la transformación como ocurrió con Javier entonces quizás podamos salvar a todos los hombre lobo que se encuentren en ese evento en vez de que ellos destruyan a todos los humanos presentes. ¡Terminaríamos con el circo de la luciérnaga en vez de que ellos conquisten al mundo!- Es muy arriesgado...- Es necesario.- No estoy de acuerdo con esto Joseph, pero si de verdad es lo que ellos quieren.- Le aseguro que si, señorita. No existe cosa alguna que mis camaradas y yo deseemos más que una cura para la licantropía.- ¿Todos de acuerdo?- ¡Yo no! – gritó Sofía. – ustedes siguen planeando abandonar a Javier. No puedo ir sola por ahí, podría ponerse violento como lobo.- Si quieres le pido a alguno de mis nuevos subordinados que te acompañe.- Deja de burlarte de mi Joseph.- No me interesa lo que hagas. Me llevaré a Hamber y a los sujetos de prueba al laboratorio. Tu has lo que te dé la gana.
Sofía parecía indecisa ante esa idea. Luego de un momento de reflexión se acercó a Hamber y le dijo. iré sola. No te preocupes por mí.
- No te preocupes, se que Javier no te hará nada.- ¿y si me encuentro a otro hombre lobo?- Podrías usar esto – le dijo Joseph al tiempo que le brindaba una pequeña botella verde oscuro. – contiene extractos de menta. Si me necesitas solo destapa la botella y vendré enseguida a ayudarte.- Gracias. Aunque no puedo confiar en que solo esto sea suficiente, sabía que no me dejarías sola.- Procura no cepillarte los dientes. Si todos estamos de acuerdo entonces lo mejor será partir. – dijo Joseph mostrando su entusiasmo por dar al fin con la cura a la licantropía.- Vámonos, nos queda mucho por hacer. – dijo Hamber a fin de ponerlos a todos en marcha.
El lobo nuevo tomó a sus compañeros y uno a uno los despertó y les ordenó hacer lo que Joseph les pidiera. Todos reaccionaron con euforia al saber que podría encontrar la cura para su condición. Mientras tanto Sofía cambio el rumbo y se dirigió a las grutas donde ella y Javier habían discutido por última vez. Sabía que no lo encontraría allí, pero confiaba saber al menos hacia donde partir una vez estuviera en ese sitio. Se encontró con la noche al llegar. Las estrellas brillaban con más fuerza en el campo que en la ciudad y ahora daban un espectáculo sobre su cabeza aunque a ella poco le importaba. Dejó que sus pies la guiaran mientras andaba sin rumbo fijo mirando cualquier detalle que le diera a entender que Javier pudiera estar cerca. Se moría de miedo y no quería estar ahí pero era necesario buscar a su amigo. Para él también podía haber peligros difíciles de sobrellevar. La luz de las estrellas poco y nada significaban frente al manto oscuro de la noche y Sofía fue perdiendo confianza con el paso del tiempo. Luego ya no quería seguir ahí, había pasado más de una hora desde que empezó a sentir que no reconocía el territorio y no sabía cómo volver. Sentía ganas de llorar pero no se iba a dar ese lujo. Caminó y caminó hasta que unos ojos amarillos comenzaron a brillar desde unos arbustos en frente suyo. El pánico no le permitió moverse, no obstante usó su energía para decirle a la bestia "por favor, déjame" entonces la energía de una voz familiar le respondió: "¿qué haces aquí?". Javier salió de entre las malezas y extendió su mano a la muchacha quien poco a poco fue recuperando el color normal de su piel.
- ¿Eres tú? – preguntó Sofía a pesar de ya saber la respuesta.- ¡Que alegría encontrarte Sofía!- ¡¿Cómo pudiste huir así?! ¿No te das cuenta de lo mal que la hemos pasado a causa de tu ausencia?- Pues no. Tampoco mi presencia parecía importarles demasiado.- ¡Si que nos importas! A mi me importas mucho. ¿Por qué te fuiste?- Porque necesitaba encontrar a Gabriela y resolver este asunto por mi cuenta. Ya los involucré demasiado.- Eres un tonto. Nosotros queremos ayudarte, ¿Acaso no lo comprendes?- Yo no quiero que me ayuden.- ¡¿Pero por qué siempre tratas de ser tan indiferente a lo que los demás sentimos?!
