Capítulo 51

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Cristales rotos. Uno de ellos rasgando mi piel. Un hilo fluido de sangre es ya bastante visible cuando mis pies tocan el suelo. Los zombies nos rodean contra la fachada del edificio, y no sé muy bien cómo todo se hace soledad y oscuridad.

Los pies me pesan y múltiples ramas de árboles me golpean el rostro, intentó apartarlas con los brazos, pero estos también pesan demasiado, siendo incapaces de realizar la función que les pido. Aullidos y gruñidos lejanos se mezclan con el ambiente, me tiembla el arma en la mano por varios motivos: el miedo, estoy sola y no sé cómo ni dónde están los demás, además de que estoy perdida y no tengo claro adónde dirigirme.

El sonido de un disparo llega mis oídos, en ese mismo instante me detengo y giro mi cuerpo en dirección a la procedencia de este, saco energías de donde no me quedan para correr a su encuentro, esperando encontrar a alguien del grupo. Otro disparo hace eco en el aire,  todo guarda silencio unos segundos Y yo creo acelerar más el paso, si es que es eso posible.

Mientras corro, un pesado el cuerpo cae sobre mi provocando así caída contra el suelo, en este mismo instante llevo mis manos al cuello del individuo, del cual se derrama sangre empapando mi camiseta, sus dientes amarillentos y desgastado se cierne sobre mi rostro y cuello intentando llegar a la casa, impidiendo se lo únicamente con un brazo intento alcanzar el arma que durante mi caída se ha desplazado varios centímetros, rozo la empuñadura de está hasta que soy capaz de cogerla y llevarla a la sien del zombie, aprieto el gatillo siendo yo esta vez la causante del disparo. Al momento el cuerpo sin vida deja de ejercer cualquier tipo de fuerza y cae por fin realmente muerto al suelo.

Me levanto como puedo, intentando ignorar un ligero pitido de oídos y un no tan ligero mareo que me nubla la vista, debí golpearme la cabeza, ya que siento una fuerte punzada en esta, las ramas se multiplican a mi vista pero aún así sigo andando.

Un grito llega a mis oídos, continuo apartando ramas de en medio hasta que llego a un claro, mis ojos  repasan la escena que se les presenta; grandes cantidades de zombies comienzan a rodear al grupo, Brandon clava el puñal en el cráneo de un zeta mientras Alice le respalda, a la vez que Derek se encuentra sobre el regazo de Willian agarrándole los brazos sobre su pecho, impidiéndole la movilidad. Me uno a la lucha de la única chica en su lucha con un trío de zombies, cuando esta cae de rodillas por un flechazo en el costado procedente de la ballesta de Willian, quien la sujeta en mi dirección cuando notó sus intenciones de apretar ya el gatillo inconscientemente cierro los ojos, y solo los vuelvo a abrir cuando noto la caída al suelo de un cuerpo después de un disparo.  Derek sujeta en alto el arma y la baja lentamente, me mira cómplice y gracias a todas las horas que hemos compartido los dos juntos sé que es una mirada de desilusión y decepción hacia el que era su nuevo amigo.
Cuando doy un paso en su dirección Brandon me rodea con fuerza el brazo a la altura del codo y nos dice:
—Veámonos ya
—Espera— opongo resistencia — ¿y Zayn?
—Fue por el coche— responde de vuelta — vamos— ordena y tirando de mi ( cosa que agradezco por que todo me da vueltas) desaparecemos todos de nuevo entre los arbustos.

En un momento, tras haber atravesado varios campos y caminos unos focos hacen presencia, y nos subimos al coche lo antes posible.
Brandon que es el primero en abrir la puerta dice:
— Zayn, nunca me había alegrado tanto de verte
—Subid y callad— responde él
Y así lo hacemos, tomando la carretera dirección a la ciudad más cercana para conseguir nuevas armas y municiones, ya que todas las nuestras se han quedado en la casa y sería un suicidio volver allí.
Observando la carretera y la luna de hoy, caigo dormida apoyada en la ventana.

Apocalipsis ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora