- ¿Pasta o arroz? –Pregunto con los ojos cerrados acariciando su pecho.
- Pasta. ¿Tú? –asiento
- También. –Le digo.
- ¿Playa o montaña?
- Depende. –responde. Abro los ojos alzando mi mirada hacia él para conseguirme con la suya.
Tiene un brazo en su cabeza y el otro brazo se pasea por mi brazo provocándome escalofríos que puedo controlar.
- ¿De qué?
- De mi ánimo. –Dice– Me gusta la montaña cuando quiero conectarme conmigo mismo, para pensar, salir un poco del caos de la ciudad.
- ¿Y eso no lo puedes hacer en la playa? –Asiente con una sonrisa.
- Sí puedo. -se ríe- Pero... Prefiero la playa para ir con un grupo y disfrutar del sol, del mar... Una fogata. –Lo miro y el se ríe– ¿Qué?
- Eres demasiado raro.
Me vuelvo acomodar en su pecho y el besa mi cabello aspirando su olor.
- ¿Por qué?
- Porque te gusta como el Yin y el Yang. –Le digo– Te gusta la playa para la joda y te gusta la montaña para ir solo.
- No me molestaría irme contigo. –Me dice con una voz seductora.
- ¿Me llevarías? –Le preguntó y el asiente.
- Me gustas tú. –Susurra.
Siento las palabras en todo mi cuerpo, ni siquiera sé por qué todavía estas cosas me sorprenden. Me quedo callada y beso su pecho acariciando su abdomen con mis dedos.
- ¿Café con leche o café solo? –Pregunto cuando siento que se está tensando debajo de mí.
- Con leche. –se ríe.
- ¿Día o noche?
- La noche me gusta. –Me dice– La prefiero. La luna es algo que me hechiza, me encanta, la noche es mi mejor parte del día.
- ¡Wow! –me río– Cuanta pasión.
Deavon carcajea rompiendo el silencio sepulcral que había en la habitación.
- Siempre hay que decir lo que uno siente, lo que le apasiona. –Me mira– Soy tu amigo, ¿no?
Me mira intentando ocultar su diversión y yo arqueo mi ceja mirándolo. —¿Amigos?
- Amigos. –dice.
- ¿Eres orgulloso? –Le preguntó y el asiente.
- No olvido fácil. –acaricia mi mejilla con sus dedos– A-mi-ga. –Dice pausado.
Oh Deavon... Me río. Alguien quiere jugar.
- ¿Te encanta jugar conmigo no? –asiente.
- Me gusta ver cómo sueles desesperarte. –se ríe- Amiga.
- ¿Ah sí? –asiente– Yo también puedo jugar a eso, Hunter.
Deavon se ríe de nuevo tan alto que los vecinos podrían escucharnos— hasta ahora, el tablero va mano a mano. –me guiña el ojo y se acomoda sobre su brazo haciendo que yo me mueva y me ponga en su misma posición– Uno para Hunter, Uno para Town.
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Prohibido
Romance[SIN EDITAR] La ciudad que nunca duerme, un trabajo, una casa, amigos y la locura de Nueva York. Alice esta acostumbrada a vivir así, cree que tiene la vida perfecta, tan perfecta como aburrida. Tiene un novio, un buen trabajo, unas buenas amigas y...