Y dicho esto Sofía golpeó a Javier con fuerza en la cara. Ambos se miraron en silencio y sin pensarlo Sofía comenzó a llorar. Javier la observó incrédulo y en silencio por unos segundos para luego soltar una risa débil y ahogada. Eso hizo enfurecer aún más a Sofía quien trató de golpearlo de nuevo, pero Javier se la sacó de encima y sin darle importancia se fue caminando en otra dirección a sabiondas de que la muchacha lo seguiría. Caminaba despreocupadamente aunque en su pecho las emociones se arremolinaban como una tormenta sin rumbo. Javier sabía que tarde o temprano todo lo que se había callado tenía que expresarse de algún modo pero nunca hubiera esperado que fuera a manera de una risa calmada en medio de un momento tenso. Después de todo, eran solo sentimientos. Nunca tuvieron un patrón razonable, resultaba tonto esperar que justo ahora fuera diferente. "hay cuestiones en las cuales ni siquiera una charla de horas con Joseph podría darles luz" se dijo a fin de sentirse un poquito menos tonto. Cuando Sofía lo alcanzó lo abrazó con fuerza por la espalda y ambos se pidieron perdón a la vez. Sofía seguía llorando pero aún entre los pequeños ronquidos de cerdito que producía la muchacha a intervalos entre los sollozos se atrevió a hablarle nuevamente.
- ¡Pensé que no te volvería a ver!- Yo no te abandonaría. Eres muy importante para mí.- Quiero que vuelvas. Las cosas se pusieron muy locas esta tarde y bueno...te necesitamos.- ¿Qué ha sucedido?- Encontramos a un grupo de hombres lobo, Joseph los derrotó y luego se unieron a él como su manada. Ellos nos contaron que hay un circo de hombres lobo tratando de conquistar la ciudad y tu amiguita trabaja con ellos. Van a atacar durante la inauguración del puerto y Joseph lo quiere evitar.- ¿Estás hablándome del circo de la luciérnaga? ¿Qué vamos a hacer?- Joseph cree que tiene la cura contra la licantropía y piensa frustrar los planes del circo de hombres lobo curando a toda la jauría de la licantropía.- Está loco.- Lo sé, pero ya lo conoces. Él es el que siempre dice no nos queda nada por perder cuando se trata de darlo todo. Bueno, lo hará en cuatro días.- Es impresionante...Bien, entonces habrá que ayudar. Debemos volver. ¿Tienes idea de donde estamos?- No. Creí que tú lo sabrías.- ¿Por qué lo iba a saber yo?- Bueno, porque tienes...ya sabes...olfato de lobo.- Ah...con respecto a eso...ya no lo tengo.- ¿Cómo que no lo tienes? Eres un hombre lobo, ¿No?- No lo sé.- ¡¿Cómo que no lo sabes?!- No lo sé. Desde que Hamber usó esa inyección en mi he estado bajo la luz del sol prácticamente todo el tiempo y sin embargo no me he vuelto a transformar. También perdí la potencia sobrehumana de todos mis sentidos. Creo que la cura de Hamber funcionó.- Aún tienes los ojos amarillos.- ¿Los tengo? Pues sería lo único porque todo lo demás desapareció. La cura funcionó Sofía.- ¿Funcionó? De manera que... ¿Ya no eres un hombre lobo?- No lo sé. Solo sé que dejé de transformarme.- Entonces si mordieras a alguien, como por ejemplo a mi, podría ser que esa persona, o sea yo, no se transforme, ¿no?- Bueno, hay una gran probabilidad de que no. Si quieres te puedo morder para probar. Confío en Hamber y en su cura.- No, mejor no me muerdas. Prefiero cuando son suaves.
Dijo Sofía y con eso, abrazándolo fuertemente por el cuello, lo besó con delicadeza. Javier no supo cómo reaccionar, no se esperaba eso, pero lo había deseado por tanto tiempo que simplemente se dejó llevar por el momento.
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El circo de la luciérnaga
WerewolfUna amistad inquebrantable se ve violentada por la mordida de un hombre lobo, y ahora Javier tendrá que luchar contra decisiones que jamás imaginó tener que afrontar con tal de volver a compartir la sonrisa de su amiga. ¿Podrá el joven ayudarla a so...