No puedo alejarme de él

17.2K 1K 126
                                    

                  

Después del mensaje que le escribí a Adam no he podido comunicarme con él y han pasado unos dos días más o menos.

        Sin salir de mi casa.

        Sin ver a Deavon o contestar sus llamadas.

        Sin ver a Mery.

        Sin ver a nadie.

Soy una presa en mi propia casa, aunque técnicamente es por elección. Christian también ha llamado pero no tengo ganas de hablar con él. Son las doce del medio día y yo sigo en pijama, pedí unos días en el trabajo también así que digamos que estoy en momento de invernar –como los osos- me levanto del sofá para la cocina en busca de algo de tomar, todos estos días he estado tomando cualquier cosa, creo que es hora de que por lo menos tome jugo de naranja.

Saco el vaso del estante y me siento sobre el mármol frío de la cocina. Veo mi reflejo en el vidrio del microondas. Soy un desastre. Pareciera como si una bomba nuclear hubiera caído en mi cabello, mis ojeras podrían ser primas hermanas de los mapaches y seguramente por cómo me veo ahora mismo me confundirían con una vagabunda.

        ¿Qué pensara Deavon?

Estos días lejos solo me he comprobado a mí misma que extraño el hecho de tenerlo cerca, así que supongo que tome una buena decisión pero para no sentirme culpable, no puedo verlo.

        No hasta hablar con Adam.

Escucho unas llaves en la parte de afuera de mi departamento en el pasillo, debe ser Deavon, bajo corriendo para mirarlo por el ojo mágico de la puerta. Cuando llego, logro verlo, ve mi puerta con desilusión... quiero correr abrazarlo pero antes, tendría que darme un baño. Lo veo entrar y cerrar la puerta, corro al baño y abro la ducha, me saco la vieja camisa que tengo puesta por encima de mi cabeza y la dejo caer al suelo junto con mis bragas. Me hundo bajo el agua y siento como ella me libera de toda la tención que adquiero desde el momento que me levanto.

A veces, me gustaría ser como esas personas que no tienen ningún tipo de remordimiento por nadie ni por nada, quizás mi vida fuera más fácil si fuera una de esas personas que solo piense en mí. Tampoco me gusta estar en el papel de víctima ni quiero justificarme pero Adam me ha hecho esto desde hace mucho tiempo y dudo que por su mente haya pasado aunque sea un solo pensamiento de culpa, considerando que si no es por mi él jamás me hubiera dicho nada al respecto.

        Odio esto.

Salgo del baño y me pongo un vestido floreado. Mi cabello mojado cae sobre mis hombros, creo que me hace falta un cambio de Look, quizás de color de cabello o un corte, no sé... pero lo haré. Camino de vuelta a mi cocina para calentar un poco de comida, veo que la ventana está abierta y entra el aire haciendo que mi vestido se levante.   Volteo al mesón de la cocina y me consigo a Christian tomándose mi jugo supongo que ya caliente por el tiempo que lo deje ahí fuera.

-               Siempre tuviste esta mala costumbre de servirte y jamás terminar de tomarte lo que te sirves. –Dice con una sonrisa levantándose a llevar el vaso al lavaplatos.

-               Una mala maña. –Digo- ¿Cómo entraste?

-               Bueno, -revolea los ojos- tengo llaves y estaba preocupado por ti. –Se acerca a mí y me abraza.

Dios.

Necesitaba tanto este abrazo. Desde chiquita cuando algo andaba mal solo me refugiaba en los brazos de mi hermano, el es como mi héroe, mi hogar. Cuando nos dimos cuenta que estábamos solos, que solo nos teníamos el uno al otro hicimos un pacto, sea cual sea el problema que tuviera el otro nos lo íbamos a contar porque no importara donde estuviésemos él es mi casa y yo soy su casa.

ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora