capítulo 42

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La ciudad está desolada, como siempre; es agradable que el aire te pegue en la cara arrastrando el pelo hacia atrás, y es increíble ver la carretera correr a gran velocidad bajo tus pies.

Al principio cuando me subí a la moto, intente agarrarme al asiento de esta, y así no tocar mucho a Derek, pero para ser sincera me daba miedo montar en moto por lo que me quedaba toda rígida y no me inclinaba bien sobre la máquina, o no sé que cosas más me dijo el peli negro de ojos azules, no me enteré mucho de lo que me dijo; vamos, el tema es que tuvo que parar la moto y cogió mis manos hasta llevarlas donde su abdomen donde las entrelacé.
—Así mejor—dijo y creo que me puse roja porque se rió pero no lo sé
Tras un rato, llegamos a la ciudad y nos bajamos de la moto.

Casas abandonadas, calles desiertas, ciudades desoladas, países arruinados, continentes perdidos y un planeta de mierda; eso es lo único que encuentro y pienso cada vez que estoy en una ciudad nueva, ya no hay nada, se arruinó todo, y ni siquiera sé porqué.

—No me subestimes—le digo al chico que llevo al lado, intentando dar por terminada la conversación anterior, pero no funciona.
—¿Quién dice que lo hago?
—Tu actitud, tus críticas con sarcasmos...—empiezo
—Mentira—me corta y me contradice

Atravesamos una muy larga calle, en la que al lado izquierdo, hay un montón de cubos y contenedores de basura; y al lado derecho de la calle, hay un coche abandonado justo después de la única calle que conecta con esta; no hay ninguna puerta ni ventana, solo un gran ventanal roto unos cuatro o cinco metro por encima de nosotros, por lo que supongo que en su día serían unos almacenes propiedad de alguna empresa.

—Una carrera hasta el final de la calle—dice él de pronto
—¿Porqué?
—Para que tengas la oportunidad de demostrarme que me equivoco—hace una pausa—además realmente creo que podrías llegar a ganarme
—No podría llegar a ganarte, lo haré
—Ya veremos—me contradice—hasta el final de la calle ¿vale?—nos preparamos y en cuanto el chico guita: ya, salimos corriendo a toda velocidad.

Vamos bastante a la par, hasta que comienzan a flaquearme las piernas y él poco a poco empieza a ganarme terreno —no me puedo creer que los zombies casi se lo meriendan en Oklahoma—Derek me saca ya unos cuantos metros de ventaja, cuando mientras pasamos por delante de la única calle que se conecta se escucha un ruido fuerte que genera eco.
Mi mirada va dirigida hacia la calle en la que veo unas sombras de unas persona en la distancia, cuando vuelvo a mirar a Derek esta esta en el suelo sujetándose fuertemente la pierna, la rabia me inunda y no tardo mucho en llevar las manos a mi cinturilla, donde agarro mi arma y apunto al frente...

Apocalipsis ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora