La Ultima Carta Del Juego

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Una semana después...

Hace media hora que estoy esperando que Deavon salga de la habitación para poder terminar de arreglar mis maletas. Todas las cajas con mis cosas las terminamos anoche pero aun falta un poco de mi ropa.

Deavon se encerró en mi habitación porque según me tenía una sorpresa. Así que mientras espero, me como una galleta de avena y miro a la puerta esperando que la abra, no puedo creer que la semana pasara tan rápido.

Fue más rápido de lo que pensé.

Deavon no ha querido hablar del tema, creo que lo entiende pero solo no quiere hablarlo. Su gira comienza el lunes al igual que mi nuevo trabajo así que ¿Quién sabe? Quizás siga esperando saber de él todos los días, aunque sé que lo mejor es que no hablemos. Quiero estar bajo mi influencia, no sobre la influencia de la Alice enamorada.

El sonido de la guitarra comienza a sentirse a mí alrededor y no entiendo de donde viene, me levanto acercándome a la puerta cuando se abre repentinamente y la voz de Deavon comienza a salir de las cornetas de mi habitación.

- Tenía que hacer algo que recordaras. –Me dice mientras acerca su mano a la mía para tirar despacio de ella hasta que mi cuerpo esté lo suficientemente cerca de él.

Rodea mi cintura con una de sus manos y me está mirando fijamente, nos mesemos de lado a lado y me aferro a su hombro con mi mano derecha mientras con la otra entrelazo nuestros dedos.

- ¿Qué hacemos? –Le susurro en el oído y puedo sentir como sonríe.

- Bailamos.

Me abraza y ambos nos quedamos en silencio en el vacío de la habitación y el desastre de ropa que hay sobre la cama. Lo escucho respirar lento, como si le costara mientras su voz se me hace confusa en los parlantes de la habitación. Intento entender lo que dice entonces, él comienza a susurrarme la letra al oído.

Cierro mis ojos y comienzo a pensar que todo lo que escribió es lo que siente, la letra es simplemente hermosa. Contengo mis ganas de llorar mientras avanzamos por toda la habitación. Hundo mi cuello en su pecho y absorbo su perfume.

Sí que lo voy a extrañar.

- Que el mundo girara y nosotros creceremos... -Me sostiene con más fuerza y solo habla la ultima parte haciendo que el aire abandone mi cuerpo.- Aprenderemos como ser incompletos.

Nos mesemos de un lado al otro, al ritmo despacio de la guitarra y de su voz de estudio. Esto aquí y ahora es donde aterrizaremos... Entonces su voz comienza acariciar mi oído de nuevo.

- Todo lo que quiero es mantenernos, quedarme aquí contigo. –Susurra con dificultad.

Sus palabras son mi detonante. Las lagrimas que había evitado botar desde el momento que decidí irme estaban desatadas cual tormenta pero en mis ojos. Suelto su mano para abrazarlo aun más y escucho como toma una bocanada de aire muy fuerte, como sí a él también le costara respirar y estuviese luchando contra su propia tormenta.

Su voz deja de sonar en el parlante y nosotros nos dejamos de mover. Solo estamos ahí, abrazados. Siendo él uno para él otro.

El amor sí que es raro.

Seco mis lágrimas con su camisa y aparto de su cuello solo para poder ver a sus hermosos ojos, de nuevo están grises. Está tratando de evitar llorar, lo sé porque cuando hablamos de su mamá es la misma mirada, él mismo color. Subo mis manos desde sus hombros hasta su barbilla y lo beso esperando que me responda pero le cuesta. Entonces, separa sus labios de los míos y me besa cada uno de mis ojos, insisto en el beso, así que sostengo sus mejillas con firmeza y vuelvo a besarlo.

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