¿Quieres apostar conmigo?

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¡Maldito despertador!

Me quejo y me muevo de lado a lado. ¡Quiero dormir! Joder... Me levanto de mal humor zarandeando las sabanas con odio. Camino hasta el baño y me miro al espejo, restregó mi rostro e intentó repasar todo lo de anoche.

Le dije a Deavon que quería intentarlo. Aún quiero... Aunque tiene mucho que ver el hecho de que estaba coqueteándole a la periodista poco profesional que estaba ahí intentando sacarle fiesta.

Fiesta a lo que es mío.

Abro la ducha, me doy un baño rápido, cepillo mis dientes y salgo con mi toalla envuelta en el cuerpo mirando el celular al lado de mi cama.

El mensaje de Ellen recordándome que mañana es la fiesta de Mery.

El mensaje de Adam de buenos días que jamás me manda. Esto es extraño.

Mensaje de Christian queriendo almorzar conmigo y por último Deavon.

"Tengo muchas ganas de verte, ¿podemos desayunar? Tengo todo preparado."

Le sonrió al teléfono como tonta y bloqueo el celular. Busco un vestido en mí closet beige y me apresuro a vestirme, suelto mi cabello, lo peino y salgo por algo de tomar a mi cocina.

Escucho ruido en la cocina y sé que puede ser Christian así que no me preocupo, en cambio, me apresuro a ir por algo de tomar. Cuando llegó, me sorprendo al escuchar el sonido del cuchillo rebanar el tomate y al ver esa espalda que ya conozco con perfección, no es Christian.

—    Deavon. –Digo y él se da media vuelta hacia mí.

—   Buenos días. –Sonríe– No quise despertarte.

—   No lo hiciste. –Le aclaró– ¿Qué haces aquí? –Trato de parecer ofendida pero realmente esto me causa gracia. –Tienes problemas de acoso tú.

Deavon suelta una carcajada dejando caer el cuchillo en el lavaplatos y llevando la tabla con el tomate cortado a él par de sanduches que hay sobre el mesón.

—  No es problema de acoso, quise venir hacerte el desayuno porque supuse que seguías dormida.

—   ¿Cómo entraste? –Pregunto cruzando los brazos.

El revolea los ojos mientras coloca salsa al pan y me mira –Christian estuvo aquí, habló conmigo.

Oh...

—   ¿Te dejo entrar?

Sonríe –  De hecho, hablamos aquí.

—   Invasión a la privacidad. –Digo riendo.

—  Soy culpable. –Se acerca– pensé que había quedado claro la última vez. –guiña el ojo y presiona mi mejilla.

Camino hacia la barra de la cocina y me siento en uno de los blanquitos, tomó uno de los platos y Deavon me ve.

—   ¿Qué? ¿No es mío?

—   Lo es. –sonríe– ¿quieres jugo?

—   Por favor. –sonríe y camina hacia la nevera.

Se ve malditamente sexy pero más allá de su cuerpo y todo ese sexappel que derrama tiene todos estos gestos que me hacen sentirme especial. Lo veo mientras saca el jugo de manzana de la nevera y lo sirve en un vaso, lo desliza por el mesón hasta que llegue a mí y saca otro sirviéndose él.

—   Hable con Adam. –Dice y de pronto el sanduche se atraganta en mi esófago.

—   ¿Qué?

ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora