XXIII

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A Hannah siempre le había parecido tonto cuando las chicas lloraban por un chico. Aún más cuando no tenían que rendirse cuentas pues no eran nada. Por eso no sabía por qué tenía tantas ganas de llorar en esos momentos. Se sentía traicionada por Lydia y Stiles. Y aún más, sentía una opresión en el pecho y unas nauseas que no podía controlar.

Lo peor, es que los podía ver. Podía ver a Lydia y a Stiles juntos. Sabía gracias a Scott que Stiles estuvo fascinado con Lydia durante toda su vida, y ahora ella lo había besado. Era lógico que debieran de estar juntos. Lydia no tenía problemas ni un montón de carga sobre ella, Lydia no tenía un ex maniático persiguiéndola y Lydia podía expresar sus emociones con total facilidad. Y era bonita, de ese tipo de chicas que nunca tienen ni un cabello desarreglado, siempre perfectas. Hannah no era así, a Hannah no le importaba si no se cepillaba el cabello por las mañanas y nunca traía maquillaje. Hannah era un desastre y Lydia no.

Y si solo considerara a Stiles como un amigo, se hubiera sentido feliz por él. Lamentablemente, ese no era el caso. Aunque nunca lo admitiera en voz alta, sentía algo por el chico, y no había vuelta atrás con ese sentimiento, aunque Hannah supiera que era imposible que Stiles sintiera algo por ella. Tal vez el chico se sintiera atraído hacia ella, le había dicho anteriormente que era bonita, pero eso no significaba que sintiera siquiera la décima parte de lo que Hannah sentía por él.

Sintiendo como si estuviera interrumpiendo una escena intima, salió de ahí caminando. Ni Lydia ni Stiles voltearon a verla.


Hannah se encerró en los baños de chicas del primer piso para controlar su respiración. Estaba al borde de llanto y no se permitiría llorar por algo tan estúpido. Su primera reacción fue contarle a alguien, e inmediatamente supo a quién. Sacó su celular y esperó a que sonara, pero fue directo a buzón.

"Hola, soy Liza. Déjame tu mensaje después del tono"; sonó el tono y Hannah empezó a hablar, tomando aire.

-Hola, Liza. Soy yo, Hannieh. Hace mucho que no hablo contigo, yo... perdón, simplemente no quería llorar, lo cual fue una mala idea porque te estoy llamando para no llorar, qué ilógico. Necesito contarle esto a alguien y tú eres mi mejor amiga, Liza. ¿Recuerdas cuando tenías 13 años y estabas obsesionada con Brad Tanner, y lo viste besándose con Jane Lee y llegaste a casa llorando? Te dije que era un chico solamente y que Jane era una perra. Bueno, pues estoy pasando por lo mismo. Solo que Stiles no es solo un chico y Lydia es lo más cercano que he tenido jamás de tener a una amiga que no seas tú. Y ahora debo de salir y concentrarme y eliminar todos los sentimientos que tengo dentro y no puedo, Liza. No puedo. Y te extraño horrores y me gustaría que estuvieras aquí –la voz de Hannah se rompió, sonaron tres tonos advirtiendo que el tiempo de buzón de voz se había acabado –Te quiero, hermanita.

Hannah se paró rectamente, se lavó la cara para eliminar cualquier rastro que evidenciara que había estado a punto de llorar y después se miró al espejo, se arregló el cabello y después de practicar su porte frente al espejo, salió del baño. Con la cabeza en alto y bien fría.

Stiles y Lydia habían ido a ver Morrell, pero no estaba. Estaba desaparecida. Y en su despacho habían encontrado un montón de dibujos hechos por Lydia, todos de exactamente el mismo árbol.

-Es el Nemeton –dijo Hannah secamente atrás de ellos, haciéndolos saltar de sorpresa.

-¿Dónde estabas? –preguntó Lydia.

-Tenía cosas que hacer –dijo Hannah, despreocupadamente y encogiéndose de hombros, antes de añadir: -tampoco es como si se hubieran dado cuenta de mi salida, de todos modos.

Un silencio incómodo los embargó ante las palabras frías de Hannah. Al instante, Lydia y Stiles supieron que estaba molesta, aunque ninguno sabía el por qué.

Running /Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora