¿Qué debo hacer?

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Estoy acostada con mi pierna enrollada en Deavon y en las sabanas. Lo escucho respirar, está lleno de paz. Algo increíble considerando que parece que nunca se le agotan las baterías, él duerme sereno y yo lo veo, me parece increíble. Su torso descubierto me hace querer volver a tocarlo.

Una vez que entramos aquí se me olvido cualquier remordimiento, ¿Y cómo acordarme? Tenía sus manos por todos lados invadiéndome de nuevo y yo permitiéndoselo muy a mí voluntad porque el estar con él es algo... increíble. Entonces, me deja aquí en la cama después de haber recorrido cada rincón de mi departamento, pensativa.

Parece que los únicos momentos en los que no pienso con claridad es cuando él esta mirándome, sonriéndome, haciéndome sentir bien... a pesar de que todo esto este mal. Le hago pequeñas y delicadas caricias en el pecho mientras lo veo dormir, la luz de afuera nos alumbra un poco, miro el piso... no hay ni rostro de nuestra ropa porque se encuentra en el salón y en la cocina, baño y el pasillo de camino hacia acá. Recordarlo me hace sonreír.

***

-               Deavon... -Mis manos toman su rostro separándolo de mi boca. –Basta. –Digo jadeante y con los ojos cerrados. El besa salvajemente mi cuello haciéndome estremecer. – Detente.

-               ¿Por qué debería de detenerme? –Replica jadeante.- Si tu cuerpo me responde perfectamente.

Su mirada es un torbellino ahora mismo, intenso, peligroso, increíblemente sexy. De un tirón vuelvo a estar pegada  a su cuerpo mientras su boca se vuelve a conseguir con la mía. Me vuelve a desvestir pero esta vez lentamente, con delicadeza, queriendo disfrutar de cada roce que tiene contra mi piel.

-               Quiero.tenerte.aquí. –Dice pausado mientras aun no nos separamos de la puerta.- Y en todas partes de tu casa. –Susurra en mi oído haciendo que me encienda.

Esta vez lo beso yo, sostengo su rostro con mis manos y mi lengua explora su boca una vez más, es su mejor expedición. Desde el fondo de la garganta de Deavon se escucha pequeños gruñidos que llegan directamente a mí entrepierna. Me ala hacía él una vez más y me deposita con suma tranquilidad sobre el blanco sofá. Se coloca encima de mí depositando un beso más en mi boca y rápido se saca por encima de su cabeza dejándola caer al suelo. Sus movimientos agiles, sus manos rodean ambos senos apretándolos mientras besa el centro de mi pecho. Hago un esfuerzo sobre humano para no gritar en el momento que su mano se cuela por mi jean y mis bragas masajeando lentamente mi entrada, su boca esta por mi obligos, lamiendo, chupando y rozando sus dientes contra mi piel, el calor aumenta en el lugar. Mis manos se aferran al mueble cuando siento que baja y baja y baja hasta llegar a mi jeans para quitarlos. Se levanta para halarlo desde abajo, puedo verlo por la pequeña luz que entra por la ventana, me mira con devoción una vez que estoy desnuda frente a él nuevamente. Muerdo mi labio inferior y cierro los ojos cuando su cuerpo choca contra el mío. Tira del lóbulo de mi oreja y suelto un gemido, sus jadeos se hacían más potentes al igual que el movimiento de sus dedos, mis caderas se movían al unísono, introduce un dedo dentro de mí, mi cuerpo se arquea en su encuentro.

Oh dios.

-               Ah. –Jadeo y él se muerde el labio observándome.

Sus dedos entran y salen de mí, yo no puedo quedarme quieta. La sensación esta por todo mi cuerpo, el roce de sus manos, sus besos por todas partes, cierro los ojos y presiento que voy a llegar al orgasmo rápidamente. Vuelve a tirar del lóbulo de mi oreja con sus dientes, su respiración en mi cuello y su lengua rozando mi piel es el detonante de mi cuerpo cuando traza sus últimos movimientos, susurra con la voz entrecortada: - Eres mía. – Exploto y antes de que pueda decir algo su boca se consigue con la mía una vez más.

ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora