Prohibido

¿Yo cumplir ordenes?

                  

    Tengo un jodido nudo en la garganta y las manos me tiemblan. Siento todo mi cuerpo paralizado, lo único que escucho son las risas aturdidoras de mis queridas amigas que acaban de lanzarme al matadero sin previo aviso.

-              ¿Qué te vas a poner? –Pregunta Ellen una vez que deja de reírse.

-              ¡No voy a ir! – Grito alterada.

Ellen y Mery se ríen de nuevo, sin embargo cuando ven mi expresión entienden la seriedad del asunto.

-              ¿Por qué no? – Mery me observa como si fuera una completa locura que no fuera.

¡Es una locura que vaya!

-              Porque no voy a mandar seis años de relación a la mierda, por un recién conocido. –Ambas me ponen los ojos en blanco y no puedo evitar reírme, se parecen tanto.

-              ¡No me interesa tu relación! –Exclama Ellen.- ¿Te das cuenta todo lo que puedes hacer con ese hombre? –Su pregunta es como si ella conociera las capacidades sexueales de Deavon.

-              ¡No! –Revoleo los ojos- No me importa tampoco.

-              ¡Ay, por favor! –Mery camina de nuevo hacia mi rondándome en círculos- Solo escuchar su nombre te pone nerviosa, mírate, el hombre te encanta; necesitas dejar que tu cuerpo se exprese. –Utiliza las palabras de Deavon y la miro.

-              Alice, nosotras jamás haríamos o te aconsejaríamos algo que te hiciera mal.

-              Chicas, yo las entiendo, su vida se basa en esto pero yo, no sirvo para hacer estas cosas. –Ellen frunce el ceño y cruza los brazos, creo que se enojo.

-              ¿Hacer qué? ¿Divertirte? ¡Amiga, te hace falta un poco de acción en tu monótona vida! ¿Te acuerdas cuando Adam termino contigo? –Asiento irritada.

-              ¿Qué con eso? –Pregunto y Mery se une al constante recordatorio de que no me debo casar con Adam.

-              La pasamos genial en Las Vegas. –La voz de Ellen está llena de melancolía- Fue el último viaje que hicimos juntas, tu, decidiste divertirte.

-              Y terminaste en la cama de un desconocido del cual no recuerdas. –Agrega Mery.

-              Yo no me acuerdo de eso. –Gruño y ambas deciden dejar el tema.

-              Solo queremos llegar al punto en el que, si pudiste coger con ese desconocido, ¿Por qué no hacerlo con Deavon? Además, seguro la pasaras bien.

Seguramente la pasare bien... ¡Basta, Alice!

-              No importa lo que digan, no voy hacerles caso. – Miro mi reloj para buscar una excusa para irme- Es tarde, tengo que irme.

-              Huye, pero no dejaremos el tema hasta que tengas tu noche de Las Vegas en Nueva York. –Grita Ellen.

-              Si, como sea. –Revoleo los ojos y me despido de ambas con un beso.

Una vez en el auto. No puedo sacarme de la cabeza las palabras de Mery; es cierto, en Las Vegas la pase genial, es frustrante no acordarme de esa supuesta noche.

Necesito sacarme a Deavon "te haría mía" Hunter.

Le escribo a Adam y decido irme a su casa, pero decido pasar antes por la mía, creo que es momento para que decidamos hacer arreglos para la boda. Sí, eso necesito, olvidarme del Cazador.