Mery + Christian II

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Después de terminar el desfile, Christian decide por ambos que vamos a comer a un lugar cerca del evento, la verdad es que no me opongo simplemente porque tengo hambre y el hambre siempre puede más que mis ganas de evitar el coqueteo masivo del hermano de Alice.

Estamos en silencio, en la mesa de este restaurante lujoso. Hace más o menos cuatro minutos está leyendo la carta y no hacía falta que la viera para saber que iba a pedir. La verdad es que me considero una persona decidida y me gustan las personas que sean igual de decididas que yo. - ¿Ya decidiste? –Me pregunta bajando la carta de su rostro hasta la altura de su nariz. Logro reírme y asiento. Arquea sus cejas sorprendido y sonríe de igual manera.

-          ¿Hace cuanto? –Pregunta colocando el menú sobre la mesa a un lado de las copas de agua.

-          Más o menos cinco minutos.

-          Tenemos aquí exactamente eso. –Dice con incredulidad.

-          Bueno, sé lo que quiero en cuanto tengo que tomar una decisión.

-          ¿En serio? –Asiente de nuevo con ese toque de incredibilidad.

-          ¿Por qué te sorprende? –Pregunto y sé que mi rostro a cambiado a: Hola, tu eres el que lleva media hora viendo la carta.

-          Porque las mujeres con las que he salido no suelen decidir tan rápido.

Acabas de caerte Christian Town.

-          Uno. –Me acerco sobre la mesa- No sales –hago comillas con mis manos- conmigo; y dos, debes de estar acostumbrado, sin ofender, a ese tipo de mujer que suelen hacerse las duras y terminan siendo unas autenticas moscas muertas.

-          Auch. –Sonríe de costado y la pera de su garganta sube y baja. Sigo en mi postura y él asiente.

-          ¿Vamos a pedir o vas a seguir haciendo comentarios machistas? –Le lanzo y él llama con la mano al camarero. –Buena decisión.

Christian hace silencio  y yo me dedico a mirar todo lo que esta rodeándome. El lugar es lindo, las luces están un poco opacas, pero es para que de el ambiente, los colores pastel predominan en las mesas y decorados mientras las paredes son de madera pintada. Me gusta, le da un toque clásico al lugar. A un lado de nuestra mesa, hay un piano de cola blanco, un hombre un poco mayor comienza a tocar y la melodía automáticamente me lleva a la canción de Jason Mars I'm yours tarareo despacio y Christian alza la mirada hacía mí.

-          Quizás debería de pedir disculpas por lo que dije antes.

-          ¿Por decir que todas las mujeres somos superficiales y fáciles? –Arqueo mi ceja y Christian asiente.

-          Estoy seguro que eso no fue exactamente lo que dije.

-          Pero lo diste a entender. –Se ríe.

-          Lo siento.

-          Mira, conmigo no tienes porque querer aparentar algo que no eres, si crees que todas son así está bien. De nuevo, no tengo ningún interés en que esto se convierta en una cita, ni que intentes coquetear conmigo y mucho menos salir contigo.

Christian muerde su labio inferior y sus mejillas comienzan a sonrojarse.

-          La sinceridad es un defecto que no todos aceptan. –Agrego.

-          Yo la agradezco. –Sonríe- De todas maneras, como dije antes, -repite mis palabras- Esto no es una cita, no estoy tratando de coquetear contigo y yo tampoco quiero que salgamos.

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