¿Que somos?

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El día se me ha hecho eterno. Tengo unas cinco llamadas de Deavon que no atendí porque no tengo ganas de escucharlo, además del trabajo atrasado que tengo por culpa de Adam y de él.

Vale... Quizás exagere un poco con el tema de las preferencias. El problema es que aquí todas están seguras de algo que no es cierto, me he ganado este puesto y que lo pongan en sobredicho por lo que crean me molesta.

Quizás también en el fondo estabas buscando una excusa para dejarle en claro a Deavon lo que piensas con respecto a su particular control sobre todo. Mi subconsciente lanza ese pensamiento a mi parte racional pero sacudo la cabeza en negación. Si algo me molesta se lo digo y listo...¿No?

En fin termino mis textos y comienzo actualizar la página cuando el teléfono de la oficina suena y doy un respingo en mi asiento asustándome. Atiendo y del otro lado de la línea escucho un espere.

-        ¿Por qué no quieres atender mis llamadas? –Oh vamos... Revoleo los ojos y suelto aire de mi boca.

-          Tengo mucho trabajo. –Le digo siendo evasiva.

-          ¿Aún vamos al cine?

¿Quiero ir al cine? Creo que primero debería de comer.

-          Creo que saldré antes así que si aún quieres, por mí está bien. –Le respondo y escucho que suspira del otro lado.

-          No suelo querer entender a las mujeres pero realmente todo contigo se me hace frustrante. –suspira de nuevo– He estado todo el día pensando en qué puedo decirte para que no te molestes, no lo hice con intención.

-          Yo sé que no. –suspiro de igual forma– Bueno, no lo sé. Solo sé que me sentí sumamente incomoda. Para llegar a donde estoy tuve que escalar mucho, no es la primera vez que te ven aquí el hecho de decir que me conoces –me detengo intentando ordenar mis ideas– Hace que crean cosas que no son... O sí son pero no es algo que quiero que sepan.

-          No quiero hablar esto por teléfono ¿está bien?

-          Está bien.–Digo.

Ambos hacemos silencio en la línea y él deja escapar aire de su boca pero no cómo suspiró sino algo más como si algo le doliera.

-          Pasó por ti en dos horas. –dice– Estaré a una cuadra de tu trabajo, llevo la moto.

Me río recordando la primera vez que me subí a su Harly

-          Esta bien Deavon. –Le respondo.

-          Nos vemos. –Dice con sequedad y me quedo escuchando el sonido vacío del otro lado del teléfono.

Dejo el celular donde va y continuó con el contenido que debo subir a la web. Hoy por suerte nadie me ha molestado, todos deben de creer cualquier cosa en este momento y los que no estaban en la reunión deberían de enterarse de mi reacción.   Comienzo hacer los diseños para la página y así poder subir las publicaciones cuando tocan a mi puerta.

-          ¡Adelante! –Grito de mala gana y la puerta se abre entrando mi hermano con un envase de comida.

Oh Dios ¡Gracias! Mis ojos se iluminan y él me sonríe agitando la bolsa de comida enfrente de mí.


- Alguien me dijo que no habías comido. –Sonríe.

Se me olvida que Christian es amigo de Deavon.

- ¿Quién te lo dijo? –Christian cierra la puerta detrás de él y me sonríe tomando asiento enfrente de mí.

- Bueno, creo que tengo mis contactos. –Comienza a sacar la comida de la bolsa de plástico y el olor automáticamente despierta mi apetito que estuvo aplacado todo el día.

ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora