Entonces, ¿quién dice la verdad?

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Han pasado varios días desde la última vez que hable con alguien que implique estar involucrado con Deavon o mis amigos, familiares, lo que sea. Realmente mi rutina se ha convertido en ir y venir a casa, sentarme el sofá escuchar música y luego quedarme dormida con la botella de vino a mitad de camino. Es cierto lo que dicen que el vino te relaja.

Ayer se hizo pública las declaraciones de Adam negando todo a pesar de las fotos, la prensa no les creen y a mi ex jefa la botaron. ¿Quién lo diría? También estaba manteniendo relaciones con el dueño de la empresa. Aunque debería de sentirme bien, no lo hago, no estoy bien, no me alegra. Sí, bueno, algo de fresco me da pero no es como si eso arreglará las cosas.

Estoy buscando apartamentos, aunque hoy mi nuevo jefe quiere hablar conmigo sobre trasladarme a otra sede lejos de Nueva York, le dije que lo pensaría pero creo que lo mejor que puedo hacer ahora es conseguir un nuevo aire que respirar.

No tengo más nada que hacer aquí.

Empezar desde cero es una buena opción. Necesito un respiro de todo esto.

Manejo alrededor del Central Park en busca de encontrándome con un complejo de apartamentos nuevos. Me aseguraré no tener vecino ahí. Estacionó el auto y me bajo de él bloqueándolo. Le escribo al hombre con el que hable por teléfono para ver el apartamento, esgrande y parece lujoso, espero no tener que dar un riñón para mudarme aquí, si no me gusta... creo que lo mejor sería aceptar mi trabajo fuera de Nueva York.

Entro y me consigo con los grandes ascensores de metal, marco el piso y una llamada entra a mi celular. Después de todos estos días he estado evitando contestar llamadas sin embargo, siempre veo el remitente. La foto de Christian aparece y suelto un largo suspiro antes de atenderle, por lo menos quiero que sepa que sigo viva.

— ¡Oh Gracias a Dios!

— Estoy bien. –Le digo mientras el ascensor va por el piso 10.

— Déjame verte, te extraño. –Dice muy bajito del otro lado de la línea—Mery y Ellen están preocupadas, creo que deberías llamarlas.

— Cuando este lista lo haré. –Respondo cortante y noto como deja salir el aire que tenía retenido.

— Ellas te quieren Alice.

— Y yo a ellas. —Miró el marcador del ascensor que viene por el 5 ya. —Necesito tiempo y espacio Christian.

— Te quiero, ¿Lo sabes?

Hago silencio. Sus palabras me duelen más de lo que podía imaginar. También lo quiero, pero no sé si pueda perdonar que me hayan ocultado lo de Deavon. ¡Soy su hermana! Al parecer todos disfrutaban de verme la cara de estúpida, digan lo que me digan, es como me siento.

— Tengo que irme. –Le digo y el ascensor se abre al mismo tiempo que cuelgo.

El moreno alto de ojos claros me sonríe y yo frunzo el ceño. Sé su nombre, es amigo de Deavon, está saliendo con Ellen...¡mi memoria! El se queda mirándome y yo no puedo moverme porque esto parece una broma de mal gusto.

O quizás una mala jugada del destino.

— ¿Tú también estás buscando mudarte? –Pregunta pero no sé a qué se refiere.

— ¿Tú eres el amigo de Deavon? –Preguntó intentando saciar mi duda y el asiente.

— Eric y estoy saliendo con tu amiga Ellen.

Oh sí, lo es.

— Ya... –Mi mala memoria jamás cambiará– Ya recuerdo, no soy muy buena con la memoria. –Le digo y el sonríe haciendo espacio para que entre en el ascensor.

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