Jugar con fuego

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Deavon manejo muy rápido hasta el edificio donde vive Mery. Una vez ahí Deavon decidió quedarse y ayudarnos para que termináramos más temprano. Mi hermano no está pero un amigo de Deavon sí está de hecho creo que es uno de los de la banda. Aún no los conozco a todos, he visto a dos o tres generalmente ahora él canta solo. Igual note que cuando lo vio se sintió poco seguro. Hace más o menos diez minutos que están hablando y miran hacia nosotras, yo trato de hacerme la tonta pero realmente me da mucha intriga.

- ¿De que hablaran? –Me pregunta Ellen mientras pasa una de las luces alrededor de las escaleras de la entrada.

- No sé, pero su seriedad esta causándome problemas. –Ellen me mira fijamente sin entender– Me refiero a que no se manejar mi curiosidad.

- Capaz pasó algo entre ellos. –Ella pasa su mano por mi brazo y me sonríe– ¿Quién lo diría? Yo que siempre odie los músicos, terminaría con él del revolcón de Las Vegas.

¿Las Vegas? La miro fijamente y ella me sonríe.

- Es una larga historia. –Su sonrisa se ensancha mientras lo ve– Iré a ver si las luce funcionan.

Me les quedo viendo mientras Deavon habla cada vez más bajo, lo noto nervioso, generalmente cuando está tocándose mucho la barba es eso. ¿Qué pasará ahí? ¿Por qué su amigo me ve tanto? Deavon es un constante sube y baja de emociones, generalmente siempre estoy viviendo adrenalina pura con él. Salimos de un misterio y entramos al otro.

Señor misterioso Hunter.

- Hey, par de viejas chismosas... –Ellen los llama y ambos voltean– Dejen de cotillear y hagan algo ¿Si?

- Como ordene. –Dice el amigo de Hunter que se llama...

Maldita memoria de pez que tengo. Me dijo su nombre, ahora mismo no recuerdo pero sé que empieza con E... ¿Ernesto? ¿Evaristo? ¿Ever?

- Eric ayúdame aquí. –Dice Ellen y mi mente canta ¡Eureka!

Deavon se acerca a mí y vuelvo a pasar mi concentración a las luces, deben quedar divinas. Ojalá a Mery le guste la sorpresa, sé que será algo que le llegue, no suele gustarle los regalos pero esto es algo que teníamos que hacer sí o sí.

- ¿Te ayudo? –Pregunta Deavon.


-         ¿Terminaste de hablar con tu amigo? –Pregunto. Estoy segura de que no salió de la forma que tenía que salir, muchas veces mi tono de voz va de acuerdo con mi mente y no puedo disimularlo.

-         Sí, estaba dándome el pésame. –Dice con sequedad sacando las luces para ponerlas en el otro barandal- No nos veíamos desde entonces...

-         ¿Por qué?

Deavon se tensa y me mira con frialdad.

-         No lo sé. –Suspira- Solo perdimos contacto.

-         ¿El qué hace? Parecían muy serios hablando.

-         ¿Estabas espiándonos?

Me encojo de hombros y lo miro intentando salvar la metida de pata que acabo de cometer. Igual, tanto como espiar no, pero sí los miraba la gran mayoría del tiempo.

-         ¿No puedes dejar nunca tu curiosidad de lado? –Tensa la mandíbula y me mira tan frívolo que mi cuerpo comienza a llenarse de rabia.

No tiene por qué hablarme así. Dejo las luces a un lado y tiro de su brazo para que Ellen o Eric no puedan escucharnos.

-         ¿Qué te pasa? La única razón porque los estaba viendo es que después de verlos hablar parecías nervioso, tenso, como ahora... como cuando te conocí. Siempre escondiendo algo.

ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora