¿Coincidencia?

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    Deavon me miraba atreves de sus pestañas largas como si fuera su presa, Adam le hablaba pero él no disimulaba. Le costaba bastante ponerle atención, en cambio yo, estoy intentando ignorar como su mirada esta sobre mí de nuevo.

         ¿Qué clase de juego es este?

         Hace veinticuatro horas lo conozco, ¿Cómo es que está asociado con mi prometido y como es que me lo consigo en todos lados?  Esta vez lleva una chaqueta de cuero marrón y unos jeans como los de ayer, también lleva esa camisa blanca, de hecho, creo que es la misma de ayer y su perfume, su perfume es una droga sin cura, estoy controlado mis impulsos para no lanzarme a su cuello y perderme en ese olor.

-        Voy a pagar la cuenta. –Dice Adam levantándose, mientras yo le lanzo una mirada intentando que capte que no quiero que me deje sola con él.

Como siempre, no me entiende y se va. Mi corazón choca fuertemente contra los músculos delgados que lo rodean.

-        Así que, ¿El es tu novio? – Dice sorprendido, mientras su mirada baja a la abertura de mi blusa directo a mi pecho.

-        Lo es. – Recuerdo sus palabras y comienzo a sentirme mal.

-        ¿Supo qué hacer con el vestido? –Pasa su índice por sus labios mientras se acomoda sobre la mesa para mirarme más de cerca.

-        No te parece muy desubicado preguntar algo así, cuando apenas nos conocemos y de paso mi novio es quien te representa. –Se ríe como si hubiera escuchado el mejor chiste de su vida.

-        No, de hecho, no. – Su mirada profunda me penetra y bufo intentando entender que es todo esto.

-        ¿Qué pasa por tu cabeza? –Estoy irritada pero a la vez estoy completamente atraída.

Muerde su labio inferior salvajemente y tengo un fuerte impulso de hacerlo yo por él.

-        Me pasas tú, desnuda, en mi cama. –Susurra muy cerca, casi sobre la mesa y esboza una sonrisa.

Me quedo sin palabras de nuevo y Adam regresa casi al mismo tiempo en el que Deavon se acomoda de nuevo en la silla, le sonríe cortés y percibo que Adam me mira raro, entonces siento como mis mejillas arden; seguro estoy roja. Me levanto de la silla y entrelazo mis manos con las de mi novio que está estrechando la mano con el hombre que acaba de decirme que me quiere en su cama.

-        Hunter, un placer hacer negocios contigo. –Se despide y Deavon asiente.

Hunter...

         Se va y camino de la mano con Adam hasta mi trabajo. El silencio caracterizaba este paseo. No me saco de la cabeza la imagen de Deavon desnudándose frente a mí, el recuerdo de sus manos en mi cintura y como me aprisionaba a él, con suma delicadeza y  su respiración en mi piel. Las ganas que tenia de que me besara y sus últimas palabras diciéndome que tenía planes para mi vestido.

         Adam iba con el celular en la mano texteando, no es que me importe, pero que yo esté pensando en estas cosas teniendo a mi prometido de la mano es grave, hay un problema.

-        ¿No conocías a Hunter? –Dice sin mirarme y me detengo haciendo que su atención este en mí.

-        ¿Por qué me preguntas eso? –La voz me tiembla y el sonríe como si fuera obvia la respuesta.

-        Porque yo le ofrecí el departamento que esta frente al tuyo mi amor. -¡El es el culpable!

-        No lo había visto. – Miento y sigo caminando para que me siga.

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