No eres tu, soy yo. Bueno, sí. Eres tú.

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Cuando despierto en la mañana tengo un fuerte dolor de cabeza que me hace no querer abrir los ojos pero cuando estiro mi mano para poder encontrar a Deavon, no lo consigo.

Automáticamente abro los ojos y no lo veo. Veo el reloj, son un poco más de las siete de la mañana. Tengo que ir a trabajar. Me estiro en la cama y salgo de ella envuelta en la ropa. Me aseguro que Deavon no este, así que camino a la cocina y no lo veo pero sí veo unas tostadas con mermeladas y zumo de naranja. Sonrío y tomo la nota que tiene a los lados.

"Supongo que en algún momento vamos a poder salir de la casa juntos, esta vez me toco emigrar de nuevo por la ventana. Gracias por otra estupenda noche. Deavon."

Le doy un mordisco a una de las tostadas, aun está caliente así que supongo que no se fue hace mucho.

Es raro, digo, jamás tuve sexo con alguien más aparte de quizás mi ex novio de la secundaria y luego Adam, recuerdo aquel chico de Las Vegas y como me hacía sentir, aunque no recuerdo plenamente lo sucedido excepto por esos raros sueños que se me han presentado, pero Deavon se aleja tanto de todo lo que ya conocía, su forma de mirarme, de seducirme, haciendo que me pida lo que me pida, lo haré. Y no sé que tan bien este eso, digo, no debería de ser así... Igual sé que solo es en ese ámbito, en el sexual.

Camino hacia el baño, me miro en el espejo, soy un desastre pero tengo la sonrisa dibujada está mañana. Cepillo mis dientes y abro el agua caliente para darme un baño. Tengo que ir a trabajar, así que por lo menos podre evitar hablar con Adam hasta la tarde.

Cuando salgo del baño, recuerdo todo el día de ayer como algo lindo. El día con Deavon, mis amigas, mi hermano sentando cabeza, puede ser algo a lo que me acostumbre con facilidad. Las cosas están tan tranquilas, tan bien, que dudo que algo pueda arruinármelo. Termino de cambiarme y planeo salir de mi casa cuando mi teléfono suena y atiendo en seguida sabiendo que Mery es quien llama.

-       Hola futura Sra. Town. –Le digo en broma y ella se ríe del otro lado del teléfono.

-       Vale, me ha atrapado, no lo digas mucho que me da jaqueca. –Me río tan fuerte que retumba por todo el pasillo.

-       ¿Aun tu fobia al compromiso?  -Pregunto tratando de no burlarme

-       Siento que si llego a pisar la iglesia, Dios solo revivirá para volver a ser crucificado.

-       Pensé que no se casarían por la iglesia. –Me río de nuevo y puedo escuchar a Christian del otro lado.- ¿Qué dice?

-       Nada, es un idiota, pero me convenció. –Vuelvo a escuchar a mi hermano pero no puedo entenderlo- Christian va a ir a tu oficina, tu jefa lo llamo. Cuidado con la... resbalosa esa. –Dice con cierto resentimiento.

Christian una vez antes de Mery tuvo algo, bueno, más que algo fue mejor dicho una noche con mi jefa. Casualidades de la vida que meses después yo tengo una entrevista de trabajo y ¡Taran! Cuando mi hermano fue por mí, supe todo. El nunca ha sido bueno para ocultarme las cosas.

-       Igual no te llamo para eso. –Dice con más seriedad.

-       ¿Qué pasa? –Cierro la puerta de mi casa con llave y me dirijo a llamar el ascensor.

-       ¿Estás con Deavon? –Revoleo los ojos y suelto un suspiro que podría llevarse las puertas del ascensor.

-       No.

-       ¿Comemos al medio día?

-       Si vas a regañarme porque él estuvo en tu cumpleaños, la idea fue de Ellen, ya sé que no te agrada, no tenemos que almorzar para que me lo digas. –Respondo y ella se ríe.

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