Atrapada

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Han pasado treinta minutos y aun no viene nadie a sacarnos de aquí. Mi celular no tiene señal y Deavon está del otro lado del ascensor sentado frente a mí sin mirarme, de hecho creo que esta respirando con dificultad, ¿Sera claustrofóbico? No creo.  Tampoco le voy a preguntar, no hasta que deje de sentirme intimidada por él, a menos que lo vea en un estado crítico.

-        ¡Ayuda! –Digo sin fuerza y veo que una sonrisa se dibuja en su rostro, este hombre es realmente raro.

-        Así jamás te van a escuchar. – Su crítica me molesta.

-        No te veo haciendo nada más útil a ti. – Replico y veo que su postura cambia, me mira con esos perfectos ojos azules con la pupila dilatada.

Me tomo un momento y creí haberle visto los ojos verdes la primera vez.

-        Alice, nadie nos escucha. – Parece enojado.

-        ¿Cómo lo sabes? Vive un montón de gente en este edificio.

-        Si y una de las razones por la que decidí mudarme aquí es porque las paredes son acústicas exactamente para una banda, aunque parece que las de tu casa no. –Se que está reclamando por la de esta mañana, se hace una V en su entrecejo y aparto la mirada- Los ascensores están hechos para que nadie escuche, por eso no me molesto en gritar o golpear, tampoco hay señal así que ¿Te puedes callar?

¿¡Que!?

-        A ver...-Intento controlar mis impulsos-  primero, no me callo nada, lo de tu casa, sabes muy bien que estaban haciendo ruido y segundo ¿Cuál es tu problema? Estoy intentando buscarle una solución a todo esto.

-        Gritar no es la solución. –Revolea los ojos y cruza los brazos a la altura de su pecho.

¡Es que lo mato!

-        Créeme que alguien tiene que escuchar, en este edificio como en todos, siempre hay alguien sin vida que está pendiente de la de los demás.

-        Créeme cuando te digo, nadie nos va a escuchar porque el metal es grueso, -Choca su nudillo con la pared de metal- son acústicos, precisamente para evitar sonidos.

-        No voy a seguir discutiendo contigo. –Esta es mi última palabra y volteo de nuevo evitando cualquier tipo de contacto visual con él.

-        Linda,  nadie está discutiendo. –Dice en un tono desafiante.

Revoleo los ojos y lo ignoro. ¡No puede ser que este aquí atrapada con él! Quiero morirme, es como si estuviera persiguiéndome, ni a mi novio lo veo tanto en un día. Siento su mirada sobre mí y un hormigueo  extraño recorre todo mi cuerpo, él en serio me atrae.

         Lo miro por el rabillo del ojo, me sorprende lo sexy que es. He visto hombres sexys, guapos, pero él es otro nivel, no entra en la categoría de sexy exactamente es como sexy plus nunca me llamaron la atención los tipos con tatuaje, pero los de él me llaman a un punto de querer tocarlos, quiero pasar mis dedos por sus brazos. Sus hombros anchos y tonificados, sus piernas y su rostro perfectamente esculpido, esa manera en la que sonríe y se le hace un hoyuelo en su mejilla derecha que lo hace ver aun más atractivo.  Sacudo la cabeza y aparto la mirada de él. Mi vestido está roto, pague mucho por él, aunque lo que más me molesta de esta situación es que esta roto y se me ve el encaje de mis bragas que realmente le llama la atención a él.

         Desde que estamos aquí lo único que hace es mirarme las piernas, siento que él también está pensando en pasar sus dedos por mi piel. Comienza a ser calor y de repente el poco ruido que había en aquella cabina desaparece, ambos miramos al techo del ascensor casi al mismo tiempo y nos dimos cuenta que el aire del ascensor acaba de fallecer.

ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora