Más de ti - II

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Saca las llaves desde el bolsillo de su chaqueta y abre la puerta señalándome para que entre. Sonrío triunfante y me levanto para adentrarme en su mundo, el apartamento de Deavon Hunter. El cierra la puerta detrás de él mientras yo me quedo escaneando el lugar, de hecho, esta bastante ordenado. Muebles de cuero francés, algunos cuadros abstractos y uno de un pincel dibujando la nota musical Sol. Algunas cajas en un rincón y pocas luces iluminan el lugar. Me quedo mirando un poco más, tiene varias guitarras y un piano de cola negro, mi mente me trasporta a ¿Cómo se vería tocándolo? No puedo creer que tenga el control de mi mente también.

-    ¿Qué pasa? –Pregunta mirándome mientras se saca la chaqueta y la coloca en el perchero que está justo detrás de mí. Siento su calor...

Mierda.

-    Nada. –Digo- Pensé que me iba a conseguir con un desastre, dijiste que el orden es tu parte más controladora.

Se ríe un momento y niega con la cabeza mirándome como si esto le divirtiera. –No dije eso. –Estoy confundida, acaba de decirme que su departamento estaba hecho un asco y que esta era su parte más controladora.

-    ¿Entonces a que te refieres con: No le hagas esto a mi lado más controlador?

-    A ti. –Lanza sin pensarlo y creo que la saliva se acaba de atorar en mi garganta.

No puede ser tan jodidamente sexy.

-    ¿Quieres algo de tomar? –Se desplaza por su departamento hasta la cocina y lo sigo.

-    ¿Yo soy tu parte más controladora? –Digo intentando sonar tranquila al respecto del tema, pero creo que él tiene que entender que si me va a decir cosas así es porque tiene que tener una buena explicación al respecto.

Sonríe y saca agua de su nevera, la sirve en un vaso y me deja observándolo. Creo que no responderá a mi pregunta. Se lleva el vaso a la boca y cuando termina de tragar me mira con sus ojos oscurecidos, ahora los tiene un poco marrón, me parece que es un lindo gatito.

-    Lo eres. –Dice mientras deja el vaso- Seguro ahora quieres una explicación del porque, ¿No? –Asiento y el sonríe.

Hace un gesto como si estuviera ordenando sus ideas. Me subo en el mármol frio de la cocina para sentarme y verlo desde este ángulo, a él le sorprende que haga esto por la forma en la que me miro. –Espero no te moleste. –Digo y el niega con la cabeza.

-    No me molesta para nada. –Suspira y me mira las piernas con devoción. No puedo evitar sonreír así que lo dejo disfrutar del panorama.- Eres mi lado más controlador, porque no se nunca como vas actuar. –Explica.- Recién estuve en tu casa y no te importo.

-    Estabas besándome, no me importaba porque tenías los ojos cerrados y aun si no los tuvieras cerrados, estaba demasiado aturdida por tu reciente invasión. –El se ríe.

-    Tienes un punto a tu favor. –Chasquea los dedos y se acerca, su mirada es muy penetrante. Es como si con ella pudiera ver a través de mí.

-    ¿Por qué te cambia el color de los ojos? –Mi pregunta lo sorprende.

-    Mi mamá, ella los tenía así. Es un mal de familia. –Dice.

ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora